El representante Luis Vega Ramos informó que está en conversaciones con su colega Lydia Méndez para poner en calendario las vistas públicas sobre el Proyecto de la Cámara 2258, que brindaría a ciertos pacientes con enfermedades terminales la opción de escoger cuándo y cómo quieren morir.

Preliminarmente, se ha establecido que las vistas comenzarían a mediados de febrero. No obstante, todavía no se ha detallado la fecha exacta en la que comenzarían a analizar la propuesta legislación.

La coordinación responde a que la pieza legislativa, de la autoría del representante popular Ángel Matos, está asignada tanto a la Comisión cameral de lo Jurídico, que preside Vega Ramos, como a la de Salud, encabezada por Méndez.

“Le daremos a esta medida el análisis ponderado y sosegado que merece”, aseguró Vega Ramos en entrevista telefónica con este medio.

“En este tipo de proyectos que tienden a ser controversiales, me gusta abordar la discusión de forma que todos los sectores expresen sus posiciones”, manifestó el legislador, quien auguró una mirada profunda a las implicaciones legales y de salud pública ligadas al proceso de legislar sobre la muerte asistida.

La medida en cuestión propone crear la “Ley de asistencia en el proceso de muerte para tener una muerte digna en pacientes con enfermedades terminales”.

Si prosperara la pieza, Puerto Rico se uniría a las cinco jurisdicciones de Estados Unidos donde las personas con enfermedades terminales, cuya prognosis es de seis meses o menos de vida, pueden obtener una receta médica para provocarse la muerte en el lugar y momento que escojan, sin verse forzadas a sufrir una prolongada agonía o la pérdida progresiva de facultades antes de expirar.

Según ha indicado el representante Matos, su medida se inspiró en el caso de Brittany Maynard, quien al recibir un diagnóstico de cáncer terminal del cerebro en enero de 2014, decidió mudarse de California a Oregon, donde la ley de muerte digna le daba el derecho de obtener un fármaco letal y la libertad de tomarlo cuando ella decidiera que era el momento adecuado.

Y así lo hizo el pasado 1 de noviembre de 2014, cuando ya su rostro estaba deformado por los medicamentos para paliar los dolores que le provocaba el agresivo tumor dentro de su cerebro. Para entonces también sufría frecuentes convulsiones que la dejaban débil, adolorida y sin poder hablar, según su propio testimonio.

“Espero que por el bien de otros ciudadanos estadounidenses, para todas las personas a las que les estoy hablando que no he conocido, que nunca conoceré, que esta opción, este derecho, se les extienda también a ellos. Que nos movilicemos, seamos vocales, comencemos a hablar de ello. Decidí compartir mi historia porque sentí que este asunto de la muerte con dignidad es incomprendido por muchas personas en nuestra comunidad y cultura”, expresó Maynard en un vídeo publicado en el portal de Compassion & Choices.

Esa entidad aboga por que más estados adopten legislación que permita algún tipo de suicidio asistido o flexibilidad en la toma de decisiones de los enfermos terminales.

Su historia ha levantado el debate para lograr que múltiples periódicos publicaran editoriales a favor de cambios en la política pública de la muerte digna.

Además, legisladores en cinco estados, incluido California, estado natal de Brittany, se comprometieron a presentar legislación con esa finalidad.

“No puedo decirles el enorme alivio que me provee saber que no tengo que morir de la forma que me han descrito, si el tumor cerebral tomara total control de mí”, exclamó la joven en otro punto del vídeo.

Junto con Oregon, Vermont, Washington, Nuevo México y Montana tienen leyes similares.

La Ley de Oregon se firmó el 27 de octubre de 1997 y requiere que la Autoridad Sanitaria de Oregon recolecte información sobre los pacientes y los doctores que hacen uso de la ley para publicar un reporte estadístico anual.