Miami.- La noticia del avistamiento de un víreo cubano, una pequeña ave del tamaño de un pulgar, en Cayo Hueso ha movilizado rumbo al sur de Florida a un ejército armado de binoculares, cámaras y objetivos con la esperanza de verlo y captar su imagen.

Los observadores de aves (birdwatchers o birders), uno de los grupos más apreciados por el sector turístico mundial, han dado pruebas de su contento por este avistamiento, que puede ser el primero de un Vireo gundlachii en territorio estadounidense.

Ocurrió el 19 de abril en el parque estatal Fort Zachary Taylor, en Cayo Hueso, a 90 millas de Cuba.

(EFE/Mark Hedden)

Los blogs especializados y las cuentas en las redes sociales de los amantes de los pájaros, así como los medios digitales de los Cayos, una serie de islotes al sur de la península de Florida, usan palabras como "sensacional" para describir el hecho.

"El víreo cubano dio un gran espectáculo en Ft. Zachary Taylor esta mañana. Fue visto por muchos observadores de 9 a 9:30. Un cuco del manglar y un cuclillo pico amarillo también posaron y fueron fotografiados", escribió el domingo uno de los que ha logrado verlo.

También hay ya muchas fotos y de diferentes días en las que se le ve posado en las ramas de uno de los matorrales del parque.

Para los profanos en la materia, el pájaro, aparentemente un macho, pues canta y las hembras no suelen hacerlo, no parece nada extraordinario, pero ha generado una corriente de avituristas hacia Cayo Hueso.

Unas 400 personas lo han visto hasta la fecha. El interés es tal que ha habido que redirigir el tráfico de vehículos dentro del parque, dijo hoy a Efe Mark Hedden, director de la Sociedad ornitológica Audubon en los cayos de la Florida.

Según ha contado en la página de Facebook de la Sociedad Audobone de los Cayos, Hedden y otros cuatro observadores realizaban el 19 de abril una excursión fotográfica por el Parque Estatal que rodea el fuerte Zachary Taylor, una construcción de la Guerra de Secesión, cuando escucharon un canto que les llamó la atención.

Así descubrieron al víreo cubano, que fue identificado como tal por uno de los miembros del grupo, aunque todavía falta la certificación de la Sociedad Ornitológica de Florida.

El reconocido avistador de pájaros Sandy Komito, de 84 años, quien viajó a los Cayos desde el centro de Florida, declaró a un periodista de la web local KeysNet que contemplar esta pequeña ave de plumaje amarillo en el cuerpo y marrón grisáceo en la cabeza y las alas fue "sensacional".

El Vireo gundlachii es una especie de ave paseriforme, perteneciente a la familia Vireonidae, del género Vireo, que habita en Cuba y no está amenazada, según la Wikipedia.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española enseña que a las aves del género víreo también se las conoce como oropéndolas y que sus nidos cuelgan de las ramas horizontales de los árboles y se mueven al impulso del viento.

"Siembre es bonito hallar un ave rara", comentó a Efe Hedden. En este caso lo extraño es que el víreo cubano, que es común en Cuba, no es un ave migratoria.

Sobre la posibilidad de que no haya hecho volando el viaje desde Cuba sino que alguien lo haya traído desde allí y soltado en los Cayos, afirmó sentenciosamente: "con los pájaros todo es posible".

En la web del laboratorio de ornitología de la prestigiosa Universidad de Cornell, llamada "todo sobre los pájaros" (allaboutbirds.org), no tienen registrado al Vireo gundlachii, pero sí a muchas otras variedades de la misma familia, con grabaciones de su canto incluidas.

Según un estudio oficial publicado en 2013, en el año 2011 había en Estados Unidos 47 millones de "birdwatchers" (observadores de aves, contando solo los de edades a partir de los 16 años, lo que significaba alrededor de un 20 % de la población.

El U.S. Fish & Wildlife Service, autor del estudio, incluso da una definición de "birdwatcher". Es aquella persona que al menos una vez en su vida se ha trasladado a un lugar situado a una milla o más de su casa con el propósito principal de observar pájaros, acercarse a ellos o tratar de identificarlos.

El prototipo de observador de aves en EE.UU. tiene 53 años y gran probabilidad de ser una persona con más ingresos y educación que el promedio. El 56 % son mujeres y el 93 % se identifica como blanco.

Pero lo verdaderamente significativo de los integrantes de esta tribu moderna es lo que gastan. En 2011, según el estudio, dedicaron más de 41 millones de dólares a viajes y equipamiento.