Los Ángeles.- Aunque pasaron medio siglo separados, los hermanos Frank Ybarra y Lupe Villanueva creen que su encuentro se dio en el momento preciso; ella llegó para salvarle la vida gracias a la donación de un riñón que necesitaba con urgencia.

Los hermanos nacieron en Oxnard (California). Toda su vida vivieron a menos de cinco millas de distancia, fueron a los mismos parques, las mismas tiendas, la misma playa, pero en cincuenta años nunca supieron el uno del otro.

Villanueva fue la primera en enterarse de que había sido adoptada. La noticia le llegó en uno de los días más tristes de su vida: "Ese día mi mamá adoptiva se murió. Yo era la más pequeña de la familia y un primo me dijo que tenía un secreto, que yo no era hija de mi mamá. Solo tenía 8 años cuando me lo dijeron".

La mujer se enteró además de que su madre no la había dado en adopción, sino que simplemente la había regalado.

"En la familia se hablaba de una niña que había sido regalada, y no se sabía dónde estaba, ni nada de eso", comentó Ybarra.

Sin embargo, el saber que había sido regalada no impidió que Villanueva decidiera conocer a su familia biológica. La búsqueda comenzó hace más de 35 años.

Después de tocar muchas puertas y con los datos que le había dado su padre adoptivo, hace veinte años apareció una supuesta tía que conocía a la madre biológica.

"Ella me dijo que no era mi madre, que no conocía a mi madre, ni a mi padre, que nunca había estado en Oxnard. Mi propia madre me negó", explicó la mujer con evidente muestra de tristeza.

Por muchos años Villanueva dejó el asunto de lado, se dedicó a su familia y su trabajo, pero el pasado año su tía apareció nuevamente en su vida, esta vez para contarle que su padre biológico había muerto. Asistió al funeral y allí conoció a Ybarra.

"Yo sentí una cosa rara, como que la conocía de hace tiempo, yo sentí eso que dicen que la sangre llama", reflexionó Ybarra, que explicó que no supieron en ese momento que eran hermanos.

Villanueva comenzó a partir de entonces a recuperar parte de su familia biológica y conoció a tías, primos y medios hermanos, y gracias a ellos supo que la mujer que la había negado sí era su madre, una tejana muy bella que tuvo una convulsa relación con su padre, de la que habían nacido tres niños.

La revelación del secreto mejor guardado de la familia sacó a la luz otra verdad oculta. A finales del año pasado, Ybarra se enteró de que sus padres lo habían adoptado y su tío preferido era en realidad su verdadero padre. "Yo era uno de los hermanos perdidos de Lupe", explicó.

"Era mi tío, yo no sabía que era mi padre. Antes de morirse me regaló el reloj, el anillo... Yo le dije a mi esposa ‘Es que mi tío me quería mucho’", recordó Frank.

Para conocer la verdad, los hermanos decidieron hacerse una prueba de ADN y el resultado determinó que son hermanos de padre y madre y que ambos tienen el tipo de sangre B positivo.

Pero la felicidad de este reencuentro se vio ensombrecida por la condición de salud de Ybarra.

Desde hacía varios meses el hombre tenía que someterse a diálisis mientras esperaba la donación de un riñón, pero por su tipo de sangre y su etnia el tiempo de espera podría ser de ocho a diez años, aunque los médicos le habían advertido que su cuerpo no resistiría tanto tiempo.

"Ella me dijo ‘Te voy a ayudar’ y yo pensé que sería con dinero, pero me dijo ‘Te voy a donar uno de mis riñones’", contó Frank, que pidió a su hermana que reflexionara con calma esta importante decisión.

Villanueva aseguró que en ese momento ya había tomado la decisión y hace un mes Ybarra recibió el riñón de su hermana. Hasta el momento el trasplante ha sido un éxito.

"Ahora tengo a mi hermano, apenas lo conocí. No estuvimos juntos de chicos, pero tenemos que estar juntos de viejitos, es una cosa que sentí en el corazón que tenía que hacer", concluyó Villanueva abrazada a su hermano.