Un juez federal de Chicago anuló hoy el veredicto de un jurado que declaró inocentes a dos policías hispanos que mataron a un afroamericano en 2011 y ordenó un nuevo juicio al considerar que la defensa ocultó una evidencia vital para el caso.

En un dictamen de 72 páginas, el magistrado Edmond Chang consideró que los abogados de los agentes Gidardo Sierra y Raúl Masquerano cometieron mala praxis al "ocultar información intencionalmente".

La familia de Darius Pinex demandó a la Municipalidad de Chicago y a los policías que lo mataron el 7 de enero de 2011, cuando dispararon contra su automóvil en el vecindario afroamericano de Englewood, al sur de la ciudad.

Los abogados de la familia afirman que los agentes dispararon "sin ninguna razón".

Los agentes argumentaron que un vehículo similar fue perseguido horas antes en otro distrito, y que según un mensaje radial que recibieron, su ocupante habría estado involucrado en un tiroteo, estaba armado y era peligroso.

Durante el juicio, los abogados defensores de los policías afirmaron que el mensaje en cuestión no fue grabado por el Centro de Emergencias 911, pero luego se descubrió que existía y se lo habían ocultado a los demandantes.

El juez Chang escribió en su dictamen que la grabación del mensaje policial "no mencionó que el vehículo estuviera requerido por otro tiroteo o que su conductor estuviera armado", aunque sí lo describió como un modelo similar al que conducía Pinex.

Chang concluyó que el primer juicio, donde el jurado declaró inocentes a los policías, fue "injusto" porque los demandantes carecieron de todas las evidencias para preparar el caso, y dispuso que sea repetido.

El Departamento de Policía de Chicago es investigado actualmente por el Departamento de Justicia, ante denuncias de abusos contra los derechos civiles de las minorías en la ciudad.

El caso más reciente y notorio fue el del oficial Jason Van Dyke, procesado por homicidio agravado, por haber realizado 16 disparos contra un adolescente afroamericano en 2014, que blandía un cuchillo pero no ofrecía peligro aparente.

La grabación del incidente, realizado por una cámara policial, fue divulgada un año después y provocó protestas contra el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, y la procuradora del condado Cook, Anita Álvarez, por una supuesta complicidad para encubrir lo ocurrido.