Un hospital de San Antonio, Texas, permitió que un veterano de guerra cumpliera su inusual último deseo antes de morir: salir a despedirse de sus caballos.

En los últimos momentos de su vida, lo que más quería Roberto González, un veterano de la guerra de Vietnam de 71 años, era volver a ver a sus caballos Sugar y Ringo.

Para cumplir con su deseo, su esposa, Rosario González, y el personal del Sistema de Cuidados de Salud de Veteranos en el Sur de Texas decidieron organizar el reencuentro y con ayuda de los médicos del hospital militar el paciente salió de su habitación y desde su camilla pudo saludar a sus dos corceles.

"Fue algo muy conmovedor, nunca lo habíamos visto antes y definitivamente darle esos momentos a un paciente es algo invaluable", manifestó hoy a Efe Guadalupe Hernández, portavoz del centro médico especializado en atención a veteranos de guerra.

"Cuando sabemos que están al final de la vida, tratamos de que estén lo más cómodos posible", agregó.

Hernández confesó que algunos enfermos piden ver a sus mascotas como gatos o perros, pero nunca se había dado un momento tan emotivo como éste.

"El señor González estaba consciente de que los caballos estaban allí y abrió los ojos mientras le besaban la cara", relató el funcionario.

El encuentro ocurrió la tarde del 21 de mayo y dos días después Roberto González falleció de una complicación hepática.

"Agradecemos al Sistema de Cuidado de Salud de Veteranos del Sur de Texas por permitir que el señor González pudiera ver a sus queridos caballos por una última vez", manifestó su familia en un comunicado al cual tuvo acceso Efe.

"Estamos agradecidos por el amor, efusión, apoyo y oraciones de todo el mundo durante este tiempo difícil", agrega la nota.

González, quien estaba paralizado, llegó al hospital militar en 1974 como uno de sus primeros pacientes, ya que recién lo habían inaugurado.

Durante una revisión médica en ese centro de salud, descubrieron que había desarrollado problemas hepáticos y sus riñones estaban empezando a cerrarse.

A pesar de su discapacidad, el veterano no renunció a montar y durante años trabajó entrenando caballos y sementales de carreras en todo el estado de Texas.

"Mi marido era uno de los únicos entrenadores discapacitados de caballos con licencia para domarlos en Texas, y logramos cumplir su último deseo", declaró Rosario González al canal News4 de San Antonio, horas antes de que su esposo falleciera.

Según la página digital del New York Post, el día del encuentro con los caballos también era una fecha importante en la vida de González porque coincide con el 21 de mayo de 1970, fecha en la que recibió un disparo en la espalda que lo dejó paralizado durante un enfrentamiento en la guerra de Vietnam.

Tras este emotivo pero doloroso episodio en su vida, la familia González vive ahora su momento de duelo en completa privacidad.