Ferguson, Missouri.- Hace un año, Ferguson, Missouri, era un suburbio tranquilo de clase obrera. La difícil relación entre la creciente población negra y la policía, en su mayoría blanca, apenas ocupaba titulares en la prensa local, pero todo cambió el 9 de agosto de 2014, cuando un policía blanco llamado Darren Wilson mató a disparos a Michael Brown, un joven negro desarmado.

Ahora todo luce muy diferente.

La ciudad tiene un nuevo jefe de policía, un nuevo administrador y un nuevo juez municipal, todos negros que sustituyeron a funcionarios blancos. Todos los agentes de Ferguson llevan cámaras corporales en sus uniformes. El consejo municipal tiene también nuevos miembros, muchos de ellos negros. El distrito comercial que el año pasado estuvo en el centro de las protestas se reconstruye lentamente.

La balacera también originó el movimiento "Black Lives Matter" ("Las vidas de los negros importan").

Los disturbios que siguieron a la muerte de Brown marcaron a la comunidad, que ha pasado un año tratando de borrar las culpas del pasado y seguir adelante.


El alcalde James Knowles III reconoció que los hechos ocurridos después de la muerte de Brown expusieron fisuras que habían existido por mucho tiempo.

"Por alguna razón previa —ya sea por falta de comunicación o falta de divulgación— había sectores de la comunidad que realmente se sentían aislados, que realmente no eran parte de la comunidad", dijo Knowles, quien es blanco. "Creo que un año después lo que vemos es una comunidad que está mucho más comprometida, totalmente comprometida".

Adrian Shropshire, un carpintero jubilado negro de 62 años, y muchos otros residentes de Ferguson aplauden los cambios, especialmente los destinados a reformar la fuerza policial.

"Cuando se trata de la comunidad y su policía, los dos hemos cometido errores", dijo Shropshire, quien dirige una organización de capacitación sin fines de lucro. "La mayoría de los conflictos comienzan con el no escuchar. Todo el mundo está escuchando ahora".

Wilson renunció a la policía en noviembre, poco después que un jurado local lo exoneró. A través de sus abogados, se negó a dar una entrevista a Prensa Asociada.

En marzo, el Departamento de Justicia no encontró motivos para enjuiciar a Wilson. Al mismo tiempo, sin embargo, el gobierno federal emitió un informe tan crítico del sistema de policía y la corte municipal de Ferguson que detonó grandes cambios en esta ciudad de 21.000 personas, dos tercios de ellas negras.

El resultado es que sus líderes reflejan cada vez más la demografía de la ciudad.

Pocos días después del informe federal, altos funcionarios de la ciudad renunciaron. La ciudad eligió un nuevo juez, un nuevo administrador de la ciudad y un nuevo jefe de policía, todos de forma interina. Dos de los tres concejales elegidos en abril también son negros, por lo que los negros tienen ahora tres de los seis escaños, en comparación con un solo asiento antes de la elección.

La ciudad ha hecho prioritario reclutar más policías de minorías, un proceso ciertamente lento. Cuando ocurrieron los disparos, solo tres de 53 policías de Ferguson eran negros. Ese departamento tiene ahora cinco negros entre un total de 50 agentes.

Pocas semanas después de la muerte de Brown, la policía de Ferguson comenzó a usar cámaras corporales donadas a la ciudad. Se han tomado medidas para establecer una junta ciudadana que supervise a la policía. Las reformas en el departamento de policía y los tribunales municipales han dado lugar a un menor número de paradas de tráfico y menos multas, aunque eso también ha asestado un golpe duro al presupuesto de la ciudad.