El ex asistente del equipo de fútbol americano de Penn State fue sentenciado el martes a por lo menos 30 años de prisión por el escándalo de abuso sexual de menores que avergonzó a esa universidad y que marcó un final infame para la carrera y la vida del entrenador Joe Paterno.

Desafiante, Sandusky insistió en su inocencia y emitió una declaración tronante en la que también habló de su vida en la prisión y del dolor que siente por estar alejado de su familia.

"He perdonado y me han perdonado. He consolado a otros y me han consolado. Los perros me han besado y me han mordido", dijo. "Me he conformado y también he sido diferente. He sido yo. He sido amado y odiado".

Tres víctimas del asistente de Paterno hablaron y con frecuencia debieron contener las lágrimas. Uno miró a Sandusky a los ojos por momentos. Dos de los hombres que sufrieron abusos se abrazaron largamente después de que se levantó la sesión de la corte.

Sandusky, de 68 años, fue hallado culpable en junio de 45 cargos de abuso sexual de menores. Se le declaró también culpable de abusar de 10 menores en 15 años. Algunos testigos dijeron que el ex asistente se valió de una organización caritativa fundada por él mismo para la atención de niños con problemas y la convirtió en el medio que le permitía encontrar a jovencitos para abusar de ellos.

El juez John Cleland dictó una sentencia de entre 30 y 60 años de prisión. Consideró que Sandusky es peligroso, traicionó a los menores y abusó de su confianza.

El arresto de Sandusky, hace 11 meses, y los detalles que se ventilaron durante su juicio transformaron su imagen pública, de un entrenador asistente admirado por su trabajo con la organización caritativa The Second Mile a un pervertido repudiable que se aprovechó de los jóvenes que solicitaban su ayuda.

Ocho de los chicos de quienes abusó se presentaron a declarar en el juicio. Describieron abusos que incluyeron toqueteo, sexo oral y violaciones por el ano. Uno de los principales testigos de cargo, el ex alumno de posgrado Mike McQueary, aseguró haber visto a Sandusky cuando violaba a un jovencito en las duchas de un vestuario.

Sandusky ha sostenido que es inocente y piensa apelar el fallo. Una de las bases de su apelación sería que la defensa no tuvo tiempo de prepararse adecuadamente para el juicio.

Las acusaciones contra Sandusky se presentaron en noviembre, luego de una larga investigación.

El ex asistente emitió la víspera una declaración grabada y transmitida por radio.

En el monólogo de tres minutos difundido el lunes por la noche por la radiodifusora Penn State Com, Sandusky señaló que no cometió los abusos, y se dijo una víctima de la institución, investigadores, abogados civiles, periodistas y otros.

"Ellos pueden llevarse mi vida, pueden convertirme en un monstruo y tratarme como tal, pero no pueden quitarme mi corazón", dijo. "Y en mi corazón, sé que no cometí estos presuntos actos execrables. Mi esposa ha sido mi única pareja sexual, y eso después del matrimonio".

En la corte, Sandusky habló durante 15 minutos, y la voz se le quebró cuando dijo que extraña a sus seres queridos.

"Hablo hoy con la esperanza de un día mejor en mi corazón y sin saber si ese día llegará", declaró. "Se han dedicado muchos momentos a la búsqueda de un propósito. Quizás esto ayude a otros. Algunos niños vulnerables que pudieran sufrir abusos quizás no los sufrirán como resultado de toda esta publicidad".

Su declaración incluyó también múltiples referencias al deporte. Recordó haberle dicho una vez a su esposa, "definitivamente estamos en el último cuarto de la vida". Habló también de la película "Seabiscuit" cuya historia se basa en el hipismo.

Antes de dictar la sentencia, Cleland lo describió como un depredador sexual violento, bajo los términos de la ley estatal. Esa ley contempla que quienes entran en aquella categoría delictiva permanezcan presos de por vida.

De cualquier forma, Sandusky no podría tener el beneficio de la libertad condicional sino hasta que estuviera cerca de cumplir 100 años. Lo que se le dictó el martes fue una virtual cadena perpetua.

"No lo voy a sentenciar a siglos de prisión, aunque la ley permite eso", dijo Cleland, quien sin embargo expresó su deseo de que Sandusky muera preso.

El escándalo fue devastador para una universidad que tardará años en siquiera evaluar el impacto. Algunas víctimas de Sandusky buscan indemnizaciones cuantiosas. La NCAA impuso sanciones contra el equipo de la universidad, incluida la prohibición a jugar en la postemporada, una multa de 60 millones de dólares y una reducción en el número de becas que puede otorgar a jugadores de fútbol americano.

Además, el organismo rector de los deportes universitarios borró los 14 años de victorias conseguidas por Paterno, quien dejó de ser así el entrenador con más triunfos en la historia del fútbol americano colegial.

Una investigación concluyó que Paterno y otros directivos de la institución habían encubierto por años las acusaciones contra Sandusky.

Paterno fue despedido y falleció en enero por un cáncer pulmonar. También fue destituido el rector de la universidad, Graham Spanier.