Miami. Unos 250 "delincuentes sexuales" que duermen en carpas en una calle de una zona industrial de Miami deberán desocuparla hoy tras el fallo adverso de un juez a una moción interpuesta por varios de ellos que buscaba evitar el desalojo.

La decisión del juez de hoy deja de nuevo en el limbo a estos exconvictos, registrados como "depredadores sexuales" en Florida, que alegan que no tienen a dónde ir debido a las "fuertes" restricciones de residencia que les impone desde 2005 el condado de Miami-Dade que les impide estar cerca de escuelas.

La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) se lamentó del fallo y señaló que lo único que se logra es que se "trasladen a otra esquina", debido a la "dificultad que tienen para encontrar vivienda" que cumpla las reglas.

"Nuevos campamentos aparecerán y este ciclo continuará", dijo en declaración enviada a Efe Jeffrey Hearne, uno de los abogados principales ACLU, organización civil que entabló la moción contra la decisión del condado, que les dio plazo hasta hoy para desalojar.

Hearne indicó que sus "clientes están decepcionados de que el tribunal haya permitido que el condado cierre el campamento actual".

Uno de los habitantes de los campamentos, Azari González, dijo hoy a Efe que las autoridades deberían tratar de buscar un "techo" para todos ellos, al señalar que ellos están dispuestos a pagar por él.

González, de 34 años, explicó que fue encarcelado tras ser condenado por un crimen sexual cuando tenía 18 años y que al salir de la cárcel, en marzo pasado, se refugió en el campamento.

Otros de ellos, que no quisieron revelar sus nombres, dijeron a Efe que no tienen a dónde ir, pues les resulta casi imposible conseguir hogar alejados 2,500 millas (760 metros) de escuelas, jardines infantiles y paradas de autobuses, como lo estipula la ley del condado.

Algunos manifestaron que podrían irse a vivir fuera del condado, donde rijan solo las normas del estado de Florida, que son menos restrictivas (1,000 millas, unos 300 metros), pero que no quieren abandonar a sus familias, a las que visitan de día.

Estos exconvictos desamparados deben portar un grillete electrónico y cumplir un toque de queda durante la noche, en un lugar de residencia que cumpla con las normas del condado, y durante el día pueden trabajar o visitar a su familias.

Hanna Lamont, de 55 años y quien está registrado en Florida como "depredador sexual", lleva viviendo en las carpas, en una zona industrial cercana a Hialeah, desde hace cinco años.

Relató a Efe que solo en las últimas seis semanas les instalaron baños portátiles y se quejó que el condado no les ofrece una alternativa para que puedan tener una vivienda permanente.

Prácticamente, bajo las normas del condado, las únicas áreas donde los delincuentes sexuales podrían residir legalmente dentro del condado son el Aeropuerto de Miami y los Everglades de Florida, un ecosistema pantanoso.

En 2005, la nueva ley llevó al condado de Miami-Dade a establecer una comunidad de "delincuentes sexuales" debajo del puente Julia Tuttle, uno de los viaductos que unen el condado con la ciudad de Miami Beach.

Bajo esta vía vivieron tras purgar cárcel decenas de estos criminales entre 2005 y 2010, cuando debieron desalojarla debido a la indignación nacional que provocó la situación y también por presión de los vecinos que supieron del campamento por los medios de comunicación.

Después de varios traslados, miembros de esta colonia llegó a la calle que debe ser desalojada hoy.