Así fue denunciada repetidamente por gente preocupada por el potencial daño ambiental, más allá del que ya provocaron las tormentas. 

En un recorrido por la carretera PR-30, Primera Hora constató la tala, visiblemente errática, de cientos de árboles. Llama la atención que en muchos casos se trata de árboles cuyos remanentes no muestran señales de deterioro significativo. Más aún, un número considerable son árboles de maderas preciosas, como la caoba, acacia, narra y otras de alto valor en el mercado. 

Por si fuera poco, una cantidad sustancial de los árboles talados no tienen líneas de electricidad en el área, ni tampoco están lo suficientemente cerca de alguna carretera como para ser considerados un peligro de que puedan caer al pavimento y provocar accidentes, siendo esas las dos razones por las que se ordena el corte de árboles como parte de las labores de limpieza y recuperación. 

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Y todavía hay más. La inmensa mayoría de estos valiosos troncos es llevada a vertederos donde podría perderse bajo trituradoras, luego de que se le pague por peso a las compañías encargadas de la limpieza que los llevan allí. 

De hecho, al menos en el tramo de la PR-30 visitado, no era raro que a pasos de los tocones que quedan como testigos de lo que fue un impresionante árbol de decenas y hasta cientos de años, uno encuentre restos podridos o acumulaciones de ramas que no han sido recogidos, algo que lleva a preguntarse, una vez más, cuál es la guía para estos trabajos y qué se está haciendo para proteger o dar un buen uso al importante recurso maderero. 

“Luego de María, gente del Gobierno, las compañías que contrataron, comenzaron a cortar árboles porque iban a caer en las carreteras o estaban sobre los cables. Y eso en parte era así, pero después empezaron a cortar al garete”, comentó Andrés Rúa, de la compañía Puerto Rico Hardwoods, que por décadas ha trabajado con el manejo sustentable de recursos madereros y ahora se ha dado a la tarea de rescatar los troncos que acaban en los verteros creados luego de María para procesar esta “basura” vegetal. 

Los trabajos se están llevando a cabo por compañías contratadas por el Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP) y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos (Usace), aunque también algunos municipios, y en ocasiones hasta personas privadas, están ordenando estos trabajos. 

Pero Rúa lamentó que se contratara a compañías norteamericanas, “acostumbradas a trabajar allá con árboles y condiciones que son muy diferentes a las de acá”. 

“En un momento me reclamaron y me dijeron que me iban a llamar a la Policía, que estaba robando, que estaba poniendo en riesgo el dinero de los $60 millones de FEMA para el DTOP”, explicó, agregando que no fue hasta que hubo denuncias y presión a través de los medios que se comenzó a prestar atención al asunto, con la participación de varias agencias locales y federales, y les permitieron sacar un poco de madera.

Todo lo anterior contrasta con la posición oficial del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), explicó su secretaria Tania Vázquez Rivera, quien aseguró que de igual forma el DTOP había sido bien específico en su descripción del alcance de lo que se podía y debía hacer. 

“Hemos recibido quejas en el Departamento. Obviamente, las quejas que hemos recibido las estamos investigando”, dijo Vázquez Rivera, quien aclaró que se habían sometido tres quejas oficiales, y que estaba “casi segura” que una de ellas tenía que ver con los trabajos a lo largo de la PR-30. 

“Nosotros vamos a ver lo que pasó, y si hubo violaciones, le vamos a aplicar la ley, y se exponen a multas, restitución, o ambas”, afirmó la secretaria, quien agregó que también el DTOP y su secretario, “han sido bien claros en que se tienen que seguir todas las leyes”. 

Primera Hora ha recibido quejas de tala indiscriminada en Caguas, Gurabo, Juncos, Yabucoa, Manatí, San Lorenzo, Guavate, Río Piedras y Arecibo, entre otros lugares.