Orlando. A medida que pasan las horas, la "normalidad" comienza a restablecerse en la ciudad luego de la masacre del fin de semana que cobró la vida de 49 persona, la mayoría latinos y puertorriqueños. 

En la avenida Orange, donde ubica la discoteca Pulse, escenario del sangriento incidente, el tráfico comenzaba a fluir, pero no frente al establecimiento. 

La calma domina la zona que ya comienza a ver disminuida la presencia de los medios de comunicación y de la policía. 

Según se informó, a través de los medios locales, se habilitó un centro para atender a familiares de las víctimas en el Camping World Stadium de Orlando. Estarán brindando servicios de capellanía, información para los arreglos fúnebres, habrá abogados y otros servicios. 

Además de atender a los familiares de los involucrados, estarán disponibles para ayudar a cualquier miembro de la comunidad que necesite un consejero o ayuda sicológica para hacer frente a la adversidad. 

Algunos de los sobrevivientes de la balacera ya se acercaban nuevamente al área como fue el caso de Miguel Vega, de 24 años, quien perdió a su amigo Javier Torres, de 40 años, dentro del club. 

Vega recordó que cuando escuchó las primeras detonaciones, “al principio pensé que era como que le estaban dando a una puerta, pero después yo dije: 'No, son tiros'”.

Así, el proceso de luto se ha mantenido en la ciudad de Florida que ondea todas sus banderas a media asta y que se desborda en mensajes de solidaridad. 

El altar colocado en la intersección de la avenida Orange con la calle Miller seguía hoy creciendo en ofrendas florales y mensajes en apoyo a las víctimas del atentado que realizó Omar Mateen.

“En memoria de nuestros hermanos boricuas”, leía uno de esos mensajes. 

Durante el día se estarían entregando 20 cuerpos de las víctimas, mientras concluyen las autopsias del resto de los fallecidos. 

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