“Esto es un golpe bajo a la comunidad dominicana...”

A muchos residentes extranjeros en la Isla, en particular a los de la comunidad dominicana, les cayó como un balde de agua fría que se haya aprobado en la Legislatura el proyecto que establece un impuesto de 4% a todo negocio de transferencias monetarias por cada servicio de estos ofrecidos.

Al menos para Esperanza Castillo, encargada del negocio La Solución -lugar en el que entre otros servicios se tramitan las remesas-, de convertirse en ley la medida sería “terrible” para el bolsillo de sus compueblanos quienes, asegura, hacen de tripas corazones para “mandarle alguito” a sus familiares en la isla hermana.

“Esto es un golpe bajo a la comunidad dominicana porque el dominicano ahora mismo casi no está enviando porque no tiene. El que enviaba $100, ahora manda $20. Y si de eso van a pagar el 4%... esa cantidad va a bajar. Y me da pena y me duele mucho porque los más que van a sufrir son los que reciben esos chavitos allá y que son gente pobre”, explicó la comerciante.

Otro que se mostró frustrado fue el pintor de brocha gorda, Alfredo Báez, quien en los 18 años que lleva en la Isla, es en estos tiempos que se ha sentido desvanecer por la crisis económica a la que se suma otro “cantazo” con el impuesto a las remesas.

“Tengo dos hijos y tres nietos allá a los que antes les mandaba dinero y te digo la verdad: ahora envío $40 cada dos o tres meses porque la cosa está mala. Aquí ha aumentado la luz, el agua, la comida... no nos sobra. Así que ahora menos podré mandar chavos”, expresó.

Igual de atribulado está don Ramón Ruben, quien tiene un colmadito de verduras y artículos de cocina en el que ayer sólo había hecho $30 en ventas.

“Cada vez vendo menos y encima nos siguen poniendo impuestos. Eso no es justo. Aquí hay un problema con los grandes capitalistas y con los políticos que quieren que sea el pobre el que pague las cuentas que ellos han hecho. Esto está malo y cada día el rico es más rico y el pobre más pobre”, dijo el hombre quien lleva casi 20 años en Puerto Rico y quien solía enviar $100 semanal a su mamá a Quisqueya.

“Ahora llevo tres semanas sin enviar nada... ni $40 siquiera”, agregó con sentimiento porque sabe que su progenitora, una anciana, utiliza ese dinero para comida y algunos gastos de salud.

La generación más joven parece tomar la noticia con más calma, como es el caso de Esmerlín Reynoso, quien acoge la posibilidad de aumentar el impuesto como un gasto más que tendrá en sus responsabilidades.

“Por eso no voy a dejar de enviar dinero a mi señora (esposa) y a mi hijo. Mientras siga trabajando, seguirán recibiendo lo mismo. Y sinceramente, no creo que los clientes dejen de mandar el dinero a sus esposas, sus hijos, sus mamás o hermanos por esto porque el aumento es de 1% pues ahora mismo se paga 3% de impuesto', al menos aquí”, agregó quien, precisamente, trabaja en un negocio de transferencia monetaria en Barrio Obrero, Santurce, que se llama “Mundo Celular”, en el que se venden accesorios de móbiles.

Líderes de la comunidad quisqueyana en la Isla se han expresado en contra del impuesto, entre ellos José Rodríguez, portavoz del Comité Dominicano de Derechos Humanos.