Como un gran Santa Clós fino, Anaudi Hernández se iba a gastar cientos o miles de dólares en la compra de regalos de la lujosa tienda Carolina Herrera desde que supo que iba a guisar en el gobierno.

Mientras, para el gran party de cumpleaños que celebró durante el concierto de Don Omar en la suite del Gobernador, fue una asistente de la Oficina de la Primera Dama quien coordinó que llegara comida y bebida, según los gustos y requisitos de Anaudi.

Eso fue parte de lo que trascendió ayer durante el tercer día de desfile de prueba contra cuatro coacusados de corrupción gubernamental en el foro federal.

Además, se detalló que en julio de 2013, cuando Anaudi autorizó a sus socios Héctor Vargas y José Rodríguez para que usaran tarjetas American Express Centurion y American Express Platinum, por los próximos nueve meses el trío acumuló una deuda de $313,000 ¡que todavía deben!.

Los acusados en esta etapa son Sally López, exdirectora de la Administración de Derecho Laboral (ADL); Ivonne Falcón, exvicepresidenta de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA); su hermana Marielis Falcón, así como Glenn Rivera Pizarro, exasistente del administrador de la Cámara de Representantes.  

El grupo enfrenta cargos de mal uso de fondos públicos, soborno y conspiración para cometer fraude electrónico.

Otras 10 personas, incluyendo  a Anaudi, todas relacionadas al esquema que incluye varias agencias de gobierno, ya se han declarado culpables.

El juicio quedó en suspenso ayer en un punto importante: y es que del interrogatorio todavía no se ha establecido quién pagó por los gastos del cumpleaños de Anaudi en el Choliseo aquel 4 de mayo de 2013.

Lo que sí se sabe, porque se mostró un documento al respecto, es que Anaudi le escribió un correo electrónico a Sasha Pomales, entonces ayudante especial en la Oficina de la Primera Dama Wilma Pastrana, en el que le envía la “Petición de comida y bebida de la actividad del 4 de mayo en el Coliseo de PR”.

En ese documento se establece que en su lista de deseos había desde sushi y algunas carnes, hasta popcorn y champán, así como rones y vodka. También pidió  fresas y crema batida, todo por un gran total -según se podía observar del documento presentado- de nada más y nada menos que $1,647.

La testigo indicó que la autorización a usar la suite  salió de la Oficina del Gobernador y que el mandatario era uno de los invitados.

¿Y por qué la Oficina de la Primera Dama coordinó el pedido? Pues porque esa oficina está encargada de coordinar actividades, incluyendo las que se realizan en esa suite, declaró Pomales.

La testigo relató que previo a trabajar en la Oficina de la Primera Dama, estuvo involucrada en la campaña de Alejandro García Padilla para gobernador. Como parte de los esfuerzos para ganar la elección dijo que fue a entre tres y cinco actividades de recaudación de fondos en la mansión que Anaudi tenía en Aguadilla y allí, entre otras personas, vio a la hoy senadora Maritere González y el secretario de prensa Jesús Manuel Ortiz. Pomales ahora trabaja como ayudante ejecutiva del secretario de Educación, Rafael Román.

Miles en regalitos

Otro testimonio relevante ayer fue el de Shalimar Vega Avilés, quien para el 2012 trabajaba como consultora de ventas en la exclusiva tienda Carolina Herrera de Plaza Las Américas. La  testigo dijo que allí el artículo más barato era de $520 y podían llegar a los $2,500. Aseguró que Anaudi era su cliente, y que parte de su trabajo era conocer a las personas por su nombre y llamarlos. Para septiembre de 2013, con sus contratos con el gobierno en pleno vuelo, Anaudi le compró un bolso Athina de $830, así como una bandana de seda, una billetera y unas yuntas. Ese día se gastó allí un total de $1,773.40 en esos cuatro accesorios.

Recordó que el individuo iba alrededor de una vez al mes a la tienda, en ocasiones con amigos. Según sus estimados, Anaudi invirtió en compras mientras ella trabajo allí, unos $30,000 en regalos.

Y aunque no se discutió en sala, de la factura mostrada se pudo apreciar que en esa misma fecha Anaudi gastó $438 en la tienda Tumi que se dedica a la venta de maletas y equipo de viajes. También pagó $64.20 en la joyería Swaroski y $127 en la tienda Macy’s. De igual modo, se pudo apreciar un gasto de $668 en Zen Spa.

La consultora de ventas dijo que Héctor, el primer testigo de cargo de la fiscalía federal, que también se declaró culpable, era otro de sus clientes. Pero a preguntas del abogado de Sally López, Joaquín Monserrate Matienzo, la testigo detalló que Anaudi era “más espléndido” que Héctor. Dijo además la testigo, que es de mal gusto dejar el precio del artículo incluido cuando se sabe que son regalos. Con eso, presumiblemente, la defensa quiso demostrar que Sally, de haber recibido alguno de los regalos de la exclusiva tienda, no tenía ni idea de su costo.

Cuando la testigo respondió que no indagaban para quién los clientes compraban regalos porque ya habían tenido “situaciones”, las risas y los cuchicheos en sala no se hicieron esperar.

Keith Herr, un oficial de la empresa American Express dijo que Anaudi autorizó en julio de 2013 a Héctor Vargas y José Rodríguez a usar las tarjetas. De lo que se pudo observar, ese mismo día Héctor pagó con esa tarjeta en una estación de gasolina en Caguas, en dos tiendas de muebles y en el restaurante de Guaynabo Yaya’s Cusine.

Debido a que el trío dejó de pagar lo que cargaban a las tarjetas, el 1 de abril de 2014 se las cancelaron y aún tienen pendientes acciones legales para el cobro de dinero.

Amed Laboy, quien lleva 20 años trabajando en el registro de corporaciones del Departamento de Estado, habló de las empresas de los socios de Anaudi, la fecha en que se incorporaron y la persona que aparecía como encargada de cada una.

El testigo reconoció que no hay forma de saber quién es el verdadero dueño de una empresa o si alguien mintió en el registro de incorporación. Los abogados de algunos de los coacusados enfatizaron en ese punto y en que se aclarara que todos los registros, aunque son públicos, no se puede tener certeza de que tengan información verídica sobre quiénes están detrás de las compañías.

Las otras dos testigos de ayer fueron empleadas de los bancos Santander y Oriental, respectivamente, para certificar cheques y documentos a nombre de los socios de Anaudi.

El juicio se reanuda el  lunes en la sala del juez Pedro Delgado en el Tribunal Federal en Hato Rey.