Ellos conocen de cerca el miedo, la desesperanza, el aislamiento y el sentimiento de querer acabar con sus vidas.

Uno deambuló por años en las calles de San Juan; otra perdió un brazo y una pierna por el uso de sustancias controladas; y un tercero comenzó a recibir tratamiento desde los 9 años por una condición de salud mental.

Estas tres personas que están en recuperación son ahora especialistas Pares o líderes que ayudan a otros en su proceso de restauración.

Juan Vélez es coordinador de Pares en la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (Assmca) y tiene la tarea de identificar a personas en recuperación que pueden ser mentores o Especialista Par para encaminar y lograr el restablecimiento de los participantes.

Aceptó que uno de los principales miedos que enfrentan en el proceso de recuperación es “disfrutar la vida”.

“Uno dice: ¿pues qué hago ahora?, porque llevo muchas etapas de sufrimientos, lágrimas, perdiendo conexión familiar”, planteó Vélez.

Sin embargo, cuando reflexionan sobre el pasado y ven cómo han cambiado sus vidas positivamente se preguntan: “si tuve un proceso de recuperación, sobrepasé la condición y ya estoy en la etapa de mantenimiento en mi vida, yo puedo ayudar a otros que están pasando por lo mismo”.

Precisamente porque conocen “los miedos y las barreras que existen” es que como especialistas Pares pueden acompañar al participante.

Hace tres años que Assmca trabaja con los Pares, pero fue este año cuando inició la capacitación formal; ahora tiene 13 personas en recuperación (especialista Par) contratados en diferentes programas y son la primera cara que el participante ve cuando llega a recibir un servicio.

Vélez, quien comenzó en la agencia en el 2013, inició su proceso de recuperación de diferentes condiciones mentales a los 8 años.

“A mí lo que me ayudó es que me di cuenta de que como ser humano no puedo depender sólo de una herramienta. No es lo mismo yo depender de un tratamiento. ¿Por qué, qué hago en casa, qué hago en la comunidad, qué hago para mí? Todo eso combinado es lo que me funciona”, explicó Vélez, de 29 años, quien tuvo tres intentos suicidas.

Liz Yahaira Court, de 38 años, es otra especialista Par en el programa State Targeted Response.

Se inició en las drogas a los 14 años y así estuvo hasta los 25 años; fue en ese periodo de vida que perdió dos extremidades.

“En mi caso, el principal miedo que tuve fue la pérdida de la mano y de la pierna por el uso de sustancias. Sentí miedo porque pensé: ‘no voy a poder hacer muchas cosas’. Sentía que la vida no iba a ser la misma, pero en un momento me senté y dije: ‘si me pongo a pensar cuando perdí las manos y las piernas, en la situación que yo vivía a cómo estaba en ese momento, lo vi como una segunda oportunidad”, confesó.

Court recibió tratamiento en los Estados Unidos para dejar la adicción y regresó precisamente a trabajar en el lugar donde se drogaba, Vega Baja.

“Fueron sentimientos encontrados porque te vas a encontrar gente que no nos conocemos por el uso de sustancias, pero nos conocemos desde la niñez. Te alegras de verlos, pero a la vez no en las condiciones que uno quisiera verlos”, dijo Court, tras insistir que le “tomó mucho tiempo volver a entrar al sitio, fue todo un proceso, no te miento que salí llorando”..

Aceptó que cuando llega a su trabajo “en realidad no tengo que hablarles mucho porque ellos saben en la condición que yo estaba y al verme se inspiran y dicen: ‘si tú pudiste yo puedo’”.

El próximo 8 de octubre, se cumplen 15 años de iniciar su proceso de recuperación.

Otro que no tiene que hablar mucho para entusiasmar a los participantes es Robert Morales, especialista Par y quien trabaja en Assmca con el Cooperative Agreements to Benefit Homeless Individuals (CABHI). 

Cuando algún participante lo ve le dice emocionado: “Uao, si ahora tienes hasta oficina”.

Y es que esa persona la última vez que vio a Morales, de 49 años, fue debajo de un puente, deambulando por San Juan.

“Comencé a usar drogas a los 9 años. El bullying, la falta de aceptación, presión de grupo y todos esos eventos dolorosos en mi niñez hacen que uno busque un escape. Estuve usando drogas por 30 años. Yo no hice más nada que utilizar drogas”, explicó el trabajador social, quien se crio en caseríos, tuvo intentos suicidas y confesó que “antes de usar esa primera droga ya era adicto al dolor, para mí el dolor era normal”.