Miles de personas llegaron ayer hasta el coliseíto Pedrín Zorrilla, en Hato Rey, para tratar de conseguir una de las 361 plazas de trabajo disponibles en la Administración de Servicios Médicos (ASEM).

No fueron pocos los que llegaron desde temprano y desafiaron una lluvia madrugadora y, luego, un sol inclemente durante varias horas para llenar las solicitudes y entregar los documentos requeridos para optar a ocupar una de las plazas que corresponden a puestos que estaban disponibles por renuncias o jubilaciones, así como puestos nuevos, pero que estaban congelados.

Hasta el Pedrín Zorrilla llegaron personas con todo tipo de perfil: desempleados, otros en busca de un segundo ingreso, profesionales graduados y otros que simplemente intentan echar hacia adelante su vida.

“He solicitado (trabajo) en muchos hospitales en el área de Caguas, pero no ha surgido nada. Por eso me quedaré en la filita a ver si algo cae”, dijo Reynaldo Molina, con resignación, al ubicarse al final de la línea.

“Hubiera querido dormir aquí para llegar primero, pero aquí estoy”, agregó el enfermero y técnico de sala de operaciones.

Antes de abrir el acceso a las 8:00 de la mañana, la fila se extendía desde las puertas del coliseíto Pedrín Zorrilla, atravesando el estacionamiento, hasta la entrada al parque Luis Muñoz Marín, por la avenida Domenech.

ASEM aseguró que se le entregarían solicitudes a todos los que llegaran a la instalación, pero Daniel Vargas, otro de los solicitantes, no se quiso correr ningún riesgo y esperó durante 20 horas. Su deseo de encontrar un empleo estable lo llevó a llegar al mediodía del domingo al Pedrín Zorrilla, mientras corría en todo su apogeo el Día Nacional de la Zalsa en el aledaño estadio Hiram Bithorn.

“En estas situaciones, cuando hay convocatorias, vienen muchas personas, pero no vinieron tan temprano. Fue al amanecer de hoy (ayer) que se duplicó la cantidad”, sostuvo Vargas, quien se entretuvo administrando la lista de turnos hasta que se la entregó al personal de seguridad después de las 5:00 de la madrugada.

Poco después de esa hora, cuando la fila se acercaba al millar de personas, comenzó a llover. Algunas de las personas en fila corrieron a guarecerse, y ahí comenzaron los problemas. Algunos de los que estaban en la lista protestaron y los ánimos se caldearon, hasta que el personal de seguridad aseguró que se respetaría el orden en la lista.

Muchos, como Carmen Torres, han visto cómo la situación laboral en Puerto Rico los ha obligado a acostumbrarse a estas filas kilométricas.

Hace unos meses, Torres fue una de las que esperó varias horas cuando miles de personas hicieron turno para aspirar a 500 puestos de trabajo en la nueva sucursal de Walmart en Santurce.

“No tuve éxito. Hubo muchas personas, como aquí, necesitadas también. Esta vez espero ser una de las escogidas”, manifestó Torres, quien llegó a las 3:00 de la madrugada, deseosa de trabajar en cualquiera de los puestos disponibles.

“Tengo una niña y ahora se gradúa de cuarto año… Hay que ayudarla para la universidad”, agregó. “Le pedí mucho al Señor para ser bendecida y pueda tener mi trabajo, que es lo único que quiero”.

Otras, como Charo Rivera, de Toa Alta, y Magda Ramos, de San Juan, dijeron que se les ha hecho “cuesta arriba” conseguir un empleo en el área de enfermería, en gran medida por su poca experiencia laboral en el campo.

“Yo sí trabajo, pero en un laboratorio”, manifestó Giselle Martínez, quien señaló que busca la plaza para mantener el otro a tiempo parcial porque hoy en día un solo trabajo “no da, lamentablemente”.

“Por eso es que muchas enfermeras se van, porque no les pagan el salario como es. Y se necesitan, porque prefieren tener a tres enfermeras encargadas de un piso completo de 12 pacientes que tener a cuatro pacientes. Las explotan y luego se quejan cuando no hay eficiencia en el trabajo”, añadió Martínez, quien llegó al coliseíto a eso de la medianoche del lunes.

Mientras, la directora ejecutiva de ASEM, Anita Ríus, dijo que hoy también se atenderán a los solicitantes y que se quedarían hasta que no haya ninguno en la fila.

Después de recibir las solicitudes, habrá una preselección de personas que serán llamadas para entrevistas. Todo el proceso tomaría, aproximadamente, un mes.

“Con esto, esperamos reducir en gran medida el número de horas extras que estamos acumulando”, explicó Ríus, quien admitió estar sorprendida. “Yo esperaba mucha gente, pero no tanta como la que se ha convocado hoy aquí. Por lo menos, valió la pena darle esa oportunidad al pueblo”.

Precisamente, la cantidad de plazas ofrecidas versus los miles de asistentes dejó un sabor agridulce entre los participantes, pues sienten que las opciones son cada vez menos.

Juan Carlos Bermúdez, técnico de ortopedia, llegó desde Comerío, pues hace un año que quedó desempleado y no ha encontrado otro trabajo.

“Trescientas plazas para tanta gente, está feo esto”, dijo Bermúdez mirando la fila que tendría que hacer por varias horas. “Risa es lo que me da. Pero, nada, hay que luchar”.

Por momentos, la espera en la fila se convertía en un espacio en el que unos les daban apoyo a otros para sobrellevar la espera y compartían su frustración.

“Me dije que había una oportunidad, pero somos muchos y sé que todos queremos una oportunidad, pero esto es al que caiga, que Dios lo bendiga”, afirmó Molina.