Tucson.- Daniel Hernández, el hispano calificado como un "héroe" por salvar la vida de la excongresista Gabrielle Giffords en el tiroteo de Tucson del 8 de enero de 2011, trabaja para reformar leyes a nivel federal y estatal que endurezcan los requisitos para la venta de armas de fuego.

Al cumplirse el tercer aniversario del tiroteo que se cobró la vida de seis personas y dejó otras trece heridas, entre ellas Giffords, Hernández está enfrascado en una batalla para evitar que personas con registro criminal o con problemas mentales tengan acceso a armas de fuego.

"El trabajo no ha sido fácil, desafortunadamente no hemos visto un cambio a nivel federal, pero a nivel estatal se están logrando reformas", aseguró Hernández en entrevista con Efe.

El ahora activista indicó que al menos 16 estados han mejorado y aprobado regulaciones que dificultan que personas con desequilibrios mentales tengan un acceso "fácil" a las armas de fuego.

"La meta es que algún día tengamos un cambio a nivel federal, pero ahorita estamos contentos con los logros en estados como Colorado y Connecticut", dijo Hernández.

En ambos estados se aprobaron cambios sobre los cargadores de las armas de fuego, limitando a quince el número de balas que pueden tener cada uno de ellos.

"Esto no suena a mucho, pero durante un ataque puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, como paso aquí en Tucson", explicó el joven hispano, de 23 años.

El 8 de enero de 2011 Jared Lee Joughner disparó en contra de Giffords y las personas que se encontraban presentes en un centro comercial de Tucson (Arizona).

En su ataque, Joughner tuvo que detenerse cuando se le acabaron las balas de su pistola y, cuando intentó cambiar el cargador, uno de los presentes aprovechó para lanzarse sobre él y desarmarlo.

En el ataque murieron seis personas, entre ellas la niña de 9 años Christina Taylor Green y el juez federal John Roll.

Momentos después del tiroteo, Hernández, quién en ese entonces colaboraba en la oficina de Giffords, corrió hacia la congresista y le brindó los primeros auxilios.

La rápida respuesta del joven hispano salvó la vida de Giffords, por lo que fue reconocido inclusive por el presidente, Barack Obama, por sus acciones.

"No fui ni soy un héroe", aseguró Hernández.

Para el joven hispano, quien actualmente es miembro de la junta directiva del Distrito Escolar Sunnyside, en Tucson, este ataque sirvió para despertar conciencia sobre las consecuencias nefastas que pueden llegar a tener las armas de fuego en las manos equivocadas.

"Esperamos que algún día podamos establecer cambios en estados como Arizona", dijo.

En su opinión, el sistema actual no funciona a nivel federal, pues permite que las personas que se niegan a que se revise su registro criminal tengan formas "legales" para comprar armas de fuego.

"Legalmente se pueden comprar armas por el internet, por teléfono, ferias y ventas privadas, sin tener que pasar por este requisito", recordó.

En estados como California, Nueva York, Colorado y Connecticut se han establecido leyes estatales que obligan a toda persona interesada en adquirir un arma pasar una verificación de antecedentes, no importa la forma en que sea adquirida.

Con su trabajo con la organización "Mayors Against Illegal Guns", Hernández también busca concienciar a la comunidad latina sobre esta problemática.

"Vemos que entre la comunidad hispana hay afectados por tiroteos de pandillas, por accidentes con armas de fuego... El control de las armas de fuego no es solo un problema de un segmento de la población, sino de todos en general", aseguró.

Hernández, quien participa hoy en un acto a las afueras del hospital que atendió a las víctimas del ataque en Tucson, aseguró que esta semana se reunirán los sobrevivientes junto a la congresista Giffords.

"Creo que lo que más recuerdo de ese día es el shock que experimentamos, porque nadie esperábamos que pasara algo como esto; estábamos ejercitando nuestro derecho democrático más básico del gobierno de EE.UU. que es el hablar con nuestros representantes", finalizó.

Giffords celebrará desde el aire

La excongresista demócrata Gabrielle Giffords se lanzará en paracaídas hoy en Arizona para conmemorar el tercer aniversario de este suceso.

Según informó la cadena NBC, Giffords, de 43 años, celebrará los avances que ha conseguido en su recuperación volviendo a practicar una de las aficiones que tenía antes del tiroteo y que había abandonado desde entonces.

La exlegisladora por Arizona fue herida en un tiroteo en el que murieron seis personas, entre ellas una niña de nueve años y un juez federal, y otras 12 sufrieron lesiones, durante un encuentro con sus votantes a las puertas de un supermercado de Tucson, su ciudad natal.

La bala le atravesó el cráneo y el hemisferio izquierdo del cerebro -donde se encuentran las capacidades motrices-, y tuvo que ser operada en varias ocasiones, una de ellas para retirarle algunos fragmentos de hueso desprendidos a causa del impacto de la bala que estaban empujando el ojo derecho hacia abajo.

Su vuelta al paracaidismo, en la que estará asistida por una antigua integrante del grupo de fuerzas especiales Navy Seal con quien saltó años atrás, será la culminación de un proceso de rehabilitación que Giffords contó en un artículo publicado hoy en el diario The New York Times.

En su artículo, la excongresista, quien dejó su cargo en la Cámara de Representantes en 2012, subrayó que ha conseguido volver a mover su brazo derecho, que quedó paralizado por sus heridas, al igual que la pierna derecha, y reconoció que le cuesta hablar y que tiene problemas de visión.

"Había planeado pasar los 40 continuando mi servicio público y empezando una familia. (...) En lugar de eso, he pasado los tres últimos años volviendo a aprender cómo hablar y andar. Tuve que aprender a firmar con mi brazo izquierdo", apuntó Giffords.

"La rehabilitación es infinitamente repetitiva. Y nunca es fácil, porque una vez que dominas un movimiento o acción o palabra, no importa cuán pequeño sea, pasas al siguiente. Nunca descansas", explicó la exlegisladora.

Sin embargo, Giffords destacó que, tras salvarse de una "muerte casi segura causada por una bala asesina", recibió "la oportunidad para una nueva vida" y que encontró la motivación para conseguir "un propósito mayor" a raíz de la matanza de Newtown (Connecticut) de diciembre de 2012, donde murieron 20 niños y seis adultos.

Tras este suceso, la excongresista y su marido, el astronauta retirado Mark Kelly, fundaron Americans for Responsible Solutions, una organización que pretende "cambiar las leyes y reducir la violencia de las armas".

Según Giffords, para conseguir un mayor control de las armas hay que ir "paso a paso", como en su rehabilitación.

"Mi resolución, igual que la de la vasta mayoría de estadounidenses que saben que podemos y debemos ser más seguros, es no ceder terreno ante aquellos que nos quieren convencer de que el camino es demasiado empinado o nosotros demasiado débiles", concluyó.

El expresidente Bill Clinton agradeció a Giffords que compartiera su historia y compromiso en un mensaje en su cuenta de Twitter, donde también señaló que "el coraje puede vencer a la parálisis".

"Gabby, estamos contigo", añadió Clinton.