San Francisco.- La siempre sombría prisión de Alcatraz, en la bahía de San Francisco, vivió hoy una de sus jornadas más peculiares en tiempos recientes con la inauguración, en ausencia, de la última exposición del artista y activista chino Ai Weiwei, centrada en la libertad y los Derechos Humanos.

@Large, como ha sido bautizada la exhibición, recupera elementos de la tradición china como las flores de porcelana o las cometas en forma de dragón, que Weiwei dispone concienzudamente en las inhóspitas salas de la antigua prisión de máxima seguridad para crear siete instalaciones, todas ellas cargadas de simbolismo.

"Este proyecto abarca temas como los Derechos Humanos, la libertad de expresión, las responsabilidades individuales y el papel de la comunicación para crear una sociedad justa", explicó la curadora de la exhibición, Cheryl Haines, para quien el hecho de que sea precisamente una de las prisiones más famosas del mundo la que acoja esta muestra tiene una profunda carga añadida.

Durante casi treinta años, el islote de Alcatraz albergó una de las prisiones de máxima seguridad de Estados Unidos, donde cumplieron condena presos tan famosos como el mafioso Al Capone o Robert Stroud, más conocido como "el pajarero de Alcatraz" y autor de dos asesinatos.


Después de cerrar en 1963 a causa del elevado coste que suponía mantener una prisión de máxima seguridad en una isla, Alcatraz vivió unos años de abandono tras los que se instalaron en ella un grupo de 400 nativos americanos y la convirtieron en un símbolo de la lucha por la defensa de los derechos de su comunidad.

"Actualmente, Alcatraz recibe 1,5 millones de visitantes al año, lo que supone casi 5 mil personas al día, que durante los próximos siete meses podrán disfrutar del metafórico arte de Ai Weiwei", apuntó Haines.

Nada más llegar a la isla, un gran dragón de tela recibe a los visitantes colgado del techo de lo que antaño fue una sala usada para que los presos realizasen trabajos, una clara recurrencia de Weiwei a la tradición clásica china, pero que incorpora un elemento de crítica: en las distintas cometas que conforman el dragón pueden leerse consignas a favor de la libertad.

Mensajes como "Nuestra marcha hacia la libertad es irreversible", frase célebre de Nelson Mandela, o "La privacidad es una parte de la libertad", pronunciada por el exanalista de la inteligencia estadounidense Edward Snowden, se introducen en el antiguo símbolo del poder imperial chino que el artista recupera para reivindicar que "todo el mundo tiene su propio poder, la libertad individual".

Con la vista todavía dirigida al techo para contemplar el dragón, el visitante debe bajar la cabeza hacia el suelo al entrar en la sala contigua, donde seis grandes placas construidas con 1,2 millones de bloques de LEGO retratan los rostros de más de 175 prisioneros políticos o activistas por los derechos humanos de todo el mundo, desde Chelsea Manning y Martin Luther King Jr. hasta el disidente cubano Iván Fernández Depestre.

En el resto de instalaciones, los viejos inodoros, bañeras y lavatorios del hospital de la cárcel han sido cubiertos por Ai Weiwei de multitud de flores blancas de porcelana china, mientras que en la galería de tiro se ha instalado una gigantesca ala de ave de más de cinco toneladas hecha con paneles reflectantes de hornos solares usados en el Tíbet.

"El artista ha creado las siete instalaciones nuevas para este proyecto pese a no haber estado nunca aquí. Está en China, de donde no puede salir porque se le ha retirado el pasaporte, pero sus conocimientos sobre arquitectura y su asombrosa habilidad para interpretar los entornos le han permitido, con nuestra ayuda, crear trabajos increíbles", indicó la curadora de la exposición.

La exhibición de Ai Weiwei en Alcatraz podrá visitarse hasta el 26 de abril de 2015 y es de libre acceso para todos los visitantes de la isla, sin coste adicional al del billete necesario para poder llegar al islote más popular de la bahía de San Francisco.