La experiencia más reciente de Ohio en ejecutar a un reo provoca nuevas interrogantes sobre la capacidad de los estados de implementarlas de manera constitucional.

Dennis McGuire demoró 26 minutos en morir en medio de jadeos el jueves después que le administraron las sustancias químicas establecidas en el protocolo, la ejecución más prolongada de las 53 realizadas en Ohio desde que se reanudó la pena de muerte en ese estado hace 15 años, según un análisis de The Associated Press.

Los hijos adultos de McGuire dijeron que fue una tortura, y el hijo del reo, también llamado Dennis, expresó: "Nadie merece pasar por eso".

No está claro si McGuire sintió algún dolor. Su muerte —primero quedó inconsciente, seguido por un largo período de aparentes problemas para respirar— fue exactamente como pronosticó un experto estatal.

La interrogante puede centrarse en la tolerancia de los estados a un método constitucional de ejecución que es difícil de observar, dijo Doug Berman, profesor de Derecho de la Universidad Estatal de Ohio y experto en la pena de muerte.

"Lo que se ha descubierto es que Ohio usa un método que funciona, pero la imagen es horripilante", dijo Berman. "No sabemos si en realidad fue horripilante, sólo sabemos que pareció así".

Los estados están en una situación compleja por dos razones principales: compañías europeas han cortado el suministro de ciertas sustancias que se usan en las ejecuciones debido a la oposición en otros países. Y los estados sencillamente no pueden cambiar a otras sustancias sin provocar impugnaciones jurídicas de los abogados defensores.

"No se puede decir con mucha frecuencia que van a probar un nuevo método, porque eso genera mucho escepticismo", dijo Deborah Denno, profesora de Derecho dela Universidad Fordham y experta en ejecuciones por inyección letal.

Y agregó: "En el caso de las inyecciones letales hemos visto un punto muerto que es algo nuevo".

A la luz de lo sucedido en Ohio "los estados tendrán ahora más responsabilidad de mostrar que usan métodos adecuados", dijo Richard Dieter, director ejecutivo del Centro de Información sobre la Pena de Muerte, que no tiene una postura oficial sobre la pena capital.

El sistema de prisiones de Ohio está estudiando lo sucedido en la ejecución y declinó comentar sobre el tiempo tomó matar McGuire con una combinación de dos medicamentos que nunca se había usado antes en Estados Unidos. A McGuire, de 53 años, le administraron un sedante y un analgésico.

La mayoría de los ejecutados en Ohio en los últimos 15 años demoraron 15 minutos o menos en morir, muestran las cifras oficiales. En años recientes el estado usó una combinación de tres sustancias y muchos reos fallecieron en menos de 10 minutos, según los registros.

McGuire, quien fue sentenciado a muerte en 1989 por violar y matar a puñaladas a una recién casada que estaba encinta, parecía estar inconsciente pero jadeó repetidas veces en la camilla.

Para eliminar las impugnaciones sobre bases constitucionales sobre la posibilidad de que un reo sufra demasiado dolor con el uso de la combinación de los tres medicamentos, los estados, comenzando con Ohio, cambiaron a una dosis de una sedante fuerte, tiopentato de sodio. Incluso los que se opone concordaron en que no causa dolor.

Pero el tiopentato de sodio quedó eliminado cuando la compañía Hospira, de Illinois, dijo que no podía prometer a las autoridades italianas, donde se fabricaría la droga, que no se usaría en ejecuciones.

La siguiente opción, el fenobarbital, corrió la misma suerte cuando su fabricante, una empresa danesa, también prohibió su uso en ejecuciones, y una compañía norteamericana que heredó los derechos sobre la sustancia aceptó mantener la restricción.

Hubo un momento en que Missouri propuso usar el propofol, un poderoso anestésico que se usa en las salas de operaciones y tristemente célebre por haber causado la muerte de Michael Jackson en una sobredosis.

Pero el gobernador de Missouri se echó atrás por temor a que la Unión Europea, que se opone a la pena de muerte, prohibiera la exportación a Estados Unidos causara una escasez nacional del medicamento.

Compañías de la India e Israel han establecido prohibiciones similares a sus drogas.

Como resultado, los estados se verán bajo una fuerte presión para encontrar otras fuentes nuevas de fenobarbital, dijo Dieter.

Una de esas fuentes pudieran ser farmacias que producen medicamentos especiales.

Pero las preocupaciones sobre este tipo de farmacias se dispararon en 2012 después de que unas inyecciones contra el dolor preparadas por una instalación en Massachusetts y que estaban contaminadas provocaron un brote de meningitis que dejó 64 muertos.

Hay varios analgésicos, sedantes y neuroparalizantes que pueden matar si se administran en dosis elevadas. Pero cambiar a una de esas opciones pudiera significar una larga y complicada espera burocrática y legislativa.

Y cualquier cambio seguramente provocará impugnaciones jurídicas sobre la efectividad de la sustancia y el riesgo de dolor, lo que infringe la prohibición constitucional sobre los castigos crueles.

Es casi seguro que ciertos abogados usarán la ejecución de McGuire para impugnar el plan de Ohio de ejecutar a un asesinado de Cleveland en marzo.