El dueño de la Panadería Pontevedra en Juana Díaz, ha visto encarecer su factura de energía eléctrica hasta llegar a los $10 mil mensuales hace unos meses y, aunque este año experimentó una baja,  ahora tiene que prepararse para un nuevo aumento, tan pronto como en un mes.

Esto,  luego de que la Comisión de Energía de Puerto Rico aprobara el alza de 1.299 centavos por kilovatio hora, como parte de una tarifa provisional de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) en lo que se dilucida la tarifa permanente. El aumento tiene que ser anunciado esta semana y entraría en vigor a los 30 días de haberse emitido la orden, lo que ocurrió el pasado viernes.

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“Yo estaba como en los $6 mil o $7 mil mensuales, pero $3 o $4 mil pesos más de luz en un negocio es fuerte”, indicó el   comerciante  de 72 años.

A Rodríguez González no le quedó más remedio que absorber el cantazo, porque las otras alternativas que tenía sobre la mesa no eran viables. 

“No puedo despedir la gente, no puedo aumentar los precios porque, sino vendemos menos. No puedes hacer nada prácticamente. Estamos trabajando a empujones”, dijo.

La idea de cerrar le ha pasado por la mente, pero tiene al menos dos razones  de peso que lo detienen: las memorias de las seis décadas de existencia de esta panadería, que anteriormente se llamaba San Pablo, y que la misma es el modo de sustento de una treintena de familias.

“Yo iba a cerrar este negocio, pero no lo cerré porque de aquí dependemos 32 familias. Imagínate tú, si yo los dejo en la calle no tengo perdón de Dios. Pero estamos trabajando con el alma, de verdad que sí”, expresó el comerciante.

“Para mí no es difícil despedir gente, es dificilísimo. porque yo vengo de una familia bien pobre que ha subido  a empujones, y cuando vienes de una familia así, que has pasado por las necesidades básicas, tú sabes lo que es eso. Cuando una persona se queda sin trabajo es difícil, sobre todo si tiene familia”, analizó. 

La ayuda no llega 

En su intento de abaratar costos operacionales, Rodríguez González probó usar una planta eléctrica, pero no le convino.

“Yo probé una vez con la planta eléctrica, pero no es costo efectivo. Gasta más porque el diésel está caro también”, comentó.

Además hizo una petición a la AEE y al municipio, pero no recibió respuesta.

“Hace dos años yo pedí que me pusieran unos transformadores, aunque yo le pagara  a la AEE por ellos, para que todas las líneas tiren el mismo voltaje, y se  quedó ahí. No  hicieron nada. Al balancear todas las cargas de aquí, yo podía economizar algo, pero no pasó nada. No ayudan a nadie”, expuso Rodríguez González.

En cuanto al encarecimiento de los productos que obtiene de suplidores, señaló que varían constantemente.

“Los precios suben y bajan en la cadena de distribución. Depende de muchos factores, porque ellos también tienen el mismo problema de luz. En los productos congelados es donde más se ven  los aumentos”, precisó.

La factura del agua, entretanto, no es un problema  actualmente porque, según el comerciante, “aquí llegan como $200 mensuales”. 

Sin embargo, la situación pudiera cambiar pronto si la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) pone en vigor un aumento, en el caso de que en esta última sesión del cuatrienio la Legislatura no apruebe  un proyecto de ley que provea un mecanismo para pagarles a los suplidores y realizar obras capitales.

El cliente no puede pagar el alza

Stephanie Pérez, empleada del restaurante Los domplines, explicó ayer que la estrategia utilizada por el dueño del negocio, Ángel Ríos ha sido flexibilizar el menú, que además de los famosos domplines rellenos incluye menú de almuerzo y a la carta. Ahora todos los platos están disponibles a partir del mediodía.   

Esta medida se tomó para procurar que más clientes entren al reconocido establecimiento ubicado a pasos de la plaza de recreo juanadina.

“Sí se ha tenido que aumentar el precio de los mariscos”, indicó Pérez, que ayer actuaba como supervisora del turno mañanero.

Ahora bien, la empleada fue enfática en que el despido de empleados, al menos por ahora, “no es opción”.

“Este es un pequeño negocio. La cantidad de empleados, el horario y el tipo de servicio seguirá siendo el mismo. No se va a cambiar por el mero hecho de que aumenten el agua y la luz, sino que vamos a combatir contra eso”, expuso.

Por otro lado, Yessica Mateo González, empleada de Jardín Las Gardenias en Juana Díaz, coincidió en que no es viable pasarle el aumento del costo operacional al cliente.

“Como el IVU (Impuesto sobre las Ventas y el Uso) ha tenido un impacto tan grande en el consumidor, si subimos el precio de las plantas se afectaría la venta”, detalló.

En ese sentido, absorber el aumento es significativo, particularmente el de la factura de  energía eléctrica. Contrario a lo que podría pensarse, no es en consumo de agua que está el mayor gasto, sino en la luz.

“En la luz nos impacta bastante fuerte porque tenemos bombas de agua y es mucho  lo que se lleva el garden y el sistema de riego”, sostuvo Pérez, al destacar que con las altas temperaturas recientes tienen que regar las plantas dos veces al día.

Adiós a las ganancias

La economista Martha Quiñones manifestó que el aumento en la factura de la AEE se tragará las pocas ganancias que tienen las pequeñas y medianas empresas (Pymes), y opinó que el gobierno debe ayudar a estos comerciantes a conectarse a fuentes de energía alternas. 

“No estoy hablando de que le den subsidio de luz, sino subsidios para que accedan a fuentes  de energía alterna y puedan abaratar sus costos. Un comerciante próspero paga impuestos en Puerto Rico, o sea, que nos conviene  a todos”, afirmó Quiñones, para quien la política pública de esta administración se contradice, porque dice impulsar las pymes, pero las golpea con aumentos de este tipo.