Para muchos él era simplemente el hijo de Eudaldo Báez Galib, el heredero del prominente ex senador del Partido Popular... hasta que confesó lo que pocos se atreven a confesar en Puerto Rico: que había probado la marihuana.

El representante popular José Báez ni improvisó, ni hizo el anuncio sin antes consultarlo con su familia.

Lo más que le preocupaba era no perjudicar a su hijo de 16 años y por eso se lo dijo antes de que el país completo supiera de su experiencia, que contó con un solo objetivo: procurar que la ciudadanía comprendiera la necesidad de que se medique esa droga en la Isla.

“Yo no pensé en la reelección cuando escogí el tema de la marihuana para legislar”, dice Báez, quien recién incursiona en la política y quien se siente libre de promover las ideas en las que cree porque no aspira a hacer de la actividad legislativa una carrera.

“Yo me disfruto el no tener las manos atadas… Soy una persona de mucha voluntad y sin ánimo de reelección desmedido”, expresó en una entrevista en la que reveló con detalles cómo se dio todo el proceso de impulsar su proyecto de la marihuana.

Su familia conocía de su postura sobre el cannabis porque ese fue tema de sobremesa por muchos años, y ellos también sabían de su interés de proponer la medicación.

Luego que dijo que había probado la marihuana, ¿cómo usted le puede decir a su hijo adolescente que no es bueno usar esa droga?

Eso es súper fácil, porque mi hijo ya sabe lo que es la marihuana. Él ha visto al que fuma y yo le expliqué que simplemente la probé y le sugerí que a su edad no era momento de probarla.

Uno podría pensar que su papá, Eudaldo Báez Galib, le hizo todo tipo de advertencias antes y después de la confesión y antes y después de radicar el proyecto, pero el representante del Precinto 4 de San Juan señala que la relación entre ellos “no es de ese tipo”.

“Él no interviene... no es su forma de ser tampoco. Mi papá contesta las preguntas que le hago”, dijo el representante, tras contar que su padre nunca fomentó en él el interés por la política partidista; que incluso evitó inmiscuirse en su campaña y que al principio ni le dijo el porqué.

“Yo lo invitaba a las actividades y él me daba excusas tontas. Un día me dijo: ‘ir conmigo te resta’”.

Báez admitió que sobre el tema de la marihuana a la que no ha podido convencer es a su mamá. “Cuando yo la convenza, voy a tener a todos los fundamentalistas al lado mío. Si yo paso ese cedazo, va a ser mucho más fácil”, señaló riendo.

Báez se describe a sí mismo como un político liberal. Sus más allegados saben que odia el gabán y la corbata y que también le fascina ponerse mahones y Converse para irse a pintar a las comunidades.

Esa fue su manera de hacer campaña, pero ahora las “pintadas” y otras labores las hace en función de su meta de que en Puerto Rico se logren cambios sociales por vía de ejemplo.

Cuando visita los barrios pobres y no tan pobres, dice que nadie aparece con “una Pava en el pecho” y los que se acercan para quejarse terminan como él, con un el rolo en a mano ayudando a pintar paredes o puentes olvidados por el Gobierno y por la gente.

El representante -que también es el esposo de la directora de la Administración de Compensaciones por Accidentes de Automóviles (ACAA), Dorelissse Juarbe- llega al Capitolio luego de practicar su profesión de abogado por 15 años. Su especialidad es en derecho comercial y trabajó con el prestigioso bufete Martínez Odell y Calabria. Más tarde montó su propio bufete, con oficinas en Manatí y en San Juan.

Báez también incursionó en los negocios -con una gasolinera y vendiendo asfalto líquido- y, según dijo, no descarta que en un futuro inventarse otra empresa. Las ideas, afirma, ya bullen en su cabeza.

Usted es muy carismático, ¿que otro puesto electivo le interesa?

Báez, que es un excelente conversador, se apresura a señalar que ningún otro, que tiene las manos llenas en el Precinto 4.

El representante tampoco rehúye hablar de temas polémicos o más livianos, como su desapego por las películas de arte. “Me gusta el cine liviano. Yo no me puedo meter una película de Almodóvar, que me dan dolor de cabeza”, dijo.

Afirmó que corre bicicleta y que adora visitar el Jardín Botánico de Río Piedras para estar en contacto con la naturaleza.

Sobre el matrimonio gay, afirmó que lo apoya. También señaló que la legalización de la prostitución en otras jurisdicciones ha controlado las enfermedades venéreas, pero que no está de acuerdo con que se apruebe un proyecto como ese o con impulsar ahora el matrimonio homosexual. “Podemos dar otras luchas, pero yo entiendo que también hay que ir paso a paso”, dijo.

Mientras el tema de la marihuana toma su curso, Báez sigue impulsado otros proyectos como uno dirigido a crear un nuevo organismo de abogados pro bono para los pobres, y otro para establecer un esquema uniforme de disciplina para los letrados del país. Las visitas a las comunidades, rolo mano, también están en agenda. De eso no se quita.