WASHINGTON — El presidente Donald Trump puso fin a un mes de conjeturas, iniciado por él con un críptico tuit, al declarar que nunca hizo ni tiene grabaciones de sus conversaciones privadas con James Comey, el director del FBI al que poco después destituyó. 

El tuit de Trump de que a Comey “le conviene desear que no haya ‘cintas’ de nuestras conversaciones antes de que empiece a filtrar a la prensa” tuvo graves consecuencias. Una de ellas de el nombramiento del exdirector del FBI, Robert Mueller, como fiscal especial para encabezar la investigación que hasta entonces lideraba Comey, de las presuntas relaciones entre allegados a Trump y funcionarios rusos durante la campaña electoral. 

En una entrevista con el canal noticioso Fox transmitida el viernes, Trump dijo que Mueller es “muy, muy buen amigo de Comey, lo cual es perturbador”. 

En esa entrevista, Trump también insinuó el motivo del tuit sobre las grabaciones. 

“Cuando averiguó que yo, saben, que puede haber cintas circulando por ahí, sean cintas del gobierno o cualquier otra cosa, y quién sabe, creo que su versión puede haber cambiado”, dijo Trump. “Quiero decir que habrá que investigarlo, porque entonces tendrá que decir lo que verdaderamente sucedió en esos eventos”. 

Añadió Trump: “Y mi historia no cambió. Mi historia siempre fue una historia verídica. Mi historia siempre fue la verdad”. 

La declaración de Trump de que no hay grabaciones aparentemente resuelve una dinámica crucial en la cuestión: a partir de ahora, es la palabra del presidente contra los apuntes de Comey. 

A falta de grabaciones, la versión de Comey de sus conversaciones con Trump -que en ese momento documentó, dio a conocer a sus allegados y sobre las cuales declaró ante el Congreso- probablemente cumplirá un papel clave en la indagación acerca de si el presidente presionó indebidamente al jefe de los federales para que desistiera de investigar al exasesor de seguridad nacional Michael Flynn. En este proceso se sopesará la credibilidad de Comey contra la de un presidente que ha demostrado tener una relación variable con la veracidad.