"La epidemia de los opiáceos me ha tocado de cerca de un modo trágico y devastador", dijo Angela Kennecke, después de hablar de la crisis que hay en EE.UU. por el abuso de drogas derivadas del opio, y antes de contar un duro relato frente a la cámara, la muerte de su propia hija por sobredosis. La presentadora del informativo de KELO-TV, en Dakota del Sur (EE.UU.), claramente con la tristeza contenida, respiraba profundamente de vez en cuando, como una forma de tomar fuerza para continuar hablando.

Así contó que su hija de 21 años, Emily, murió el pasado 16 de mayo. "La causa oficial de muerte fue envenenamiento por fentanilo (analgésico más fuerte que la morfina)". "Nunca imaginé que alguien de mi familia sería parte de las estadísticas de las que hablamos en los informativos", agregó la periodista. 

"Ni yo ni mi familia nos vamos a recuperar de la perdida de mi talentosa, inteligente y hermosa hija Emily", comentó, mientras en la pantalla se podían ver imágenes de la fallecida e incluso del doloroso momento en que la propia Kennecke camina tras su ataúd. 

La periodista dijo que pese a todo, tenía que seguir adelante. "¿Cómo lo hago? Mi elección, aunque arriesgada, es compartir la historia de mi hija con ustedes. Lo hago porque mi única esperanza en esta devastadora pérdida, es que la historia de Emily, nuestra tragedia personal, sirva como catalizador para el cambio". Tras esto, Kennecke pidió que se trabaje en buscar "mejores y más efectivas" formas de tratar las adicciones, y que se termine "el estigma que impide que muchos busquen ayuda". "Incluyendo mi hija", indicó.

"Si 72 mil personas murieran de cualquier otra causa, estaríamos unidos para acabar con el sufrimiento de tantas familias, de tantas madres", aseguró, a modo de petición para que la gente no haga oídos sordos ante este problema que podría afectar a cualquiera. De hecho, en una entrevista posterior a su comentado relato en tv, la presentadora dijo a CBS: "(Por mi trabajo) le pedí durante tantos años a tanta gente que compartiera su historia; hablé con tantos padres destrozados por el dolor. Ahora sé lo que se siente, y en vez de preguntarme ¿por qué a mí?, me pregunto ¿por qué no a mí?".