Phoenix.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abrió su mítin en Phoenix el martes con llamados a la unidad y la afirmación de que “nuestro movimiento es sobre el amor”. Después, mostró su enfado.

Culpó a los medios por la amplia condena a su respuesta sobre la violencia en la protesta organizada por supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia. Y gritó que había "pedido abiertamente reconciliación, unidad y amor" justo después de la tragedia y que esto se había presentado mal en la cobertura informativa.

Leyó parte de sus tres respuestas a la violencia por motivos raciales _ animándose más en cada una. Del bolsillo de su traje sacó el comunicado escrito que leyó el día que una mujer falleció atropellada por un hombre que arrolló a contramanifestantes, pero evitó la parte problemática que improvisó en ese momento: su observación de que los culpables eran “muchas partes”.

Eso, además de la repetición días después de que “ambas partes” eran culpables de la violencia que había llevado al deceso de Heather Heyer y de dos agentes estatales, llevó a los demócratas y a muchos republicanos a denunciar a Trump por no condenar sin reservas a los supremacistas blancos y a otros grupos de odio.

"Ustedes saben dónde está mi corazón”, dijo Trump a la multitud de personas que abarrotaba un centro de convenciones en Phoenix. "Solo estoy haciendo esto para demostrar lo deshonestas que son estas personas”.

Bastante después de su intervención, Trump publicó un tuit diciendo: "Los medios no solo ofrecen una plataforma a los grupos de odio sino que (...) ignoran la violencia de las pandillas en nuestras calles”.

El enfado de Trump con los medios y las "noticias falsas" que dice que publican sobre él, fue uno de los varios asuntos no previstos que abordó durante sus declaraciones preparadas para el mitin. El vicepresidente del país, Mike Pence, le dio paso sobre el escenarios y otros oradores pidieron unidad y reconciliación.

El presidente reconoció abiertamente que sus asesores le habían pedido que se mantuviese en el mensaje y que él, sencillamente, no puede.

El mandatario señaló que quería evitar la “polémica” de no indultar de inmediato al exsheriff Joe Arpaio, que está a la espera de sentencia en Arizona tras ser condenado en un tribunal federal por desobedecer órdenes judiciales para frenar sus patrullas antiinmigración. Pero dejó pocas dudas sobre su intención de hacerlo.

"Haré una predicción: Creo que él va a estar bien”, dijo Trump.

Trump criticó también a los dos senadores republicanos por Arizona, insistiendo en que su negativa a mencionar sus nombres muestra un control “muy presidencial”. Señaló que sus asesores suplicaron que "no mencione nombres. Así que no lo haré”. Sin embargo, describió claramente al senador John McCain como la razón por la que el Congreso no derogó y sustituyó la demonizada ley sanitaria del expresidente Obama y señaló al senador Jeff Flake como "débil" en fronteras y delitos.

Sobre su colaboración con la hercúlea tarea que tiene por delante el Congreso para aprobar una reforma fiscal, elevar el techo de deuda y acordar un presupuesto, Trump ofreció pocos detalles. Amenazó con que si los legisladores fuerzan el cierre del gobierno “construiremos ese muro”, en referencia a su promesa de campaña de cerrar la frontera con México.

En el exterior del centro de congresos quedó patente la división existente en el país.

Un hombre con un megáfono dijo que los manifestantes, en su mayoría latinos, debían estar en la cocina. Un contrario de Trump sostuvo un cartel con la imagen del presidente con cuernos. La jornada de ruidosas protestas, en su mayoría pacíficas, se volvió violenta tras las palabras del mandatario. La policía empleó espray de pimienta contra los manifestantes después de que alguien aparentemente arrojó piedras y botellas contra los agentes.

El Departamento de Policía de Phoenix anunció la detención de cinco personas _ una de ellas por una orden detención no relacionada _ en las protestas posteriores al mitin de Trump-