Un niño de 13 años que durante meses fue acosado por sus compañeros en un colegio católico de Nueva York se quitó la vida esta semana, según publica hoy la prensa local.

La víctima, identificada como Daniel Fitzpatrick, escribió una carta en la que relata su calvario en la escuela Holy Angels Catholic Academy de Brooklyn, antes de ahorcarse el pasado jueves.

Una hermana del niño encontró a Daniel con un cinturón en el cuello colgado de una viga en el ático de su casa en el condado de Staten Island, según detalla el periódico Daily News.

En la carta, que ha sido publicada por la familia en su página de Facebook, el menor describe los tormentos que sufrió durante meses por un grupo de alumnos de la escuela católica.

"Me acosaban constantemente (...) hasta que un día terminé en una pelea y me fracturé un meñique", escribió el niño, quien aseguró que habló de lo ocurrido a todos los profesores y solo una le hizo caso.

Los padres de Fitzpatrick aseguran que Daniel también fue acosado durante las clases de gimnasia y que en una ocasión un profesor le humilló llamándole "vago" delante de sus compañeros.

La diócesis de Brooklyn, a la que pertenece la escuela católica implicada, aseguró en un comunicado que "a la luz de esta tragedia van a revisar todas las medidas de prevención contra el bullying".

"La directora, los profesores y todo el personal del centro Holy Angels Catholic Academy están devastados por la pérdida de Danny Fitzpatrick", dijo su portavoz, Carolyn Erstad.

La misma portavoz añadió que la diócesis se toma "muy en serio" el problema del acoso escolar e investiga cada incidente que se pone en su conocimiento.

"Mi hijo no tenía que morir para ser escuchado. Ningún padre debería enterrar a sus hijos", lamentó la madre del niño, Maureen Fitzpatrick, en declaraciones al Daily News.

Asimismo, relató al periódico que su hijo tenía "miedo" de sus profesores, que sentía que "todo el mundo" en la escuela sabía lo que estaba pasando y que "le humillaban" y se reían a sus espaldas.

La familia explicó que en algún punto tanto el niño como ellos se pusieron en contacto con la dirección del centro para hablar de lo que estaba ocurriendo, pero que nunca recibieron apoyo de su parte.

"Mi hijo no debería estar muerto, Mi hijo debería estar jugando al fútbol. Mi hijo debería estar en casa con su familia", añadió Maureen Fitzpatrick.

La familia celebrará un funeral privado el próximo lunes y dos días más tarde se oficiará una misa en la iglesia del Sagrado Corazón de Staten Island.