La lucha de las autoridades contra el contrabando de drogas y otros artículos no cesa en las cárceles de la Isla, al tiempo que los traficantes buscan nuevas maneras de introducir las sustancias ilegales, mientras el Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) trabaja para evitar que eso suceda.

Ese trabajo de vigilancia e inteligencia de parte del DCR ha logrado, según el secretario Erik Rolón, que se mantenga una presión constante sobre el contrabando tanto de drogas como de celulares y otros artículos.

Según enumeró Rolón, entre los productos que buscan entrar de contrabando a las cárceles se encuentran, marihuana, cocaína, heroína, cigarrillos, celulares, accesorios de celulares, medicamentos no autorizados y jeringuillas.

“Nosotros no hemos claudicado en la batalla contra contrabando, incluyendo drogas, celulares y otro tipo de contrabando. Hemos sido muy efectivos en la detección de contrabando. Reforzamos recientemente la unidad K9, que es fundamental en esta lucha. Estamos comprometidos en adquirir más canes y tener una unidad más robusta”, comentó Rolón sobre la unidad que cuenta actualmente con 41 perros.

El secretario indicó a Primera Hora que la unidad tenía cinco canes que estaban en vía de retiro por lo que trabajan para adquirir más canes.

Explicó que no todos los canes están entrenados para detectar lo mismo, si bien algunos están especializados en detectar sustancias controladas, otros usan su finísimo olfato para detectar celulares.

Rolón también anunció que, más allá de los canes, el DCR está en proceso de adquirir nuevas tecnologías.

Precisó que tienen en planes adquirir dos escaners de personas, otros dos escaners de equipaje, que son como los que se usan en los aeropuertos, así como dos escaners especializados para revisar los ‘mattress’, que es un lugar en el que algunos confinados suelen ocultar mercancía de contrabando.

El funcionario resaltó que tiene previsto una inversión de $800,000 para hacer realidad estos nuevos proyectos.

Rolón destacó que trabajan con un proyecto de videovigilancia en todas las cárceles y están explorando alternativas para establecer un sistema de ‘manage access’ para telefonía que evitaría las llamadas no autorizadas hacía y desde las cárceles.

“Es un sistema que bloquea las llamadas para que no salgan ni entren a las cárceles. Además de bloquear las llamadas, este sistema captura la información para saber quién está lo está usando, a dónde iba la llamada o el mensaje de texto. Es algo que ayuda a hacer un trabajo de inteligencia más profundo, y que ya existe y está implantando con éxito en otras jurisdicciones. Es algo completamente viable y es una tecnología aprobada por la FCC” (Federal Comisión de Comunicaciones), explicó Rolón sobre el sistema de control de telefonía.

Rolón insistió en que, si bien ese sistema no necesariamente detecta el teléfono celular, “lo hace inútil”.

Agregó que esa tecnología permite controlar de manera efectiva el rango de control de llamadas, algo importante porque desde las instituciones penales se hacen llamadas ilegales, pero también se hacen llamadas legales desde lo que se conoce como la pared, que es el área donde se pueden hacer llamadas de manera autorizada.

De hecho, según Rolón, también han reforzado la seguridad en la pared, para evitar que se usen esos teléfonos para actividades no aprobadas.

En cuanto al contrabando de sustancias controladas, Rolón detalló que en los últimos tiempos la sustancia ilegal que más han ocupado ha sido marihuana.

Entre los métodos para entrar la mercancía de contrabando, Rolón destacó que la novedad más reciente que han detectado es el uso de drones para soltar el contrabando en un punto particular dentro de la prisión.

También continúa el uso de métodos tradicionales como lanzar los objetos sobre las verjas o usar personas para que entren la mercancía.

“Nosotros estamos bien empapados de los métodos que usan. Tenemos una unidad de inteligencia que está bien atenta a todo lo que ocurre. Vemos casos lamentables en que alguna familia se presta para eso, ves casos como el de una abuela de avanzada edad tratando de entrar contrabando. Y los tenemos que intervenir”, dijo Rolón, destacando que la situación en Puerto Rico en cuanto al contrabando en las prisiones no es diferente a lo que viven otros estados.

Por otro lado, Rolón resaltó que han registrado una merma en el número de usuarios de sustancias controladas. Según los datos suministrados por el DCR, de las pruebas realizadas en el 2017 para detectar sustancias controladas, el 77% arrojó negativo. El 90% de los confinados aceptó someterse a las pruebas.

El secretario atribuyó la reducción a un programa “bastante robusto” para atender la adicción.

Destacó programas en los que ademar de tratar su adicción, los reos aprenden oficios tales como el de la artesanía.

“Tenemos herramientas de rehabilitación, y vamos a seguir creando más. El obstáculo mayor es la voluntad del confinado de aprovechar esa oportunidad. Como Departamento de Corrección y Rehabilitación nos toca trabajar con esas personas, solo que en un ambiente más difícil”, afirmó Rolón, destacando que “muchos confinados comenten delitos precisamente porque el problema de abuso de sustancias los lleva a cometer delitos. Pero tenemos oportunidades de rehabilitación y vamos a seguir creando más”.