Y es que, según Irizarry, lo que sucede en la Isla Nena es reflejo de una crisis en cadena que enfrentan muchos alcaldes que se las están viendo y deseando con la imparable crisis fiscal que atraviesa Puerto Rico y que está poniendo en riesgo las operaciones en los ayuntamientos.

“¿Que cómo estoy en Lajas? Tratando de hacer maravillas… y como yo, hay y habrá muchos más”, respondió Irizarry cuando este diario le pidió una reacción ante la posibilidad de que Lajas sea uno de los municipios que tenga que recurrir al cierre parcial para tratar de balancear la caja y que otros servicios importantes para la ciudadanía no se vean afectados.

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“Este no es un problema de Vieques o de Lajas. Este es un problema que estamos enfrentando en muchos municipios pequeños. Aquí los que tienen las ventajas son los alcaldes de ciudades grandes que, lógicamente, por su ingreso pueden hacer maravillas. Ser alcalde de municipios como Carolina, San Juan, Caguas, Bayamón, entre otros, es un mamey. Que vengan acá a administrar a los pequeños para ver si el gas pela”, soltó enseguida el alcalde, quien también tuvo quejas con los pagos de remesa.

Irizarry asegura que, al igual que sucede en Vieques, no le están entrando a tiempo pagos correspondientes a la aportación gubernamental y los provenientes de la Ley 52 de 1991, un fondo especial que se asigna a diferentes empresas, incluidos municipios, para promover oportunidades de empleo.

“Para mí ese dinero es importante, número uno porque nos corresponde y dos porque ese dinero de Ley 52, por ejemplo, ya yo lo utilicé para pagar nómina y me deben $52 mil. De otra parte, del Fondo de Funcionamiento Municipal me dan una partida cada tres meses. Se supone que en diciembre recibiera $250 mil y no los he recibido todavía”, dijo Irizarry.

Aun así ha podido “sacar de aquí y de allá” y no vislumbra el despido de empleados o el cese de algún servicio.

“El cash flow es poco -y hemos tenido problemas para pagar a algunos suplidores- pero basado en mi experiencia administrativa todavía tengo el municipio a flote y pude, incluso, cerrar el año con un superávit, pero ese dinero es pagar pagar la deuda que dejó la pasada administración”, indicó el mandatario municipal en referencia a que heredó un déficit de $5.2 millones que ha  disminuido a $1.7 millones.

Medicina amarga

De todos modos, Irizarry tiene un plan establecido en caso  de que el panorama empeore y tenga que tomar medidas drásticas.

“Si esto sigue mal tendré que suspender a los 40 empleados transitorios que tengo por contrato y que, actualmente, son los que se encargan de recoger la basura y dan otros servicios a la ciudadanía, como el de ama de llaves”, alertó.

Dijo que, de recibir el dinero que se le adeuda, podría estabilizar las finanzas del municipio. “Estoy acostumbrado a administrar con poco cash flow y he cumplido con el retiro de empleados, su plan médico y su seguro social. Y eso, al igual que la estabilidad de los 285 empleados regulares no los tocaré”, agregó.

Mientras, al Gobierno le sugirió  “bregar con la situación” y si es posible adelantar las remesas. “Sería un alivio dentro de la  crisis. Hay poca liquidez en el País y es algo que venía anticipando hace tiempo. Yo sabía que el problema de la situación actual iba a llegar a los municipios y ya los alcaldes no encontramos qué hacer. Se nos hace complicado”, reiteró.