Las campañas publicitarias de los dos partidos principales, el Partido Popular Democrático (PPD) y el Partido Nuevo Progresista (PNP), aburren. Están… “flojas, flojísimas”.

A poco más de un mes de los comicios del 6 de noviembre, se supone que la guerra propagandística de los dos partidos principales esté al rojo vivo, que los golpes sean más fuertes –principalmente los que se lancen al incumbente–, pero eso no es lo que está sucediendo.

Según el analista Benny Frankie Cerezo, lo que está haciendo Alejandro García Padilla, líder del PPD, es darle a Luis Fortuño, su principal rival político, una palmadita en el hombro.

El analista político Carlos Díaz Olivo no ocultó su decepción con la campaña, hasta el momento. La describió como un desastre, aunque ve la de García Padilla “un poco más articulada”.

“La campaña de Alejandro no es extraordinaria, pero por lo menos se percibe más pensada”, dijo el abogado luego de criticar al equipo del gobernador por no haber podido estructurar una estrategia efectiva para su candidato.

Los rojos están atacando a Fortuño mientras apenas exponen a García Padilla, aparentemente porque creen que la elección la tienen gana y, siendo así, no se debe permitir que cometa errores.

“Lo tienen dribleando la pelota (como en baloncesto)”, sostuvo Benny Frankie Cerezo, quien afirmó que por eso es que las posturas de García Padilla sobre múltiples temas brillan por su ausencia.

Anodinos. Con esa palabra califica Cerezo los anuncios de los dos bandos, ya que ninguno de ellos es memorable y tampoco muy creativo.

Los temas que se están abordando son, por otra parte, harto conocidos; por lo tanto, al electorado ya no se le está sorprendiendo. Se vienen denunciando desde el principio de la campaña los mismos issues, una y otra vez: los supuestos privilegios que el gobernador les concede a sus amigos, que el gobernador es un ser insensible, que García Padilla es un peligro para Puerto Rico, que el crimen aumentó y Fortuño se portó mal al despedir a miles de empleados públicos.

Se había anticipado una publicidad personalista contra García Padilla. Si el PNP necesita de un nocaut para ganar las elecciones, ¿podría producirse esa campaña?

Si se materializa o no, está por verse.

Díaz Olivo no descarta que el PNP en un momento de desesperación recurra a esa táctica, pero advierte que tratándose de un asunto tan delicado, “si lo iban a hacer, lo debieron hacer antes”.

Indicó que el PNP dejó que se deteriorara la imagen de Fortuño y que de cierta manera se consolidara la imagen del candidato popular y eso haría que una campaña personalista, en las postrimerías de un periodo electoral, sea menos efectiva.

“Tenían que romperle la imagen… desmoronarlo antes”, subrayó el observador de la política boricua.

A García Padilla, mientras tanto, su propio partido le cultiva una imagen mellow, romántica, de hombre de campo, de hablar suave y deseoso de ayudar a la gente.

A Fortuño lo visten de hombre sensato y con temple, que vende su obra.

“La gente lo que quiere son empleos y calidad de vida”, dijo Benny Frankie Cerezo sobre la obra que promueve el gobernador, que no habla de logros en estas áreas.

Cerezo también resaltó que en esta elección no “hay ilusión”, que los candidatos no le provocan “ilusión a nadie” y eso es terrible.

¿Y el status? Hasta ahora es un tema secundario en la campaña. El PNP busca agenciarse votos por medio de la pasión a lo ideológico y parece que el PPD le va a responder manteniendo un perfil bajo en cuanto a esa otra campaña.

Según Díaz Olivo, el PPD lo menos que desea es que los estadistas se ofendan y salgan a votar el 6 de noviembre; que el coraje los lleve a darle el voto a la estadidad y también a Fortuño.