Con el lema de que la inversión en la niñez temprana es la mejor inversión en tiempos de estrechez presupuestaria, la representante Luisa “Piti” Gándara presentó este lunes un programa que bautizó “Impulso Niñez Temprana” con tres proyectos de ley dirigidos a dicha población.

El primero de los proyectos ordena a los médicos e instituciones de salud que atienden menores a incluir en su evaluación la medición del índice de masa corporal en los niños, dato que estaría incluido en la hoja de vacunas y que deberá someterse al Departamento de Salud y al Instituto de Estadísticas.

El objetivo de esta medida, según explicó la representante como parte de una extensa presentación sobre la importancia de invertir en la niñez temprana, es recopilar estadísticas sobre la obesidad infantil en Puerto Rico para desarrollar las estrategias de manejo de esta problemática.

El otro proyecto prohibiría a los restaurantes que ofrecen especiales en “combo” cobrar un costo adicional cuando el cliente le solicite sustituir la bebida carbonatada por agua.

 “Que el agua esté incluido en la alternativa del menú y se promueva junto al refresco, sin que el agua cueste más que el refresco”, indicó.

Gándara presentó información sobre varios restaurantes de comida rápida que cobran entre 30 y 32 centavos adicionales si el cliente quiere sustituir el refresco por agua. Otros tres restaurantes ofrecen la opción sin costo adicional, dijo.

El que podría resultar el más polémico de los proyectos es el que propone crear el “Fondo de Inversión para la Niñez Temprana” que se nutriría de un impuesto de 14 centavos por litro a las bebidas azucaradas y carbonatadas.

Gándara defendió la propuesta afirmando que 34 estados de Estados Unidos tienen ya legislación similar, que México acaba de aprobar una que es incluso más fuerte y que, además, la decisión de tomar bebidas azucaradas y carbonatadas es una opcional.

 “Esta es una decisión de país, tenemos que invertir donde hay que invertir”, afirmó la legisladora del Partido Popular Democrático (PPD)

El Fondo propuesto se utilizaría para financiar exclusivamente iniciativas relacionadas a la salud y educación de la niñez temprana (0 a 5 años), así como para apoyar programas gubernamentales y de entidades sin fines de lucro que promuevan la salud neonatal o pediátrica, programas de enseñanza y educación en la primera infancia y programas para fortalecer el entorno familiar.

Su encomienda enmarcará, además, los lineamientos que establezca el Consejo Multisectorial de la Niñez Temprana y su plan estratégico. Dicho Consejo, adelantó Gándara, será reactivado en los próximos días por el gobernador Alejandro García Padilla, quien hará un anuncio pronto sobre el tema.

Gándara fundamentó su iniciativa en numerosos datos que incluyó en su presentación, particularmente la conclusiones del Premio Nobel de Economía del 2000, James Heckman, que afirma que la inversión en el desarrollo durante la primera infancia “reduce déficits, fortalece la economía, reduce los costos sociales y mejora la salud”.

“La evidencia científica ha logrado conectar la adversidad que vive un niño en su niñez temprana con problemas de salud física”, sostuvo la legisladora.

Contrastó la distribución de recursos que tiene hoy el país y que van dirigidos en gran parte hacia los programas remediativos, la educación elemental y secundaria, la rehabilitación y los programas correccionales.

Señaló que el costo anual de un joven en una institución juvenil es de $62,000 y que el presupuesto anual de la Administración de Instituciones Juveniles (2010-2011) fue de $57 millones.

Estimó, por otra parte, en cerca de $473 millones el gasto que tiene el país en los programas de educación especial y afirmó que una atención adecuada al desarrollo de la niñez temprana reduce en hasta un 50% la necesidad de educación especial.

“Tenemos que revertir la ecuación”, recalcó la también ex primera dama del país y presidenta de la Comisión de Bienestar Social.

 Sobre el consumo de bebidas azucaradas y carbonatadas, dijo que, según datos gubernamentales, en Puerto Rico se consumen anualmente cerca de 75 litros por persona, lo que equivale a sobre 35 botellones o “padrinos” de estas bebidas.