Como parte de una investigación del Senado sobre el impacto de la reciente baja en el precio del barril de petróleo en el costo de los bienes y servicios, el senador Luis Daniel Rivera Filomeno advirtió este martes que podrían legislar para obligar a las industrias a transferir esas economías a los consumidores.

Ante la Comisión de Relaciones Laborales, Asuntos del Consumidor y Creación de Empleos, que preside Rivera Filomeno, comparecieron representantes de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), de la Asociación de Restaurantes de Puerto Rico (Asore) y de la compañía naviera Sea Star Line para discutir cómo las fluctuaciones en el precio del crudo se reflejan en la facturación de los servicios que prestan.

Relacionadas

La investigación legislativa se basa en la reducción que ha experimentado durante los últimos meses el precio del barril de petróleo, que llegó a estar recientemente en $43. Sin embargo, esa tendencia reduccionista ha ido menguando los últimos días, cuando se ha evidenciado un leve alza en ese renglón.

“El consumidor no siente que le hayan transferido esos ahorros en bienes y servicios”, dijo a este medio Rivera Filomeno al concluir la vista pública.

“Hay que identificar un mecanismo que garantice que se transfieran esas economías. Me gustaría que fuera de manera voluntaria (por parte de las industrias), pero si no se da, de la misma manera que hoy los detallistas de gasolina tienen una regulación bien estricta, y tienen que traspasar esas economías a los consumidores, estaremos evaluando qué alternativas tenemos, ya sea a través del Departamento de Asuntos del Consumidor o a través de legislación nueva, pero de alguna forma tenemos que forzar que esa economía pase al consumidor”, subrayó.

Durante la vista, la ingeniera Sonia Miranda, de la AEE, mencionó que en la facturación por el servicio eléctrico inciden múltiples variables, como la compra de combustible, la compra de energía a cogeneradoras y los subsidios que se conceden a diversos sectores.

“La proporción de aumento o reducción en el precio del combustible no es equivalente al aumento o reducción en los factores de ajuste por combustible y, por ende, en la factura”, indicó Miranda.

Explicó, además, que la fórmula con la que se calcula el ajuste por combustible funciona a base de estimados, y se computa previo a la facturación, por lo que luego hay que revisar los números para determinar si hay que devolver o recobrar de los clientes alguna cantidad para acercarlos al consumo real del combustible con el que se genera electricidad.

“Por esta razón, las reducciones o aumentos en el precio de combustible podrían no reflejarse de forma inmediata en la factura”, acotó la ingeniera de la AEE.

Rivera Filomeno solicitó a la AEE un desglose mensual del costo de energía por kilovatio-hora en el 2014 para comprobar si hay alguna diferencia entre principios de ese año y el último trimestre, cuando comenzó a descender el precio del crudo.

Por su parte, Rey Vega, presidente de la Junta de Directores de Asore, expresó que, aunque la industria de restaurantes ha experimentado una reducción en su factura de energía eléctrica, esa baja ha sido “mínima”.

“Aunque la tarifa comercial no es igual a la residencial, francamente desconocemos las razones por las cuales la factura de energía eléctrica no contiene una reducción tan significativa como la que vemos en la bomba de gasolina o en las facturas residenciales”, dijo Vega.

El líder de Asore, que representa a cerca de 4,500 negocios de la industria de restaurantes, planteó que los miembros de ese sector han tomado medidas para utilizar la energía de manera más eficiente, y generar ahorros en su consumo energético. Destacó que los costos de electricidad componen el 10% de los gastos operacionales en los comercios de alimentos preparados, y que en ocasiones, esa partida supera los gastos de renta.

Al igual que la AEE, Vega señaló que en el costo de los servicios que ofrecen intervienen varios factores, como los gastos de nómina y de los propios alimentos, lo que le imposibilita precisar cómo se podría reflejar la baja en el precio del petróleo en lo que cobran a sus clientes. Comentó también que no han experimentado una reducción en la tarifa que pagan por el transporte marítimo y terrestre de su materia prima.

Asimismo, indicó que la organización que encabeza no puede regular los márgenes de ganancia de sus socios para controlar hacia dónde revierten sus economías, y enfatizó que eso corresponde al mercado.

“El mercado es el que va a dictar hacia dónde va. Hace seis o siete años, puedo asegurar que en la industria de restaurantes los precios han estado congelados”, expresó al abundar sobre los esfuerzos que han realizado para mantener los precios de los productos competitivos.

Mientras, Eduardo Pagán, vicepresidente y administrador general de Sea Star Line, aseguró que han transferido a sus clientes directos todos los recortes en los gastos por el combustible que utilizan sus embarcaciones.