Desde el principio, el representante federal Trey Radel, una de las figuras predilectas de la derecha política, insolente y duro en redes sociales, estaba decidido a crearse fama y lo consiguió. Apenas 10 meses después de que jurara como miembro del Congreso, el novato republicano, que había apoyado la realización de exámenes antidrogas a los beneficiarios de estampillas para alimentos y la reducción de subsidios agrícolas, se declaró culpable de posesión de cocaína, solicitó licencia y se inscribió en un centro de rehabilitación en Naples.

Fue la compra de 3.5 gramos de cocaína que hizo en octubre a un agente encubierto en la zona de Dupont Cirle lo que desató el escándalo. En un santiamén, el ambicioso representante conocido por unos cuantos fuera del suroeste de Florida se convirtió en el "legislador cocaína", el primero en el Congreso acusado de un delito relacionado con drogas en más de tres décadas en Estados Unidos.

"Espero, como familia, que el suroeste de Florida pueda perdonarme por lo ocurrido. Los he decepcionado", dijo Radel el miércoles en la noche en una conmovedora conferencia de prensa que marcó su vergonzoso retiro de la escena pública. "Sin embargo, creo en la fe, el perdón y la redención", afirmó.

La deshonrosa distinción de un arresto por drogas ha dado al traste con una carrera política prometedora y ha dividido a esta tranquila franja de campos de golf y comunidades de jubilados con la fuerza de un huracán. Los periódicos más grandes y un número cada vez mayor de líderes republicanos en el distrito, que incluye las comunidades de Fort Myers y Naples, en la costa del golfo, exigen la renuncia del legislador Trey Radel.

Los posibles aspirantes a la banca de Radel ya consideran abiertamente la celebración de elecciones primarias para la postulación, y los programas en vivo nocturnos se centran nuevamente en Florida. Se desconoce si Radel continuará en la política o si se convirtió en el final de una historia. La oficina del legislador no ha respondido a preguntas de The Associated Press desde la conferencia de prensa del miércoles.

El jueves, en el centro de Fort Myers, su nombre causó indiferencia y sonrisas afables. Cuando se les preguntó sobre Radel, varios electores respondieron con la palabra: "cocaína". 

"Si (Radel) fuera un chico que consume cocaína y trabajara en McDonald's, lo despedirían", dijo Richard Bruehl, contratista general retirado.

Otras personas le mantienen el apoyo.

"Pensamos que en verdad es una gran persona para que nos represente", dijo Carol Hess, propietaria retirada de un negocio. "Esperamos que consiga la rehabilitación que necesita, que regrese y continúe trabajando a nuestro favor", afirmó.

El legislador proviene de una familia que tenía una funeraria en al sector oeste predominantemente católico y conservador de Cincinnati, donde ayudaba a dirigir ceremonias y manejaba la carroza fúnebre. Esta semana, Radel habló sobre la lucha de su madre con el alcoholismo y después de la súbita muerte de ella en la boda de él al asfixiarse con un pedazo de comida.