Una incómoda y desagradable experiencia fue la que vivió la estadounidense Angela Rye, cuando la semana pasada se encontraba en el aeropuerto de Detroit para embarcarse en un vuelo hacia Nueva York. 

La analista política compartió su historia en una carta abierta al canal CNN, donde trabaja como comentarista, ya que asegura que lo que vivió fue una verdadera humillación. 

Todo ocurrió cuando Angela pasó por la revisión rutinaria de los agentes de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, en su sigla en inglés), un procedimiento que no debería haber durado más de cinco minutos.

 Sin embargo, le solicitaron someterse a una revisión adicional, algo que consideró ridículo, pero a lo que finalmente accedió. 

Convencida de que no tendría mayor problema, caminó con confianza hacia el detector de metales. 

Una vez ubicada, una agente de la TSA le pidió que abriera las piernas más de lo que estaba demarcado en el suelo.

 Al preguntarle la razón, la mujer le explicó que era porque el vestido que llevaba puesto era demasiado largo. 

"Lo que ocurrió después fue increíble. La máquina activó una alerta en mi bota derecha, tres áreas cercanas a mi vagina y en alguna parte de mi espalda", relató Angela.

 De inmediato, se inquietó al pensar que la agente le revisaría su zona genital y le hizo saber que ella no quería eso. 

Sin embargo, la mujer le dijo que debía hacerlo, a menos que su supervisor le ordenara lo contrario. Este dijo que sí era necesario revisar el área, por lo que Angela continuó con sus reclamos. 

Entonces, el supervisor llamó a un superior. "Esta es una violación grave a mi privacidad y mis libertades civiles. Por favor, déjeme pasar por el escáner de nuevo. No quiero que mi vagina sea revisada", le dijo Angela. 

Los agentes insistían en que debían inspeccionarla, pero como ella seguía negándose, llamaron a un policía para que la escoltara fuera del aeropuerto. Al explicarle al uniformado cuál era su temor, él la entendió y autorizó a que Angela filmara el procedimiento. 

"La revisión comenzó y se desarrolló sin problema hasta que ella bajó por mis piernas, subió mi vestido y sus manos golpearon entre mis labios. Sorprendida, salté y sentí un nudo en mi garganta", contó. 

Sin embargo, cuando el procedimiento se repitió por delante, ella simplemente no pudo contener las lágrimas. "Pensé en amigos víctimas de agresión sexual. Me preocupaba que si eran sometidos a la misma clase de revisión, esta podría tener un impacto emocional desastroso", confesó. 

Angela explicó que aunque inicialmente quiso grabar el vídeo para enviárselo a la TSA y cuestionar el procedimiento, prefirió compartirlo a través de las redes sociales.

 "Por supuesto queremos que Estados Unidos sea seguro y protegido, pero no deberíamos violar la seguridad emocional y física de los ciudadanos de nuestra nación al mismo tiempo", reflexionó.