Tras el revuelo que ha provocado el agua de color amarillento o marrón que se distribuye en algunos municipios que se sirven del embalse La Plata, la secretaria de Salud, la doctora Ana Ríus, habló por primera vez este jueves para afirmar que su consumo “es cuestión de gusto y estética”.

“El agua es completamente saludable y potable”, detalló la funcionaria, durante una visita a la planta de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillado (AAA), Enrique Ortega, en Toa Alta, la única que en estos momentos está distribuyendo agua que aparenta tener turbidez.

Durante un recorrido por la planta y tras disculparse por sus expresiones “insensibles” sobre cómo se debía consumir esta agua, saborizada, el presidente de la AAA, Alberto Lázaro, detalló que es el nivel de manganeso que se recibe en la planta la que provoca que al final del procesamiento el agua se torne con color.

 Detalló que, debido a la sequía, el nivel del agua donde hacen la toma está más cerca de los sedimentos en los que se deposita el manganeso. Específicamente, el agua que se procesa en la actualidad está a cerca de once metros del fondo del lago y a cinco metros de la compuerta.

 Lázaro dijo que esto ha provocado que los niveles de manganeso que llegan a la planta sean de 1,200 microgramos por litro, cuando lo normal es 300 microgramos por litro. Ahora, tras ser filtrada, el agua sale a su distribución con un nivel de 180 microgramos por litros de dióxido de manganeso, según expuso la secretaria de Salud. “Esto está dando la coloración marrón, pero (el agua) es de bien baja toxicidad. Por lo tanto, el agua es segura en estos momentos para beberla”, sostuvo, al indicar que para que un agua salga clara debe tener una concentración de manganeso menor a 50 microgramos.

 Ríus añadió que “beberla es segura, aunque el aspecto no le guste. Si no les gusta, pueden filtrarla con filtros que no sean de carbono activado o tomar agua embotellada”.

 Algunos filtros que recomendó son los de osmosis o minerales pesados, pues tienen la capacidad de quitar la coloración que tanto disgusta.

 Esta coloración, según el presidente de la AAA, surge en momentos en que al agua se le introduce cloro, previo a ser distribuida.

 “La oxidación del manganeso ocurre a raíz de añadirle cloro, porque la filtración no está removiendo todo el manganeso”, precisó Lázaro.

 El funcionario espera en una semana, como máximo, tener resuelto este problema. Entre las medidas que se están tomando está un ajuste en las etapas en las que se le añade químicos al agua, específicamente una sustancia que se llama permanganato de potasio. “Se ha estado añadiendo en la represa, en la toma, y una segunda inyección aquí (en la planta) para tratar que haya mayor oxidación (del manganeso) antes que llegue a la clorinación final”, dijo.

La próxima medida que contemplan tomar en los próximos días es la construcción de una toma flotante de agua, similar a la del embalse de Guajataca.

 Lázaro comentó que en una semana pudiera estar construida esta toma, si laboran todo el fin de semana. Lo que no pudo indicar fue el costo. Pero alegó que “es de miles, no de millones”.

 “Nosotros estamos trabajando incansablemente para que esto se resuelva lo antes posible”, sentenció.

 Los pueblos que se sirven de la planta Enrique Ortega son Toa Alta, Toa Baja, Cataño, parte de Bayamón, Naranjito y parte de Guaynabo.

  Por otro lado, el presidente de la AAA indicó que también se han registrados altos niveles de manganeso en la planta de Sergio Cuevas, que se sirve del lago Carraízo. Sin embargo, no llegan a agregarle color al agua.

 Detalló que al momento de entrar a la planta el nivel del metal es de 220 microgramos por litros y al ser filtrada se distribuye en 40 microgramos por litro.

De acuerdo con la secretaria de Salud, para que el agua sea tóxica como para interferir con el sistema nervioso y que provoque los síntomas similares al Parkison que provoca el manganeso debe tener una concentración mayor a 700 microgramos por litros.

El Departamento de Salud y la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) permiten que el nivel de manganeso llegue a 300 microgramos por litro, antes de emitir una alerta. Para que llegue a este nivel, según Ríus, “tendría que haber abandono total de una planta”.