Jenniffer González está lidiando con dos mundos diametralmente opuestos. En una esquina, miles de puertorriqueños que han perdido todo y que luchan por sobrevivir luego que el imponente huracán María cuarteara sin piedad  la isla por agónicas horas, desde su superficie hasta sus entrañas. En la otra punta, el poderío de Washington, donde se codea la clase influyente y donde el dinero corre como un río caudaloso.

El objetivo de la comisionada residente en Washington es uno: lograr que ambos extremos se encuentren para que Puerto Rico salga de intensivo y se recupere sin graves secuelas de la mayor catástrofe que ha sufrido en un siglo.

La visita del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el martes próximo a la isla, lejos de ser el clímax de un intenso esfuerzo por aglutinar fuerzas  para la reconstrucción del país, es apenas el comienzo. Detrás del arribo del mandatario estadounidense a Puerto Rico hay toda una estrategia para movilizar a jefes de agencias federales con el fin de que esos números que detallan cantidades de antibióticos, botellas de agua y cajas de comida dejen de flotar en el aire y se conviertan en una realidad tangible que llegue sin más demoras a sus verdaderos destinatarios, aquellos que no tienen nada.

“Estamos acostumbrados a que cuando hay una emergencia en el mundo, Puerto Rico es el primero que ayuda a Haití, a México, al resto de las Antillas Menores, pero jamás pensamos que eso nos iba a pasar... Y nuestra gente ha sufrido esto en carne propia cuando han perdido sus casas”, dijo González a El Nuevo Día.

Ya el estado de shock por la devastación que dejó a su paso María terminó. Ahora, el sentimiento de frustración y desesperación de una sociedad que no está acostumbrada a este nivel de desastre se apodera de la gente.

Muchas han sido las críticas contra la administración de Trump por la tardanza en reaccionar a la catástrofe para asistir a los 3.4 millones de ciudadanos estadounidenses que viven en la isla, pero González asegura que la solidaridad que ha encontrado, tanto de las esferas del gobierno federal como a nivel de instituciones y la diáspora  ha sido inmensa.

Sus compañeros en el Congreso, tanto del ala republicana en la que milita como los demócratas, han dicho presente en un momento en que la ya débil estabilidad de la isla terminó de quebrarse.

La comisionada residente apuesta a todo ese compromiso que le han dado, pero está muy clara en que no debe bajar la guardia hasta que esas promesas y esas cifras en papeles se conviertan en una realidad.

El martes, González viajará junto a Trump en el Air Force One y, durante el trayecto hacia Puerto Rico, está lista para un cabildeo intenso con el presidente de Estados Unidos, de forma tal que la ayuda siga fluyendo ininterrumpidamente y que se comprometa con legislación que beneficiará a la reconstrucción del país.

“El presidente de Estados Unidos me llamó (el miércoles) y me dijo que tenía un compromiso con Puerto Rico, que 3.4 millones de ciudadanos estadounidenses no iban a estar solos y puso todo el componente federal. La reunión con el vicepresidente Mike Pence fue en la misma dirección, al punto de que los jefes de agencias federales están en comunicación directa con el gobernador Ricardo Rosselló y conmigo. El problema es que lo que está en los muelles no llega”, sostuvo González.

¿Qué podemos esperar de la visita de Donald Trump?

-Debemos acoger esa visita como la mejor muestra de que el presidente quiere cerciorarse que todo lo que le han dicho los jefes de agencias y los cuerpos militares de verdad está en función. Que todas las ayudas que se están enviando estén allí. No es lo mismo que esté en un papel a que esté allí, por eso es tan importante esta visita. Es una visita histórica para Puerto Rico el que el presidente vaya a Puerto Rico en un momento de necesidad... No es lo mismo sentirlo y vivirlo  con la gente, que obviamente estando allí (en Washington).

¿Por qué el presidente de Estados Unidos no había venido antes?

-Porque cuando el presidente va a un lugar se congela el espacio aéreo y el marítimo por cuestión de seguridad, para que nada entre ni salga. Si el presidente hubiera venido la pasada semana, los pocos aviones que iban a aterrizar con ayuda no podían hacerlo hasta que él entrara y saliera.  Por eso es que se da la visita el martes, por la cuestión de la logística de barcos paralizados, la entrada aérea detenida.  Así que por eso es que viene el martes.

¿Será una visita corta?

-Asumo que será una visita corta para que puedan entran los aviones otra vez, pero debe ser lo suficientemente importante para conocer cómo están nuestros hospitales, nuestros alcaldes, cómo está el envío de las ayudas, si tenemos suficientes materiales, vacunas, medicamentos, comida y si se están distribuyendo a la gente. Eso es lo más importante.

¿Sabe de ese calendario que tendrá Trump en la isla?

-No tengo la agenda todavía, pero conociendo lo que hemos estado hablando con la Casa Blanca y lo que me dijo a mí, a él lo que le interesa es tener los pies donde está el problema. Imagino que visitará las instalaciones donde se está atendiendo (la emergencia), que visitará donde está el equipo que está supliendo para escuchar de primera mano lo que está pasando.  Hablar con alcaldes. Es importante que esta visita se dé, no creo que lo vayan a tener escondido. Él lo que quiere es ver lo que está pasando de verdad.  Eso es lo que yo espero.

Imagino que aprovechará el viaje que dará junto a Trump en el Air Force One hacia Puerto Rico para hacerle planteamientos concretos antes de llegar a la isla. ¿Cómo va a aprovechar ese vuelo?

-El pueblo de Puerto Rico sabe que yo hablo rápido como una metralleta  y voy con mi lista, muchas de las cuales ya he adelantado con los jefes de agencia federal. Aunque tú no lo creas, yo sigo recibiendo de muchos médicos el status de cada caso y de los alcaldes igual. Todo el mundo tiene mi celular, mi oficina de distrito está durmiendo en el Centro de Convenciones para atender la gran cantidad de casos que nos llegan. De hecho, la oficina del senador Marco Rubio está conmigo y llegaron cuatro empleados para trabajar y ayudarme a canalizar todas estas cosas... El martes, si Dios lo permite y yo puedo viajar junto al presidente Trump, voy a aprovechar ese momento para discutir lo que está pendiente y todas las ayudas que Puerto Rico necesita, incluyendo los proyectos de ley que ya radiqué y otros que estaremos radicando.

¿Qué tipo  de material le ha hecho llegar a Casa Blanca  como antesala a esta vista de Trump?

-El presidente mira y ve televisión todos los días. Tiene desde antes de Irma una reunión con todo su Gabinete para ver la situación de Irma y de María... Ellos están al tanto y requiriendo informes... que se les entregan.

¿Cuán difíciles han sido estos días de cabildeo para las ayudas a nivel de Washington?

-Ha sido una mezcla de cosas. Lo primero es que salir de la isla después de todo lo que ha pasado, viviendo todo lo que ocurrió cuando pasó el huracán, tú ves la gente que te dice que no tiene agua, que no los pueden atender en el hospital, que literalmente no se puede manejar la situación. Llego aquí (Washington) y para mí fue bien emocionante ver al próximo día al speaker de la Cámara (Paul Ryan), en la reunión de la conferencia, literalmente todo el mundo empezó a aplaudir los esfuerzos de Puerto Rico y preguntándonos dónde estábamos. Tú recibir a todos tus compañeros de  mayoría diciéndote ‘yo estoy aquí’, ‘dime qué necesitas’, ‘en qué podemos ayudar’, ‘en qué colaboramos’. El speaker de la Cámara, el portavoz de la mayoría, el liderato completo... el speaker de la Cámara asegurando la aprobación de un paquete económico para la isla que se debe ver en dos meses.

Entre los paquetes congresionales aprobados figuran $40 millones para la reconstrucción de carreteras, $2.5 millones para el río La Plata y créditos e incentivos para los damnificados. También ha conseguido estrecha colaboración con los titulares de Salud y Agricultura federales, entre otros. Tan solo en el área de la agricultura, la pérdida se estima en $740 millones luego que María decapitara todas las cosechas de plátanos, guineos y café, y dejara en un limitado 30% las de mangó.

“Todo lo que está pasando en Washington hace sentir que no nos van dejar solos, que el gobierno federal está ahí y que ha habido empatía al sufrimiento del pueblo de Puerto Rico”, insistió.

¿Qué la frustra?

-La distribución de toda la ayuda que está en los muelles... Los militares están allí, pero hasta que la ayuda no llegue a la gente, no podemos decir que está bien. 

Hasta que la ayuda no llegue a los damnificados, hablamos de que son números que siguen en el vacío...

-Exacto.

¿Existe algún compromiso de que si la cantidad de personal que se ha desplazado a la isla no da, vendrán más para suplir las necesidades?

-Sí, y en el fin de semana deben llegar más. Yo sé que todo eso está caminando, que está en los informes, en los conference calls, y  hasta que yo no vea que la ayuda llega a la gente, hasta que se sigan haciendo filas de cinco horas, que la gente se tenga que mover de hospital viendo a ver cuál tiene luz, y siga escuchando a los alcaldes que no tienen agua o comida, no podemos cantar victoria... Hay personas muriendo ya y cómo manejamos esto es vital.

¿Cuáles han sido sus conversaciones con la Junta de Supervisión Fiscal?

-Me satisface que acordamos que el panorama de la isla cambió completamente, que lo que se pedía hace una semana no puede ser lo mismo ahora y eso incluye las medidas económicas y financieras que tenemos que aprobar y una ayuda directa. Gracias a Dios que la Junta está clara.

¿Queda descartada la limitación de la jornada laboral y ese tipo de decisiones que estaban a punto de entrar en vigor?

-No entramos en eso específicamente, pero a mí me satisface el que directamente dijeran: ‘Estamos conscientes que el panorama de la isla cambió completamente.  Parte de la agenda que discutí incluye que la Junta les dé asistencia a los alcaldes en los reclamos de los seguros de inundaciones y de infraestructura, que se nos elimine el requisito de pareo para las labores de reparación y de reconstrucción que hoy tienen; también están comprometidos con eso.  Lo que tiene que ver con la reforma contributiva federal, esgrimir los lineamientos y cómo iban a incorporarse en esto. También hablamos de que teníamos que hacer algo con la deuda de la AEE y la AAA, porque son las dos áreas más importantes en este momento, y están en esa dirección.

¿Debe extenderse el periodo de 10 días en el que  se  eximió a la isla de la Ley de Cabotaje?

-La realidad es que más del 60% de lo que llega a Puerto Rico llega por excepción  de bandera extranjera. No es que las cosas no estén llegando, las cosas están llegando, el problema es sacarlo de los muelles, que no hay transportistas ni camiones. En este momento lo que hay que atender es la urgencia... Las tres cosas principales son agua, comida, salud.

¿Cuáles son esos congresistas, tanto demócratas como republicanos, a los que hay que apostar para los esfuerzos de cabildeo para que la ayuda fluya?

-Marco Rubio, que no solo se montó en un avión y llegó a la isla, sino que tiene su staff en Puerto Rico... No creo que tengamos un campeón más grande en el Senado como Marco Rubio. En el Senado, también Ben Sasse, el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McCollen, la senadora Elizabeth Warren, Kirsten Gillibrand. En el lado de la Cámara, Steve Scalise, cuyo staff nos está asistiendo en la legislación para ayudar a Puerto Rico. El speaker de la Cámara, Paul Ryan, que también asignó miembros de su staff. De hecho, mientras estaba el huracán, me escribía para saber cómo estaba y saber qué estaba pasando en la isla. Esas cosas valen... Jeff Duncan, Charlie Dent, Carlos Curbelo, Ileana Ros-Lehtinen, José Serrano, Nydia Velázquez, Daren Soto, Rob Bishop, que también ya está montando una estructura en la Comisión de Recursos Naturales... Cuando tú ves toda esta ayuda, tenemos que convertirla de palabra a la acción, del papel a que le llegue a las manos a la gente. Tenemos que romper toda esa burocracia gubernamental para convertir todas esas ayudas en unas tangibles.

¿Qué mensaje tiene para los miles de puertorriqueños que lo perdieron todo?

-Que nos vamos a levantar, que los puertorriqueños tenemos un alma guerrera y combativa, de que esto no nos va a tumbar... No están solos. Vamos a reconstruir a Puerto Rico.