Los Ángeles.- Durante años, los inmigrantes con una orden de deportación pendiente podían quedarse temporalmente en Estados Unidos si se presentaban para controles regulares ante agentes federales y no se metían en problemas. Tras una breve reunión, normalmente les decían que regresasen meses después para repetir el proceso.

Ahora, en casos registrados desde Michigan a California, a muchos de ellos se les dice que su tiempo en el país terminó.

Los migrantes con órdenes de deportación pendientes a quienes el anterior gobierno anterior les permitía quedarse en EEUU, se han convertido en objetivo de las nuevas políticas migratorias del presidente Donald Trump y algunos son arrestados durante los controles con los agentes. Estas prácticas desanimaron a personas con familia y produjeron escalofríos entre las comunidades de migrantes.

En otros casos, los afectados recibieron brazaletes de geolocalización para el tobillo. Otros quedaron libres como ocurría durante los gobiernos de Barack Obama por lo que según los abogados especializados en inmigración son una serie de decisiones aleatorias basadas más en el espacio disponible para las detenciones que en la seguridad pública.

"En todas partes, la gente que va a los controles está absolutamente horrorizada", dijo Stacy Tolchin, una abogada de inmigración de Los Ángeles.

Los agentes siguen considerando las peticiones para demorar las deportaciones en los controles regulares con migrantes, por ejemplo, si alguien padece una enfermedad, dijo David Marin, que supervisa las operaciones de aplicación y deportación en la agencia migratoria federal en Los Ángeles. Pero las decisiones se toman en función de cada caso, y se están intensificando los esfuerzos para conseguir documentos de viaje de países extranjeros para enviar a la gente de regreso a casa.

"Ellos siguen teniendo la capacidad de solicitar un aplazamiento, pero lo estamos viendo desde un punto de vista diferente”, destacó Marin. "Esto tiene que acabar".

El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés) dice que está siguiendo los casos de casi 970.000 inmigrantes con órdenes de deportación en contra. La mayoría, el 82%, no tienen antecedentes penales, agregó la agencia, que declinó reportar a cuántos se les pide que se presenten ante agentes, cuántos reciben brazaletes electrónicos o cuántos terminan arrestados.

Trump impulsó las detenciones por motivos migratorios hasta el 38% en el arranque de su gobierno, pero las deportaciones cayeron con respecto al año anterior mientras se ralentiza la actividad en la frontera entre Estados Unidos y México.

Para las autoridades dispuestas a mostrar una reactivación en la aplicación de las normas de inmigración, las personas con órdenes de deportación pendientes son un blanco fácil. Pueden ser expulsados del país más rápidamente de que los recién detenidos, cuyos casos pueden prolongarse durante años en los tribunales a través de apelaciones.

En Michigan, José Luis Sánchez-Ronquillo se presentó ante las autoridades durante más de cuatro años antes de ser detenido en un control en abril y ser enviado a un centro de detención de Louisiana. La policía descubrió la situación del hombre, de 36 años y padre de dos hijos, durante una parada de tránsito. En 2012 perdió su caso pero se le permitió seguir en el país, explicó su abogada, Shanta Driver.

En Virginia, César Lara, de 33 años, fue arrestado en mayo tras haber vivido en Estados Unidos durante una década. Este mexicano, que se dedica a pintar casas, recibió una orden de deportación tras haber sido detenido en 2012, cuando agentes le impidieron cortar leña de un monte, según su madre, María De Lara.

"(Trump) dijo que solo iban a deportar a delincuentes y malas personas, y mi hijo no es un delincuente", señaló. "Está trabajando para la comunidad”.

Es difícil saber cuántos inmigrantes con órdenes de deportación pendientes están siendo detenidos. En Atlanta, el abogado Charles Kuck explicó que uno de sus cinco clientes que tienen visitas programadas a las autoridades fue arrestado desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, algo que apenas ocurría con su antecesor.

Abogados especializados en inmigración dijeron a sus clientes que deben asistir a los controles requeridos, y los inmigrantes suelen hacerlo, con la esperanza de poder quedarse en el país y evitar la posibilidad de que sus agentes aparezcan en sus casas.