El famoso escritor uruguayo Eduardo Galeano consideró a Puerto Rico un país prisionero, a partir de su condición “de factoría azucarera”.

En su obra más relevante para América: “Las Venas Abiertas de América Latina”, expondrá que “desde el punto de vista norteamericano,  los puertorriqueños no son suficientemente buenos para vivir en una patria propia”. Lo eran –al momento en que se escribe el libro- para morir en el frente de Vietnam, “en una patria que no es la suya”.

“En las Venas”, Galeano manifiestó que “a las humillaciones heredadas de la invasión de 1898”, se les añadían otras, como la de contar con una representación en el Congreso sin voto y prácticamente sin voz.

Mencionó que los aranceles aduaneros se fijan en Washington, “donde este decide todo que lo que tiene que ver con el comercio exterior e interior de  la Isla”; y que lo mismo ocurre con el transporte, los salarios y las condiciones de trabajo de los boricuas.

El autor destacó que la Corte Federal de Estados Unidos es la que juzga a los puertorriqueños y que “la desnacionalización de Puerto Rico quiso hacerse absoluta por la vía de la emigración”. Que la miseria empujó a más de un millón de puertorriqueños a buscar mejor suerte en Nueva York y que el precio de la factura fue nuestra identidad nacional.

“Las Venas Abiertas de América Latina” se publicó en 1971. La guerra de Vietnam concluirá cuatro años más tarde.

En 2010, en medio de la huelga estudiantil de la Universidad de Puerto Rico, Galeano le vuelve a prestar atención al quehacer puertorriqueño. En una carta abierta publicada ese año, el uruguayo se solidariza con los jóvenes universitarios en paro.

Escribió en ese documento: “Cuando el resto claudica y se recoge en la madriguera cómoda de la conveniencia, los estudiantes se alzan. Cuando el resto piensa, hoy no, mañana quizás, los estudiantes dicen: ahora.  Cuando el resto se acostumbra a lo que hay, los estudiantes nos muestran el sendero luminoso del porvenir”.