Cada vez son más las personas que por simplificarse la vida o por honrar la libertad para escoger optan por las tarjetas de regalo cuando quieren hacer un obsequio.

Ante el creciente número de estos usuarios y la ausencia de una política uniforme respecto a la utilización de este mecanismo de pago, el Senado aprobó este martes un proyecto que crearía la Ley de Tarjetas de Regalo.

La medida, de la autoría del senador novoprogresista Carmelo Ríos, ampliaría las disposiciones de la Ley de Responsabilidad y Transparencia de las Tarjetas de Crédito, que a nivel federal regula desde el 2009 los cargos por servicio o inactividad y la fecha de expiración que algunas compañías imponen al usar las tarjetas prepagadas.

“Según la información que tenemos, (las tarjetas de regalo) son el artículo número uno en ventas al dar un regalo”, comentó Ríos a este medio al destacar que se estima que en la Isla se invierten cerca de $120 millones anualmente en estos artículos.

Si la medida se convierte en ley, ninguna tarjeta de regalo podrá expirar antes de que se cumplan los cinco años de su expedición, y si no establece por escrito el término de caducidad, se interpretará que no tiene fecha de vencimiento.

De igual forma, se prohibiría a las compañías que cobren cualquier cargo por iniciar o activar la tarjeta, o por reactivarla luego de un período en el que no haya sido utilizada o que fijen cargos de mantenimiento relacionados con su uso.

Asimismo, la pieza legislativa establece que cuando el balance restante sea menor a $5, el poseedor de la tarjeta podrá reclamar que se le devuelva el dinero en efectivo.

Al asumir un turno a favor del proyecto, Ríos recordó que durante el cuatrienio pasado las cámaras legislativas aprobaron una medida similar, que nunca se convirtió en ley porque no especificaba a qué tarjetas le aplicaba.

La pieza ratificada por el Senado -con 26 votos a favor y el voto en contra del senador popular Ramón Luis Nieves- aclara que sus disposiciones no aplican a las tarjetas de regalo de “circuito abierto”, que son aquellas que pueden utilizarse para gastos y compras en diferentes establecimientos no afiliados entre sí en donde la marca, como Visa, Master Card o American Express, sea aceptada.

El proyecto de ley excluye, además, a los certificados emitidos en papel, las tarjetas prepagadas de telecomunicaciones, las tarjetas recargables que no son mercadeadas o identificadas como tarjetas de regalo, las que son emitidas como parte de un premio o promoción y que no conlleven desembolso de dinero, ni las que hayan sido adquiridas previo a la aprobación de la ley.

El Senado acogió una enmienda propuesta por la Asociación de Bancos para que tampoco aplique a aquellas tarjetas de regalo que sean emitidas o administradas por una institución bancaria.