El virtual empate de los candidatos a la Gobernación de los partidos principales podría significar la erosión del voto de los partidos minoritarios si sus electores se convencen de que su sufragio vale más derrotando al gobernador Luis Fortuño.

Enamorar a ese electorado no va a ser fácil porque el PPD “ha estado pescando en la misma charca que el Partido Nuevo Progresista” con la intención de conquistar a los electores penepés, y eso va a provocar, según el analista Benny Frankie Cerezo, que la consigna del PPD sea simplemente “Fortuño, sí o no”, no algo ideológico.

“A menos que la distancia entre Fortuño y García Padilla suba a un 10%, lo que veremos es un realineamiento con el Partido Popular por un sentido de ética. Sé de independentistas que dicen que van a votar por Alejandro, no por calificativos políticos, sino porque ven en Fortuño cuatro años de ‘estos bandidos, de estos perversos’”, dijo el líder independentista Julio Muriente.

Esa gente dijo que ve el 4%, el 2% o el 1% de su partido con un valor ínfimo, comparado con el valor que esa misma cantidad de votos tendría en el PPD para ganar.

El secretario de Estado, Kenneth McClintock, disiente de esto. Para el líder estadista, el 8% que acumulan los partidos de minoría en la encuesta de El Nuevo Día, si se mantiene, es cantidad suficiente “para enviar un mensaje poderoso de insatisfacción”.

“El moméntum es de Fortuño”, repetían ayer los líderes del PNP, que celebraron que el sondeo le hubiese dado “aire” a su candidato.

En el tercer trimestre del año, Fortuño es el único candidato que sigue aumentando sus votos, mientras que García Padilla –que cuenta con el 96% del endoso de los populares– “ya no tiene tela de dónde cortar”, dijo el titular de Estado.

¿Qué ayuda al gobernador? El mensaje estadista puede ser un factor. Otros son: el estar destacando su obra, contar con más dinero para la campaña, repetir hasta el cansancio que García Padilla no es el candidato más hábil, e incluso que este se le parezca en ciertos aspectos de un perfil conservador.