La madre de una niña de 11 años que murió cuando una bala perdida que alguien disparó en dirección de la casa de su amiga la alcanzó durante una fiesta de piyamas no permitía que la pequeña ni su hermano mellizo jugaran en la calle por temor a la violencia en Chicago, dijo la compungida bisabuela el domingo.

Lourene Miller agregó que si Shamiya Adams iba a ver a alguna de sus amiguitas debía quedarse dentro de sus casas.

"Mi nieta (la madre de la niña, Shaneetha Goodloe) lloraba cada vez que veía en las noticias que había muerto un niño y nunca dejaba que Shamiya estuviera en la calle", afirmó.

Una portavoz policial, Janel Sedevic, dijo el domingo por la tarde que nadie había sido arrestado por el disparo del viernes. No quiso revelar si había sospechosos. Los investigadores creen que la persona que disparó al parecer apuntaba a un rival en una disputa entre pandillas, pero erró el tiro. La bala atravesó una ventana abierta en la casa, perforó una pared e impactó a la niña en la nuca.

Shamiya fue una de cuatro personas que murieron el viernes por la noche baleadas en la ciudad, según el Chicago Sun-Times. Otras 32 resultaron heridas. Miller dijo que su familia hizo todo lo que pudo para proteger a la pequeña, pero que ahora tenía que sepultarla.

"Es terrible en la calle", agregó. "Esos jóvenes se la pasan disparando y muchas veces no dan en el blanco y siempre matan a algún inocente".

Miller agregó que la niña había recibido recientemente a una amiguita para que se quedara a dormir en su casa y que el viernes por la noche era el turno de la otra de organizar la fiesta en su casa. "Mi nieta la llevó hasta allí, la besó en la cabeza y le dijo que la amaba", recordó.

Ahora la niña se suma a una tanda de víctimas inocentes en una ciudad plagada por la violencia con armas de fuego. Desde 2012, cuando Chicago era la única ciudad de Estados Unidos con más de 500 homicidios, ha habido numerosas víctimas como Shamiya.

El caso más notorio fue en 2013, cuando una estudiante destacada de 15 años, Hadiya Pendleton, murió baleada cuando estaba sentada en un parque a kilómetro y medio (una milla) de la casa del presidente Barack Obama. En mayo, una maestra de 58 años murió cuando una bala perforó la pared de una oficina en donde estaba sentada y le perforó el pecho.

El número de tiroteos ha disminuido en la ciudad desde entonces, pero continúa la violencia con las armas de fuego, incluso el fin de semana del 4 de julio cuando 14 personas murieron y decenas resultaron heridas.