Bernie Sanders inyectó el martes nuevas fuerzas a su improbable carrera por llegar a la Casa Blanca con una inesperada victoria en las primarias de Michigan. El triunfo le permitió reducir algo de la ventaja de Hillary Clinton en la carrera por la candidatura demócrata a la presidencia. Por su parte, el republicano Donald Trump arrasó en Michigan y Mississippi, superando los agresivos intentos de quitarle impulso.

Pese a la victoria de Sanders, Trump y Clinton quedaron un paso más cerca de convertirse en los candidatos de sus partidos. Clinton se llevó fácilmente Mississippi, impulsada por el apoyo entre los votantes negros, y ahora tiene más de la mitad de los delegados que necesita para obtener la candidatura demócrata. Trump aumentó su ventaja sobre el senador de Texas Ted Cruz, su rival más inmediato.

Los favoritos pusieron la vista en noviembre en la celebración de sus victorias.

"Somos mejores que lo que ofrecen los republicanos", afirmó Clinton.

En un gesto a la clase de política tradicional que ha criticado, Trump hizo hincapié en la importancia de contribuir a la elección de los senadores y representantes republicanos. El multimillonario gozó haber superado las críticas en su contra previas a la jornada electoral del martes que le lanzaron sus contrincantes y grupos externos.

"Todas y cada una de las personas que me ha criticado han caído", declaró Trump en uno de sus centros turísticos en Florida. En su típico estilo poco convencional, el multimillonario de bienes raíces estuvo flanqueado de mesas llenas de productos minoristas, como filetes, agua embotellada y vino.

Por su parte, Sanders dijo que Michigan indicaba que su campaña "es fuerte en todo el país, y francamente creemos que nuestras zonas de mayor fuerza aún están por llegar".

Aunque las recientes derrotas de Trump ante el senador Ted Cruz, de Texas, han suscitado dudas sobre su durabilidad en la contienda interna republicana, las primarias del martes se convirtieron en otra oportunidad perdida para sus contrincantes a fin de frenar al magnate.

El gobernador de Ohio, John Kasich, luchaba con Cruz por el segundo lugar en Michigan y confiaba en que una buena actuación ahí le dé impulso para la crucial contienda de la semana entrante en su estado natal.

El senador de Florida, Marco Rubio, el martes fue una nueva noche de decepciones. No consiguió ningún delegado en Michigan o Mississippi, una sombría perspectiva para un candidato con el abrumador apoyo de senadores, gobernadores y otros cargos electos del Partido Republicano.

Rubio insistió en que seguiría adelante para pelear en las primarias de su estado natal, Florida, el próximo martes.

Las elecciones primarias de la semana entrante en Ohio y Florida, en las que el ganador se lleva todos los delegados, son especialmente importantes quizá como la última oportunidad para detener a Trump, salvo mediante la posibilidad muy remota de hacerlo con una controversial convención.