Tucson (AZ).- La activista proinmigrante Kathryn Ferguson relata en su libro "The Haunting Of The Mexican Border" (La cacería en la frontera mexicana) sus diez años de trabajo en favor de inmigrantes indocumentados.

El libro es narrado desde el punto de vista de una mujer sobre la violencia y la generosidad en la línea fronteriza que inicia con la historia de una adolescente que cruzaba la frontera como una aventura y termina con una mujer que viaja a un desierto de intriga y muerte.

"Cuando era pequeña todo era más fácil, cruzaba la frontera con mis padres de compras y no teníamos que enseñar documentos; en mi juventud lo hice con amigos para divertirnos, pero con los años la frontera se transformó", manifestó a Efe Ferguson, originaria de Tucson, Arizona.

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"La línea que nosotros cruzamos es mortal y el desierto se convirtió en un terrible y mortal lugar para las personas de ambas culturas entonces quería escribir sobre ese cambio", agregó.

Partiendo de sus propias experiencias, la escritora de "The Haunting Of The Mexican Border" publicado por la Universidad de Nuevo México, explora cómo las políticas de inmigración de Estados Unidos transforman la vida de los ciudadanos en ambos lados de la frontera.

Ferguson lleva realizando documentales por más de 15 años en Sierra Madre (México) y es durante sus viajes al sur donde conoció la realidad de la inmigración indocumentada y constató las historias de "seres humanos que viajaban con un sueño al norte".

"Conocí gente maravillosa, muchos que intentaban cruzar la frontera para buscar trabajo en este país y entendí que las políticas (migratorias) destruían vidas", comentó.

La cineasta ha trabajado por 11 años con "Los Samaritanos", una organización conformada por voluntarios, personas de fe y conciencia que responden a la crisis migratoria que genera la frontera entre México y Estados Unidos.

"A mí no me ha gustado la palabra activista porque creo que la gente la usa como una marca, lo que he hecho por estos años es recorrer los caminos de los inmigrantes buscando gente que necesite ayuda, dando agua o medicina", explicó.

La activista proinmigrante manifestó que lo que más mueve su corazón es pensar que ella pudiera ser una de esas personas que arriesgan su vida, la mayoría de ellos, en busca de un mejor futuro para sus familias.

"Cuando estás en el desierto y hablas con estas personas encuentras historias muy tristes, yo tengo un profundo respeto por las personas que cruzan la frontera porque este trabajo cambió mi vida", aseveró.

Ferguson recordó que cuando iniciaba su trabajo humanitario con los inmigrantes la Patrulla Fronteriza era más "humana".

"Estaba conduciendo un carro de los samaritanos y unos cinco carros de la Patrulla (Fronteriza) nos pasaron, seguimos y encontramos unas 80 personas bajo un árbol, pudimos acercarnos, darles agua, comida, curarles los pies, y todo esto mientras los agentes estaban ahí. Ahora es muy diferente, he visto a un agente de la Patrulla (Fronteriza) tirar a una mujer al piso, son más violentos, le disparan a la gente", sostuvo.

A los cambios fronterizos de los últimos años, los cuales relata en el libro, también se suma la presencia de los carteles del narcotráfico en la frontera.

"He visto esto dos veces en once años. En una ocasión vi unos hombres cargando esos paquetes en la espalda, nos vieron que llevábamos agua y les ofrecimos, porque la mayoría de ellos son personas de México a los que les ponen un arma en la cabeza y los obligan, nos empujaron como diciendo manténgase lejos, dejamos agua allí y nos fuimos", relató Ferguson.

Agregó que la segunda vez fue cuando encontraron varios paquetes de marihuana tirados en el desierto y aunque informaron a la Patrulla Fronteriza, al regresar tres semanas después los bultos seguían en el mismo lugar.

Ferguson opinó que la transformación de la frontera y el uso de la tecnología con cámaras, luces y dispositivos profundiza cada vez más la "gran separación de los seres humanos". EFEUSA