Loíza. Doña Rosa Quiñones  anda con la espalda chavá, como ella misma dice. Desde el pasado jueves la mujer de 69 años, residente de Loíza, estaba sin servicio de agua potable.

En el patio de su hogar las hileras de galones plásticos con agua almacenada son la orden del día.

“Ahora mismo me estaba lavando  el pelo, como vino una poca (de agua)”, contó la mujer quien ayer, después de cuatro días sin servicio vio un poco de chorrito salir por el grifo.  

“Todavía no se ha ido pero como que está a punto. Ciento y  pico de agua yo pago y soy una mujer sola”, abundó la residente en Piñones, comunidad que estaba sin servicio  a pesar de que no está incluida en el plan de racionamiento. 

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“Yo me paso levantándome  a la 1, a las 2, a las 3 de la mañana abriendo plumas a ver si hay agua y nada... entonces yo digo: ‘Dios mío, pero cuando viene el bill viene igualito o de más’”, narró la mujer al destacar que el “suplicio” con el servicio de agua es de toda la vida para ella y sus vecinos.

El alcalde de Loíza, Eddie Manso, denunció ayer en una conferencia de prensa un aparente trato discriminatorio contra la comunidad de  Torrecilla Baja que abarca desde la entrada a Piñones hasta  la planta de tratamiento de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), justo a la entrada al casco urbano.

Lo más cuestionable de la situación, dijo, es que se trata de la única zona sin servicio, pues tanto Isla Verde, en Carolina, como el centro del pueblo han mantenido el servicio. 

Para el Ejecutivo Municipal es evidente que se está cerrando alguna válvula  para evitar que la zona turística se quede sin servicio, versión con la que coincidieron  residentes.  

“Aparentemente, aquí están están cerrando alguna válvula para  brindarle servicio  a otros lugares donde viven personas adineradas mientras se deja a esta comunidad en una necesidad”, alegó Manso. 

Dijo que habló con funcionarios de la AAA, incluyendo al director ejecutivo Alberto Lázaro,  y al momento no    le habían dado razones. 

La situación perjudica a unas 350 familias y decenas de negocios de la zona, altamente visitada por turistas.

Manso reconoció  que el problema es una constante para el área pero se ha agudizado en los pasados días.

“No hay justificación. ¿Por qué Isla Verde tiene agua y esta comunidad no? Tienen que estar cerrando alguna llave. Nosotros exigimos un trato igual”, insistió.

Milagros Quiñones, de una tercera generación de residentes en Piñones,  conoce la problemática de primera mano, y lamentándose  dijo que “la injusticia se vive aquí”.

“Hay mucha necesidad de que haya un respeto, de que haya una igualdad. Nosotros como comunidad entendemos que tenemos el mismo derecho. Sabemos que hay un racionamiento, pero esta comunidad ha carecido de agua  toda la vida”, sostuvo la líder comunitaria al mencionar que siempre se ha hablado del cierre de una llave. 

Para Félix Peña, comerciante de la zona,  la situación se ha tornado insostenible.

El hombre, quien administra el restaurante Waterfront,  ha tenido que invertir el dinero que no tiene para equipar el negocio con tres cisternas y un sistema de bombeo.  Aún así hay días que no puede operar.  

“Cuando van a utilizar el baño, yo prendo la bomba para darle presión a los baños y después la apago porque gasta mucha agua”, dijo el comerciante, que también cuestionó los bloqueos que se celebran a la entrada de Piñones los fines de semana y que dificultan el acceso al área.

No hay discrimen

El jefe de la Región Metro de la AAA, Roberto Martínez, negó ayer las imputaciones que hicieran vecinos de Loíza y alegó que los problemas en el servicio que está enfrentando la comunidad  es resultado del plan de racionamiento  a los abonados de Carraízo.

El funcionario explicó que durante el fin de semana se registró un consumo inusual en el área de Isla Verde debido al alto cupo en las hospederías de la zona, lo que afectó la presión y, por ende, el servicio para la zona de Loíza.

“El  sistema que sirve a Piñones es el mismo que sirve a Isla Verde, Punta Las Marías y Ocean  Park,  dado que en Isla Verde   hay muchos hoteles con cisternas y se drena la presión”, abundó Martínez.    

La comunidad, sin embargo, sostuvo que el problema no es nuevo sino de toda la vida a pesar de la construcción de una estación de bombas a la entrada de Piñones, la cual actualmente  no se está utilizando debido a la sequía.

“Dada la condición de baja presión yo lo que hago es que  no permito que (el agua) entre al tanque sino que continúe por el sistema”, dijo. 

Martínez explicó que esta zona de Loíza se sirve del Superacueducto y se refuerza con una inyección de la planta de Sergio Cuevas.

“Nosotros hemos seguido haciendo ajustes con el Superacueducto  para traer la mayor agua posible para esta zona para poder mantener el   servicio”, mencionó. 

Aclaró que hay unos días, específicamente cuando la zona A esté con servicio, en que tendrán problemas con la presión.

 “No es lo que queremos pero dependemos del  Superacueducto, que es un sistema lejano”, sentenció.