La Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) aseguró que el agua que está sirviendo al día de hoy al  país es segura.

Emma Blanco, directora del Departamento de Cumplimiento, Salud y Seguridad Ocupacional de la Región Metro de la AAA, fue cuestionada en múltiples ocasiones por miembros de la Comisión de Salud de la Cámara de Representantes sobre si el agua que consume el país es segura.

La pregunta surgió en una vista pública de la Comisión en torno a la resolución de la Cámara 159 que investiga las alegadas violaciones de la agencia con los parámetros de calidad establecidos por la Agencia estadounidense de Protección Ambiental (EPA) en la distribución de agua potable.

El representante José Pérez Cordero presentó la medida luego que en febrero pasado la AAA publicará en el periódico El Nuevo Día una notificación  alertando que excedió el nivel máximo permitido para el parámetro de trihalometanos totales en el Sistema Metropolitano.

Este incluye cuatro plantas de filtración: Canóvanas, Sergio Cuevas, Enrique Ortega (La Plata) y Guaynabo (Los Filtros). Una de las más afectadas fue la Sergio Cuevas.

Durante la ponencia firmada por el presidente ejecutivo de la AAA, Elí Díaz Atienza, la ingeniera químico ambiental explicó que los trihalometanos son un grupo de compuestos químicos orgánicos que se desarrollan en el agua potable como resultado del proceso de desinfección.

Estos, dijo, se forman en proporción a la cantidad de materia orgánica y cloro presentes en el sistema de agua.

Cuando se hizo la notificación pública se estableció que para “el año rotativo” que finalizó en el 2016, los trihalometanos estuvieron en un rango de 0.089 y 0.150 miligramos por litro, cuando el máximo promedio anual establecido por la EPA es de 0.080.

Sin embargo, la funcionaria dijo que eso no representó una emergencia para la ciudadanía.

Tanto Pérez Cordero como el representante Franquis Atiles, también autor de la medida, y el presidente de la Comisión de Salud, Juan O. Morales, mostraron preocupación porque la publicación alertó que una persona que consuma agua potable con exceso de trihalometanos puede presentar algunos  condiciones como: problemas con los riñones o hígado, efectos al sistema nervioso y puede aumentar el riesgo de cáncer.

Sin embargo, Blanco sostuvo que “para que represente un posible riesgo a la salud, una persona tendría que beber por 70 años -al menos- dos litros de agua por día con presencia de estos contaminantes en niveles más altos a los establecidos”.

Mencionó que ese aviso público se hizo porque en el último trimestre de 2016 se excedió el rango de trihalometanos.

Según la funcionaria, fue la sequía del 2015 que finalizó a principios del 2016 lo que provocó que las características de las aguas del Lago Carraízo cambiaran y que las concentraciones de materia orgánica alcanzarán casi el doble de la concentración promedio.

Por eso se aumentó en la salida de la planta el cloro residual para proteger el sistema de distribución de contaminación microbiológica durante los periodos de tiempo que el agua se mantenía en los tanques y en el sistema de distribución.

Blanco dijo que eso precisamente -la combinación del cloro con la materia orgánica- fue lo que provocó las condiciones propicias para que durante la sequía el Sistema Metropólitano presentará las concentraciones más altas de trihalometanos en su historia.

Aunque la prueba realizada por laboratorios de la agencia cubre el primer trimestre del 2016, este resultado influencia los otros tres trimestres subsiguientes donde se hacen muestreos, aún cuando en estos últimos se refleje una tendencia clara de reducción.

Esta presentó una tabla en la que refleja “una tendencia clara de reducción continua (de trihalometanos) en los tres trimestres posteriores del año 2016, desde el comienzo de la implementación de medidas”.

Entre lo que se continua haciendo para resolver la situación, Blanco mencionó la eliminación de la aplicación de cloro pre en la planta Sergio Cuevas, permaneciendo solo la aplicación de cloro post a la entrada de los tanques de distribución. En esta planta los muestreos se están haciendo más a menudo.

También en la Sergio cuevas se aumentó la aplicación de polímero para maximizar la remoción de la materia orgánica en el proceso de tratamiento.

Además, en las plantas del Sistema Metropolitano se redujo el cloro residual a la salida de la planta, por lo que se reduce el cloro disponible para reacción a través de la red de distribución sin afectar el proceso de desinfección.

“Hemos atendido la situación y estamos casi llegando al cien por ciento de control de la situación ocurrida. El agua de la Autoridad es segura”, reiteró la funcionaria.

Mientras, el representante Parés pidió a la Comisión que se solicite al Departamento de Salud, que a través de la División de Agua Potable es quien tiene ingerencia sobre este asunto, el documento que emitió cuando ocurrió esa emergencia y cuáles fueron sus recomendaciones al respecto.  

De otra parte, Tania Vázquez, directora ejecutiva de la Junta de Calidad Ambiental, que fue citada y se excusó, expresó en ponencia por escrito que los asuntos contemplados en la Resolución 159 no se encuentran dentro de las facultades de esa agencia.

Al expresar que los propósitos de la medida son loables, ya que tiene que ver con la salud de los consumidores, sostuvo que todo lo concerciente a la seguridad del agua potable está regulado por la Ley Federal del Agua Potable.

Por su parte, la secretaria de Justicia, Wanda Vázquez, también en ponencia por escrito, dijo que la intervención de esa agencia ocurriría una vez la Legislatura apruebe el informe correspondiente de la Comisión de Salud con los hallazgos que resulten de la investigación y si surgieren hechos que lo ameriten.