Toa Baja. Son las 7:00 de la mañana de un viernes. Como es usual en la “hora pico”, el tapón arropa los carriles de la autopista PR-22 que discurren de Toa Baja hacia Bayamón.

Mientras los autos están prácticamente detenidos, la guagua del llamado Metro Urbano se adentra en un carril exclusivo. Poco a poco abandona el pandemónium y en 18 minutos está en la estación del Tren Urbano, en Bayamón.

Pese a los atrasos en la finalización del proyecto y a que todavía opera en un horario especial, cada vez son más los ciudadanos que utilizan el servicio para llegar desde Toa Baja hasta Bayamón y evadir la terrible congestión vehicular que se forma en la autopista durante las mañanas y las tardes.

El director ejecutivo auxiliar de la Autoridad de Transporte Integrado (ATI), Edgar Rodríguez, dijo que en apenas cuatro meses, el servicio ha sido exitoso.

Mientras, el pasajero Jafet Ramírez opinó que “el servicio está de primer mundo, súper a tiempo. No van a dar abasto, yo creo. Es más, yo creo que el tráfico ha bajado”.

El pasajero que llega en vehículo privado desde Dorado hasta Toa Baja, donde aborda el Metro Urbano, sostuvo que “en California usaba el BART y no estaba tan lleno. Llego en una hora a la estación del Choliseo en Hato Rey”, abundó.

Desde que inició sus viajes de prueba en octubre pasado, el Metro Urbano transporta pasajeros desde un estacionamiento en el barrio Campanillas, cerca del peaje en Toa Baja, hasta la parada del Tren Urbano, en Bayamón, pasando por un carril exclusivo en la autopista PR-22. Diez guaguas –con capacidad de entre 60 y 90 pasajeros cada una– realizan 12 viajes de lunes a viernes: seis en la mañana (entre 6:15 a.m. y 7:30 a.m.) y seis en la tarde (entre 1:00 p.m. y 6:15 p.m.).

A juzgar por las expresiones de Ramírez y de otros pasajeros, el servicio cumple su rol y los reparos se limitan principalmente a la poca cantidad de viajes.

El director ejecutivo auxiliar de ATI explicó que, aunque inicialmente esperaban culminar el periodo de prueba en febrero, los trabajos de construcción se extenderán hasta este mes, lo que les ha obligado a postergar la implementación de horarios adicionales.

Rodríguez, en entrevista con este medio mientras viajaba en una de las guaguas, dijo que “las obras deben terminar a mediados de marzo. Esa es la fecha por contrato. Ahí (el Gobierno) lo entrega al operador del expreso PR-22, (la empresa) Metropistas. Entonces, ellos tienen cuatro meses para instalar todos los sistemas de comunicación”, abundó el funcionario, quien sostuvo que hasta el momento se han invertido $111.9 millones.

Su expectativa es que, para agosto, el Metro Urbano ya opere entre las 6:00 a.m. y las 7:00 p.m. La frecuencia se determinará más adelante, de acuerdo con lo que determinen los estudios, para saber cuál es la demanda entre las horas pico y las regulares.

El costo será de unos $2 e incluirá transferencia al Tren Urbano o a la AMA.

“Estos viajes de prueba los usamos para medir el tiempo de viaje y verificando la operación. Se abrió al público para que tenga la oportunidad de probar el sistema y si le gusta, una vez el sistema esté operando a su capacidad, lo pueda usar”, dijo Rodríguez.