Lucy Berríos ha pasado las últimas dos décadas de su vida batallando con los problemas de adicción de su hijo menor.

El hombre de 44 años, cuyo nombre se reserva este medio a petición de su madre, ha estado encarcelado alrededor de 11 veces por delitos relacionados con su adicción a las sustancias controladas y en 1994 fue diagnosticado con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), también por conductas ligadas al abuso de drogas.

Emocionada hasta el llanto, Berríos compartió este lunes su testimonio frente a casi una veintena de representantes de diversas entidades sin fines de lucro que colaborarán con la organización One Stop Career Center para establecer en Puerto Rico un centro de transición de servicios de salud para exconvictos del sistema penal de la Ciudad de Nueva York que sean de ascendencia boricua y que tengan VIH o Sida.

El proyecto pertenece al Programa de Transición Correccional del Departamento de Salud e Higiene de la Ciudad de Nueva York, y traería a la Isla a finales de junio cerca de 200 confinados puertorriqueños con el objetivo de que, una vez queden en libertad, cuenten con los servicios médicos que necesitan para mantenerse estables. La inscripción en el proyecto es completamente voluntaria.

Durante la actividad, los asistentes tuvieron la oportunidad de escuchar por voz de la directora ejecutiva del Programa de Transición Correccional, Alison O. Jordan, cuál ha sido la experiencia con esta iniciativa y los resultados obtenidos en la ciudad de Nueva York.

Para Berríos, la llegada de este proyecto a la Isla mantiene vivas sus esperanzas de poder estar de nuevo cerca de su hijo, y que tenga disponibles los servicios de salud que necesita.

“(Mi hijo) me ha dado más cruces y sufrimiento, pero es mi hijo y lo amo, y lo quiero aquí conmigo”, dijo emocionada la mujer de 75 años.

“Yo le suplico que esto se haga posible aquí porque es como único en un futuro podría estar con mi hijo de nuevo”, añadió.

One Stop Career Center coordinará la asistencia médica de los participantes del programa, y se asegurará que todos cumplan con sus citas médicas para darle seguimiento al tratamiento que han recibido en las instituciones penales de Nueva York. Además, tendrá a disposición de los exconfinados programas de vivienda y de desarrollo laboral para que puedan reinsertarse cuanto antes a la sociedad.

La organización sin fines de lucro lleva 14 años trabajando con esa población y su directora ejecutiva, Carmen Cosme Pitre, afirma que lo han asumido como su misión ante los prejuicios y el rechazo que imperan en contra de las personas con expediente criminal.

“Se pretende que no pierdan su estabilidad de salud, que puedan ingresar a un trabajo, que puedan educarse... Ya en Nueva York están estables. El sistema los ayuda a estabilizarse en el área de salud, y luego nosotros estamos obligados, para que esto tenga éxito, a que ellos mantengan su salud, que tengan vivienda y que no reingresen a prisión”, dijo Cosme Pitre.

One Stop Career Center tendrá también la responsabilidad de recopilar datos sobre el progreso del centro de transición y referirlos al Departamento de Salud e Higiene de la Ciudad de Nueva York con el fin de desarrollar información estadística que permita evaluar los resultados.

“El programa de nosotros se basa en evidencia. Ya el programa de Nueva York se probó que funciona, tenemos estadísticas, todos está documentado, ahora queremos crear ese modelo en Puerto Rico”, afirmó la puertorriqueña Jacqueline Cruzado, directora del proyecto en Nueva York y quien viajó al país junto a Jordan para el conversatorio efectuado en Centro para Puerto Rico, de la Fundación Sila M. Calderón.

Cosme Pitre comentó que la organización que dirige recibió fondos -cuyo monto no precisó- del Departamento de Salud e Higiene de la Ciudad de Nueva York, que le permitirán retener a sus 16 empleados y reclutar personal adicional para cumplir con sus nuevas encomiendas.