El Gobierno de EE.UU. ha dado muestras de inquietud por la escalada de ciberataques a nivel mundial en los últimos meses, que teme puedan ser cada vez más destructivos, y mira con recelo a países como Irán, como posible origen de estos.

Estados Unidos cree que piratas informáticos asentados en Irán estarían detrás de una serie de recientes ataques a compañías petroleras y de gas del Golfo Pérsico, según reveló hoy un exfuncionario del gobierno estadounidense en declaraciones recogidas por el Washington Post.

El funcionario, que según el diario está familiarizado con la investigación y habló en condición de anonimato, señaló que las autoridades estadounidenses creen que los ataques pudieron estar apoyados por el gobierno del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad.

Los ataques contra la petrolera estatal Saudí Aramco, que afectó a 30.000 ordenadores y a RasGas de Catar, la mayor compañía energética de la región, podrían haber sido en represalia por las sanciones promovidas por EE.UU. contra el régimen iraní, en su intento por disuadir a Teherán de que continúe con su plan nuclear.

El secretario de Defensa de EE.UU., Leon Panetta, señaló durante un encuentro con empresarios en Nueva York, que estos casos muestran un nuevo tipo de amenaza que "puede ser tan destructiva como los ataques del 11 de septiembre".

"Estos ataques marcan una significativa escalada de la amenaza cibernética y han renovado las preocupaciones sobre los escenarios aún más destructivos en los que podrían desarrollarse", dijo Panetta, que subrayó que un ciberataque bien orquestado puede paralizar la nación.

Si bien no vinculó directamente a Irán a los ataques contra estas empresas, señaló que Teherán "ha llevado a cabo un esfuerzo coordinado para utilizar el ciberespacio a su favor". Al tiempo que señaló el aumento de capacidades de otros países como Rusia y China.

Panetta aseguró que el Pentágono es consciente de que "agentes cibernéticos extranjeros están poniendo a prueba redes de infraestructuras esenciales en EE.UU" y ha habido casos "en los que los intrusos han conseguido acceder a los sistemas de control".

Sin embargo, en un mensaje directo a los "potenciales agresores" dejó claro que "tienen que saber que Estados Unidos tiene la capacidad de localizarles y responsabilizarles por sus acciones".

Panetta recordó que el Departamento de Defensa destina anualmente 3.000 millones de dólares a ciberseguridad y hace tres años creó la figura del "cibercomandante", responsable de un mando especial para reforzar la seguridad de las redes informáticas militares.

No obstante, destacó la importancia de desarrollar nuevas capacidades y políticas, y fortalecer la cooperación con la industria privada y los socios internacionales para evitar lo que llamó un "ciber-Pearl Harbor".

Panetta hizo referencia al ataque que hizo Japón por sorpresa contra la base de Pearl Habor, en Hawaii, que motivó la entrada de EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial, para alertar del "daño físico, la destrucción y las pérdidas de vidas" que también puede causar un enemigo virtual.

"Una país agresor o un grupo extremista podría utilizar este tipo de herramientas cibernéticas para tener control de infraestructuras críticas", como el suministro de agua de las grandes ciudades o las redes eléctricas.