Con la bandera de Puerto Rico como fondo, la alcaldesa de popular San Juan Carmen Yulín Cruz Soto juramentó hoy a su segundo mandato al frente de la ciudad capital durante una ceremonia en el parque Luis Muñoz Marín, en San Juan.

Vestida con blusa y pantalón crema, con su cabello recogido en un moño, Cruz Soto inició su mensaje con la cita “los seres humanos no escogemos el lugar en que nacemos, pero sí escogemos las causas a las que entregamos nuestra vida entera”, palabras del exalcalde de San Juan Héctor Luis Acevedo, dijo.

Expuso en su mensaje de juramentación su inclinación sobre las alianzas, la inclusión y definió para qué y para quién es el poder. “Nos queda mucho por hacer, transformar y construir”, dijo durante su discurso en el que contó con la presencia de su esposo Alfredo Carrasquillo, sus hijas Mariana Paul Cruz y Lucía Carrasquillo, y su madre Carmen. I. Soto.

Aseguró que durante su nuevo mandato los "servicios públicos esenciales (educación, salud, seguridad, cultura y deporte... nunca serán puestos en manos privadas".

Asimismo dijo que "habremos de incorporar a nuestro gobierno ideas provenientes de las propuestas de otros candidatos a la Alcadía de San Juan”.

También habló de temas como la solución del status, el fortalecimiento de la autonomía municipal, el tratamiento del adicto y la conservación de los recursos naturales, entre otros.

Sobre la Junta de Supervisión Fiscal dijo que “Puerto Rico tiene igualmente que rescatar su democracia de manos de la Junta de Control Fiscal”.

Entre los invitados están los ex gobernantes populares Sila Calderón, Aníbal Acevedo Vilá y Rafael Hernández Colón y, además, Victoria “Melo” Muñoz. También acudieron el alcalde de Guaynabo Héctor O’Neill, los Borinqueneers, la ciudadana Mayra Elías; los candidatos independientes a la gobernación Manuel Cidre y Alexandra Lúgaro; el monitor de la Policía Arnaldo Claudio y Clarissa López, hija de Oscar López.  Asimismo acudió el activista gay Pedro Julio y Anda Conde y su esposa Ivonne Álvarez.

Durante la actividad se destacó el carácter inclusivo de la administración de Cruz Soto y, además, se hizo presente el reclamo de excarcelación del prisionero político Oscar López.  

Cruz Soto tomó posesión por primera vez en San Juan en enero de 2013 luego de que en las elecciones de noviembre de 2012 derrotara al entonces alcalde, Jorge Santini. En los pasados comicios electorales, Cruz Soto se alzó nuevamente con la victoria en la capital tras vencer por más de 14 mil votos a Leo Díaz. 

Lee el discurso de la alcaldesa

“Los seres humanos no escogemos el lugar en que nacemos, pero sí escogemos las causas a las que entregamos nuestra vida entera”.  Estas palabras del Alcalde Héctor Luis Acevedo, nos convocan a pensar nuestro futuro desde la grandeza que es posible alcanzar cuando como pueblo entregamos nuestras vidas a la consecución de ideales colectivos que destrozan el incierto derrotero que producen el egoísmo, el divisionismo y el inmovilismo.  

Somos más grandes y más nobles cuando echamos mano de nuestra fuerza creadora para la construcción de la equidad, la búsqueda de la justicia y la práctica de la solidaridad para acompañar en sus luchas a los que por su vulnerabilidad son marginados; esos hermanos y hermanas que sabiéndose iguales, sufren en carne propia la indignidad de ser tratados como menos. 

Precisamente hoy, celebramos las vidas de un hombre y de una mujer que sintieron en sus espíritus el llamado a luchar por causas más grandes que las propias: Don Eugenio María de Hostos y Doña Felisa Rincón de Gautier.  

Del primero dijo Héctor Luis Acevedo que al entregarse y peregrinar por un mundo más amplio que las fronteras de nuestra Isla, mereció que se le reconozca como Ciudadano de América.  Para Hostos, la libertad de las Antillas, la igualdad de los seres humanos, la emancipación de la mujer y la educación, fueron las causas justas y necesarias que movieron el compás de su alma para afrontar de manera creadora y visionaria los quebrantos de su tiempo.

En el Municipio Autónomo de San Juan hemos elegido honrar la memoria de Eugenio María de Hostos y continuaremos impulsando y ampliando nuestros esfuerzos a favor de una educación de excelencia para todas y todos.

Honrar a Hostos es construir un San Juan más justo y equitativo; un San Juan donde la educación sea pieza clave y primordial para lograr una juventud productiva, participativa y preparada para los retos que enfrentará. No podemos esperar que nuestros niños y niñas estén bien preparados para el éxito personal y profesional si no tienen libros, materiales y la tecnología necesarios para poder llevar a cabo sus tareas.  No podemos seguir mirando los mismos problemas de la misma manera.  Debemos comprometernos con nuevas perspectivas educativas y humanas y al así hacerlo, honraremos al Ciudadano de América que compartimos con nuestros queridos hermanos y hermanas de la República Dominicana. En San Juan nos reiteramos en el compromiso de honrarlo.

Y lo honramos, por ejemplo, cuando reconocemos que su defensa de los derechos de la mujer sigue siendo necesaria y se manifiesta en el compromiso con la perspectiva de género. Perspectiva de género quiere decir que cuando en una asignatura se hable de nuestros gobernantes, se hable de Luis A. Ferré y de Sila Calderón.  Que cuando en un salón se hable de las alcaldías se mencione a Doña Fela y a Don Baltasar Corrada del Río.  Que cuando se hable de poetas, se enseñen los poemas de Julia de Burgos y los de Luis Palés Matos; las canciones de Sylvia Rexach y de Rafael Hernández; que las niñas y niños vean en Mónica Puig, Javier Culson, Jaime Espinal y Adriana Díaz, símbolos de orgullo borincano. No hay razón para que nuestros salones de clases se conviertan en pequeñas incubadoras de discrimen. Parafraseando a Hostos, procuremos educar para que seamos iguales a la luz de nuestra conciencia.  

Desde otra geografía, desde nuestros comunidades y barriadas, desde la urbe, desde San Juan, nuestra Ciudad Capital, Doña Fela procuró demostrar en cada paso de su faena pública, la razón de ser del buen servidor público: convertir al gobierno en fuerza transformadora que logre cambios sociales que permitan la expresión máxima de las habilidades y potencialidades de todos y todas.  Pocas ciudades han sido tan privilegiadas de contar con la devoción sentida por los más débiles de aquella que mereció ser llamada Mujer de las Américas. 

En San Juan hemos elegido honrar el legado y la memoria de Felisa Rincón de Gautier impulsando, como ella lo hizo, esfuerzos para el desarrollo integral de la niñez; el fortalecimiento de la convivencia y la vida económica y social de nuestras comunidades; y la superación del analfabetismo en todos los rincones de nuestra Ciudad Patria.

Ambos, Hostos y Doña Fela, en tiempos distintos y de maneras diferentes, pero con la misma intensidad y convicción, nos ayudan a contestar la siguiente pregunta: ¿Para qué y para quién es el poder?  Las respuestas a esta interrogante han sido para nosotros, en San Juan, fuerza creadora para impulsar una nueva forma de gobernar.  Con nuestras luces y nuestras sombras, en cada servicio que ofrecemos, en cada decisión de política pública que tomamos, en cada lucha por defender a los más vulnerables que hemos hecho nuestra, en cada paso hacia la equidad que hemos dado, en cada acto de protesta que hemos respetado o que hemos apoyado, siempre hemos procurado que la esencia de lo que somos y lo que queremos ser, brille en la oscuridad que quiere perturbar el paso de aquellos que procuran, como nosotros, forjar nuevas alianzas y abrir nuevos caminos para la esperanza.

El poder es para afirmar nuestra puertorriqueñidad, esa forma única y diferente de ser nosotros, en un mundo que se debate entre el respeto a la diversidad y los intentos violentos de borrar y silenciar las diferencias. Ser boricuas implica proclamar con orgullo lo que hemos superado y lo que hemos construido. Ser boricua implica romper con las malas costumbres, capaces de detener o descarrilar nuestro rumbo. No hay salida: como hace ya casi siete años nos enseñaba William Miranda Marín, los nuestros son tiempos de ruptura; tiempos que nos exigen, como decía Don Luis Muñoz Marín, “nuevos caminos hacia viejos objetivos” de justicia social y prosperidad económica para todas y todos. Tiempos que nos exigen enfrentar nuestra realidad sin falsas ilusiones y sin esa terca insistencia en mirar solo hacia el pasado, que nos instala cómodamente en el inmovilismo producido por el miedo. Estoy convencida de que si miramos con valentía y honestidad nuestra realidad patria, podremos romper las cadenas que limitan nuestras posibilidades económicas, sociales y políticas y empezar a construir un Puerto Rico más robusto para todos.   

Es una tarea ardua. Nos exige muchos sacrificios y un esfuerzo sostenido. En San Juan ya hemos comenzado y seguiremos sin descanso dando la batalla con la frente en alto, aprendiendo lo que nos enseñan hombres libres de espíritu como nuestro compatriota Oscar López Rivera. Oscar nos recuerdo que –y cito- “para los que luchan, la victoria es la recompensa”. 

El poder es para sembrar semillas que nos permitan honrar, promover y exaltar la ética y la rectitud en el servicio público; es para tener lealtades más grandes que las propias y las inmediatas. Esta semilla no crecerá sólo con alejar de nuestras estructuras el vicio de la corrupción que secuestra y desvía los bienes de muchos, para beneficio de unos pocos.  Esa semilla de la honestidad hay que cultivarla día a día con la formación continua de nuestros funcionarios, la transparencia, el acceso a la información y  con mayor rigor en los procesos de subastas y la otorgación de contratos.  

La semilla de la honradez exige reconocer las buenas ideas y las obras de aquellos que pueden considerarse adversarios.  Por eso habremos de incorporar a nuestro gobierno ideas provenientes de las propuestas de otros candidatos a la Alcaldía de San Juan.  Por ejemplo, del candidato del Partido Nuevo Progresista, Leo Díaz Urbina, habremos de adoptar la idea de entablar diálogos con los bancos para manejar el problema de las casas reposeídas y crear un proyecto social para jefas de familia.  Siguiendo una idea del candidato del Partido Independentista Puertorriqueño, Adrián González, ya he ordenado una revisión de los contratos externos en la Oficina Legal del Municipio, así como la creación de un departamento interno de litigio.  

Si queremos crecer, tenemos que entender que escuchar todas las voces, todas las voces, aunque sea un reto y tome más tiempo, es el camino correcto.  El poder posibilita y nutre esas conversaciones y las traduce en intercambios que agregan valor a nuestros proyectos de política pública.

El poder es para que San Juan sea espacio de encuentro para la discusión abierta sobre temas importantes como lo son la solución de nuestro status colonial; el fortalecimiento de la autonomía municipal; el tratamiento del adicto desde una perspectiva salubrista; la conservación de nuestros recursos naturales; la protección de la salud pública y del ambiente –como por ejemplo, la lucha en contra del depósito de cenizas en Peñuelas-; el diseño y la puesta en marcha de un nuevo modelo de desarrollo económico sustentable, que ponga las decisiones en nuestras manos, que no dependa de las dádivas de otros y que asegure que buena parte de la riqueza que se produzca en el País se quede y se reinvierta en nuestra economía. Discusiones que igualmente incluyan la generación de energía renovable; y la despolitización del servicio público. Todas estas son luchas y conversaciones impostergables que debemos tener como Ciudad y como Nación, con una profunda responsabilidad pero con sentido de urgencia, orientados únicamente al bienestar común.

En las elecciones de 2016, el País nos dio una gran lección: quiere que nos alejemos del tribalismo político que divide, excluye, persigue y que tanto daño nos ha hecho a lo largo de nuestra historia.  El gobierno tiene que ser para unir y no para dividir.  En vez de poner el acento en que nuestras diferencias nos separen, podemos optar, como hemos hecho en San Juan, por dar un paso afirmativo y de cara al sol hacia las alianzas que respetan la diversidad de opiniones para construir una sociedad donde hagamos todo lo posible por incorporar todas las voces a los más amplios procesos de participación ciudadana.  

El poder es para construir a pesar de nuestras diferencias, no para destruirnos amparándonos en ellas. Al así hacerlo, lograremos unir nuestras aspiraciones, producir concertaciones poderosas y construir un San Juan cada vez más esperanzador y un Puerto Rico entero, cada vez más justo, más equitativo, más participativo, más próspero, más solidario y más democrático.  

La experiencia de estos pasados cuatro años de gobierno en San Juan nos enseña, que es posible construir alianzas y lograr entendidos que antes podría haber parecido imposibles.  Alianzas que podemos construir sin importar el partido, o movimiento político al que pertenecen los que deciden sumarse y colaborar; sin importar la religión que profesen los que eligen participar y contribuir; sin importar la nación o comunidad de procedencia de quienes dan un paso al frente para actuar y aportar a nuestra transformación; sin importar los ideales por los que se lucha y ciertamente, sobre todo sin importar su manera de amar.  De lo que se trata es de construir alianzas que desemboquen en proyectos respetuosos de esa diversidad y que no se organicen en función de la exclusión.

Para eso, mis queridas y queridos sanjuaneros, mis queridas y queridos compatriotas, es el poder: para vernos como forjadores de nuevas alianzas. El poder es para construir desde la Ciudad que comenzamos a ser, el País que podemos llegar a ser.

El gobierno es un instrumento al servicio de la gente y no puede ser nunca un instrumento para quitarle poder a esa gente, ni puede ser un fin en sí mismo. Cónsono con esa ética de servicio, me reafirmo en la más profunda convicción de que los servicios públicos esenciales deben permanecer como patrimonio de nuestra Ciudad. Recae sobre el gobierno la responsabilidad de proteger el balance de poder e impulsar la justicia distributiva entre sus ciudadanos a través de esos servicios.

Ahora bien, es imprescindible que definamos servicios públicos esenciales.  En San Juan, la educación, la salud, la seguridad, la cultura y el deporte son y serán considerados servicios públicos esenciales; por lo tanto, nunca serán puestos en manos privadas.  ¿Y por qué no? Porque si estos servicios y los recursos para ofrecerlos no se administran de manera justa y equitativa, se convierten en semilla de discrimen y desigualdad.  

Cuando el gobierno le sirve mejor al pueblo, ese es el llamado a dar el servicio, con el compromiso de hacerlo cada vez con mayor excelencia, eficiencia y efectividad. Cuando la empresa privada –con y sin fines de lucro- puede hacer un mejor trabajo, en servicios que no sean esenciales para nuestra gente, debe ser ese sector el llamado a desempeñar la tarea. Ese ha sido el espíritu que ha guiado las alianzas que hemos construido e impulsado en San Juan. Esa será la visión que continuará guiándonos en estos próximos cuatro años.

            Esos mismos diálogos que propician alianzas, son igualmente necesarios para encaminar una solución definitiva a la situación política de nuestro País. Por mucho tiempo pensamos que teníamos un modelo democrático de gobierno propio. Mientras éste contribuyó a la prosperidad y al desarrollo del País, no fue necesario enfrentarnos a nuestra realidad. Pero ya nadie puede llamarse a engaño. Los eventos en tiempos recientes han constatado un hecho indiscutible: Puerto Rico es una colonia. Aunque por vías distintas, la inmensa mayoría del País está de acuerdo en que hay que ponerle fin a esa indignidad. Estoy convencida de que el mecanismo procesal para encaminarlo es la Asamblea Constitucional de Status. No podemos seguir perdiendo el tiempo. Este ha sido un capítulo demasiado largo en nuestra historia y nos corresponde pasarlo e iniciar uno nuevo bajo el signo del honor y la dignidad.

Puerto Rico tiene igualmente que rescatar su democracia de manos de la Junta de Control Fiscal. Por derecho propio, pero responsablemente. Tenemos que aceptar los errores que nos trajeron hasta aquí y  enfrentar responsablemente el futuro. Debemos auditar la deuda y renegociarla, pero protegiendo siempre y ante todo a los más débiles. Debemos crear oportunidades de trabajo, prosperidad y desarrollo económico con visión de futuro, sin miedo y con firmeza de propósito. Cónsono con el respeto a la autonomía municipal, en San Juan continuaremos comprometidos en el cumplimiento de nuestras responsabilidades y en pie de lucha para defender el dinero de nuestra gente que está secuestrado en el Banco Gubernamental de Fomento y que limita nuestras posibilidades y la de otros municipios de darle a nuestra gente los servicios esenciales que merecen.

No quiero concluir estas palabras sin agradecer desde lo más profundo de mi alma la confianza que han depositado en mí para continuar siendo la alcaldesa de nuestra Ciudad Patria, de San Juan, la Ciudad de Todos. Ha quedado demostrado que la gestión de gobernar una ciudad es una tarea compartida. Por eso les pido lo mismo que les pedí, en este mismo lugar, hace cuatro años: ¡no me dejen sola! 

Nos queda mucho por hacer, transformar y construir; son muchas las vidas que nos quedan por tocar. Y lo que es más importante, hay un País, a lo largo y ancho de nuestra Isla y en la diáspora, que mira a San Juan con la esperanza y desde el convencimiento de que podemos construir juntos un País más generoso y amable para todas y todos.

Asumamos la responsabilidad patriótica de construir un País del que nadie se tenga que ir y al que los que se fueron, quieran y puedan regresar. Podemos hacerlo nutriendo la esperanza y la confianza en nuestras posibilidades, con la seguridad y la convicción de que aunque tropiezos en el camino, no lo van a impedir. En palabras del cantautor cubano Amaury Pérez, no lo van a impedir. “No lo van a impedir los eternos sembradores de veneno”. 

Muchas gracias a todas y todos. ¡Dios bendiga a San Juan! ¡Dios bendiga a Puerto Rico!