FALLBROOK, California— Las comunidades de jubilados construidas junto a campos de golf, cuadras de caballos de carreras y otros sitios usualmente serenos quedaron envueltos por las llamas luego de que la zona de San Diego se volvió el frente más reciente en la lucha contra los incendios forestales de California. Unos 25 caballos de carrera murieron luego de que el fuego quemó sus establos.

El incendio estalló el jueves en medio de condiciones secas y vientos calientes en toda la región, que aunque serían extremas para cualquier estación son especialmente impresionantes cuando faltan solo dos semanas para el inicio del invierno.

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El fuego se extendió rápidamente el jueves al norte de San Diego, donde destruyó decenas de casas rodantes en una comunidad de jubilados y mató a varios caballos de carreras.

El fuego se expandió a 10 kilómetros cuadrados (4 millas cuadradas) en cuestión de horas y arrasó con la comunidad de Rancho Monserate Country Club, en la pequeña ciudad de Fallbrook, conocida por sus huertos de aguacate y sus haciendas de caballos. Al menos dos personas sufrieron quemaduras y fueron hospitalizadas.

El fuego se propagó mientras los bomberos intentaban contener el mayor incendio en el estado, que ardía cerca de Ventura — a 209 kilómetros (130 millas) al norte —, destruyó 430 inmuebles y abarca 466 kilómetros cuadrados (180 millas cuadradas). Las cuadrillas de bomberos también combatían llamas alrededor de Los Ángeles, pero progresaron lo suficiente para levantar la mayoría de las órdenes de evacuación.

Al igual que con otros incendios que se originaron esta semana, Fallbrook ya conoce los estragos del fuego. Hace 10 años, mientras incendios otoñales arrasaban el sur de California, se registró uno en Fallbrook que lesionó a cinco personas, destruyó 206 viviendas y consumió 36 kilómetros cuadrados (14 millas cuadradas) de terreno.

El incendio del jueves provocó el cierre de la autopista estatal 76 en ambas direcciones y obligó a evacuar la zona cercana a la Base del Cuerpo de la Infantería de Marina Camp Pendleton. Se instalaron albergues para los desplazados dentro de escuelas y casinos.

Jim Peratt estaba en un viaje de negocios en Las Vegas cuando recibió la llamada de su esposa, quien le informó que estaba por evacuar su propiedad, junto con sus dos caballos, en Bonsall, una comunidad de unos 4.000 habitantes entre las ondulantes colinas de la región rural del condado de San Diego.

“Solo veía humo y llamas a su alrededor”, dijo Peratt. “Rezo porque cuando regrese aún tenga mi casa. Solo espero noticias”.

La agencia local de asuntos hípicos informó que aproximadamente 25 caballos de carrera murieron cuando un incendio alcanzó las granjas de un centro de entrenamiento en el condado San Diego. Se desconocía la suerte de varios otros caballos de granjas aledañas.

Casi 500 caballos estaban en los establos en el centro de entrenamiento San Luis Rey Downs en Bonsall cuando estalló el incendio el jueves, y cuidadores locales arriesgaron sus vidas para abrirles las compuertas a los animales y guiarlos a zonas seguras, dijo la agencia.

Caballos valorados en cientos de miles de dólares, que usualmente son trasladados cuidadosamente de un lugar a otro, fueron simplemente soltados y acicateados a correr por sus vidas a medida que las llamas consumían loas estructuras.

Mac McBride, quien ayudaba a los entrenadores del lugar, dijo que “estalló el caos total cuando varios cientos de los caballos fueron soltados”.

El entrenador Scott Hansen sabe que murieron algunos de sus 30 caballos que tenía en el lugar.

“No sé cuántos viven y cuántos están muertos”, dijo. “Supongo que me enteraré en la mañana”.

McBride dijo que la mayoría de los caballos se salvaron y eran remolcados a otra instalación, Del Mar Fairgrounds.

Algunos rancheros publicaron en Twitter llamados urgentes para ayudar a movilizar a sus caballos, incluyendo en Rawhide Ranch, un conocido campo hípico para niños y adolescentes.

El incendio, y uno de menor tamaño a 19 kilómetros (12 millas) al norte de la ciudad de Murrieta, se originaron un día después de que las autoridades estatales enviaron por primera vez una alerta a teléfonos celulares de siete condados de la región, para advertir que los fuertes vientos de Santa Ana podrían causar peligro extremo de incendios.