La alcaldesa de San Juan Carmen Yulín Cruz cantó victoria sobre la organización de las fiestas de la calle San Sebastián, a pesar de las controversias suscitadas por su planes de seguridad y transporte.

En lo único que dijo arrepentirse fue en la ubicación de verjas alrededor de las calles de la ciudad amurallada.

“Relacionado a las verjas en San Juan, me equivoqué en la forma, no en la razón. No tengo problemas en aceptar cuando cometo un error!”, escribió la alcaldesa en un tuit publicado el pasado fin de semana.

En una entrevista posterior con Univisión Radio dijo: “Cometí un error. Me equivoqué y cuando yo las vi puestas, que es muy difícil a verlo en un plan de seguridad, me dieron una sensación mala, una sensación de restricción que no es cónsono con el esfuerzo que estamos teniendo para embellecer a San Juan”.

También hubo disputas por querer establecer puntos de registro para poder entrar a las fiestas, medida que fue paralizada en el tribunal, y por ubicar rutas de guaguas a $1 en zonas que los taxistas suelen dar servicio.

Cruz dijo a Radio Isla que “el saldo para la gente es que estas son las fiestas más organizadas... donde ha habido mayor seguridad y... de una oferta cultural diversa”.

Informó que en cuatro días se arrestaron nueve personas, cinco menores de edad se intoxicaron con alcohol (lo que el Departamento de la Familia investiga), se hicieron dos intervenciones por violencia de género, se reportó el robo del cabezudo “Cesar, el gallo”, y hubo una pelea en la que un sargento de la Policía municipal de San Juan terminó con heridas leves.

Comparó este saldo con los sobre 400,000 personas que, a su juicio, acudieron a la SanSe, entre los que usaron transporte públicoa o los estacionamientos en instalaciones deportivas, más los turistas de seis cruceros.

Sin embargo, la alcaldesa no ha dado por terminado el asunto del “cateo patrio”.

Indicó que hoy tendrá una reunión con su equipo legal para analizar si apela la decisión de la jueza Giselle Romero, de declarar inconstitucionales esos puntos de cotejo.

Mientras, el sentimiento entre los residentes era mixto.

Aladino Santiago, quien lleva 89 años residiendo en la zona histórica, no cree que se trate de una tradición. Para él las fiestas solamente son para “money making”, y no le gustó el gasto en los detectores de metales.

Evaristo Pineda, un artista quien lleva cuatro años residiendo allí, expresó que como hubo más auspiciadores y mayor oferta cultural, “se incentivó la economía que es lo que el país necesita”.

José Vázquez estaba encantado de que pudo bailar salsa en varios puntos de la ciudad.

Irma Narváez, residente en La Perla, dijo que “lo de las verjas no me gustó. Nosotros los de La Perla también somos parte del Viejo San Juan...”.

Más de 240,000 personas llegaron al Viejo San Juan para celebrar el evento.