Los números oficiales que anoche mantenían al frente a Alejandro García Padilla son un reflejo de que un segmento de la población que no necesariamente se identifica con el Partido Popular Democrático (PPD) vio la necesidad de “derrotar a un gobierno con políticas neoliberales peligrosas”.

El ex secretario del Trabajo Víctor Rivera no tiene ninguna duda de que “hubo una erosión de los partidos emergentes” –y también del Partido Independentista Puertorriqueño–, que se convirtió en una avalancha de votos para el Partido Partido Popular Democrático.

“Mi teoría es que el PPD hace tiempo que no tiene una base tan fuerte para ganar las elecciones por sí mismo, pero a la vez tiene la capacidad de convertirse en el partido de la esperanza de la gente en momentos importantes para Puerto Rico, y el mensaje de Alejandro García Padilla y la invitación hecha por él en su último mensaje fue genial, excelente”, analizó el abogado.

Según Rivera, el PPD fue asertivo al haber apelado a la emoción con la inclusión de la bandera y otras estampas asociadas con la puertorriqueñidad.

Pero eso fue al final de la campaña.

Es que yo entiendo que la campaña tuvo variantes muy importantes. Hubo un momento en que el PPD estaba lo suficientemente cómodo para ganar las elecciones. Luego del primer debate, esa posición cómoda se ve un poco afectada y los números sugerían un virtual empate. Ante eso, el PPD siempre apela al voto de la sociedad civil, que es el que está en la periferia.

¿Realmente quedaban indecisos?

Hay gente que no se decide hasta el final y en la cultura política de Puerto Rico hay elecciones como la del 84, la del 2000 y como esta, en la cual la sociedad civil se autoconvocó en contra del Partido Nuevo Progresista.

¿Aunque no fuesen simpati- zantes del Partido Popular?

Hay gente que se ha visto afectada (por las políticas de Luis Fortuño) y, aunque no necesariamente son populares, vieron la necesidad de derrotar a un gobierno con políticas neoliberales peligrosas.

Con eso coincidió el analista político Benny Frankie Cerezo, quien dijo anoche que el pueblo se había volcado “ante la insolencia de un gobierno que todo lo resolvió con dinero y apabullando a la gente”. Señaló, además, que era vergonzoso escuchar decir a Edwin Mundo “que ellos van a ganar porque están esperando el voto de los confinados y los encamados, cuando en este país se sabe de la gran trampa, el gran fraude de los encamados”.

Los miles de despidos de empleados públicos, la descolegiación de muchos profesionales como los abogados, la huelga en la Universidad de Puerto Rico, la imposición de la cuota y “la criminalización del movimiento obrero” son algunas de las razones que Rivera entiende que influyeron en el rechazo a Fortuño.

“Logró convocar a Puerto Rico y los convenció”, afirmó.

Eso fue criticado por los nuevos partidos, que les pidiera el voto a sus seguidores.

Eso muestra la debilidad de los partidos emergentes. Tienen debilidad en su base. Sus supuestos adeptos, a la hora de la votación, no tienen ninguna lealtad a ellos, le tienen lealtad al país. El mensaje fue que el único partido que derrota a Luis Fortuño es el Partido Popular Democrático, el único que derrota a Luis Fortuño es Alejandro García Padilla. Hubo comprensión y entendimiento de ese mensaje.

Con ese voto “prestado”, si es que se le puede llamar así, probablemente se esperaría algo a cambio. Eso lo cree Rivera.

“Esto va a sugerir que el que gana por alianzas, gobierna por alianzas. Si el PPD estratégicamente fue correcto en pedir los votos de los partidos emergentes, pienso que también va a ser correcto en integrar ideas, personas de los partidos emergentes a su obra de gobierno y a su gobierno”, anticipó.

Es que no fue una alianza formal, como la de Carmen Yulín en San Juan, que obtuvo el respaldo del Movimiento Unión Soberanista.

No fue una alianza formal porque no hubo una línea editorial del partido, pero se convirtió en una alianza informal porque ese mensaje de él (García Padilla), de Sila María Calderón, que fue la que pidió los votos el domingo, y ese vaciarse de los partidos emergentes y del PIP, de facto es una alianza informal. Y es un voto de confianza condicionado.

Es un voto de castigo entonces.

Es un voto castigo contra Fortuño interpretado como un voto de confianza a favor de Alejandro.

Del proceso, a juicio de ex secretario, se aprende una gran lección. Y no solo para uno de los partidos.

“Esta elección le demuestra al PNP que, aun teniendo una base más amplia, una base electoral más amplia, nadie prevalece en Puerto Rico con su base electoral. Además, que Puerto Rico ya se ha encaminado a hacer alianzas y a llevar a la Gobernación, a las alcaldías y a la Legislatura a personas haciendo alianzas”, indicó.