El presidente Barack Obama criticó el martes a Donald Trump como alguien "muy mal preparado" para servir en la Casa Blanca y desafió a los legisladores republicanos a abandonar su apoyo al candidato de su partido. "Tiene que haber un punto en el que digan 'suficiente''', dijo Obama.

Las declaraciones del presidente se produjeron en medio de un debate nacional después de que Trump criticara a una familia musulmana estadounidense, cuyo hijo, un capitán del ejército de Estados unidos, murió en Irak.

Un número creciente de legisladores republicanos están expresando su preocupación por los comentarios de Trump, pero ninguno ha retirado su apoyo al hombre de negocios que busca la Casa Blanca.

"Si ustedes se han visto sometidos a decir en varias ocasiones, y en términos muy fuertes, que lo que ha dicho él es inaceptable, ¿por qué lo apoyan todavía?", preguntó Obama durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca. "¿Qué dice esto acerca de su partido, de que éste sea su abanderado?", agregó.

El presidente dijo que su oposición a Trump va más allá de las diferencias políticas. Dijo que aunque él estaba en desacuerdo con sus oponentes republicanos en las elecciones de 2008 y 2012, nunca pensó que no fueran aptos para hacer el trabajo.

Obama ha dejado claro que él planea tener un papel activo durante la contienda hacia las elecciones de noviembre por la Casa Blanca, y que hará campaña por todo el país a favor de la candidata demócrata Hillary Clinton.

Él y la primera dama Michelle Obama hablaron durante la convención demócrata de la semana pasada en Filadelfia, donde los padres del militar fallecido, Khizr y Ghazala Khan, también hicieron acto de presencia.

Khizr Khan criticó la exhortación de Trump de impedir temporalmente la entrada de musulmanes a Estados Unidos y puso en duda que Trump haya leído la Constitución. Trump, por su parte, puso en entredicho el hecho de que Ghazala Khan se mantuviera en silencio, implicando que su religión le impidió hacerlo, y ha dicho que fue "brutalmente atacado" por Khizr Khan.

Las críticas de Trump contra los Khan son parte de un patrón familiar del candidato republicano: él incapaz de pasar por alto una ofensa percibida, por grande que pudiera resultar el daño para sus aspiraciones o su prestigio político.