Al garete.

Así manejaba el entonces alcalde Lemuel Soto el Municipio de Arecibo, según un contundente informe de auditoría que hizo público ayer la Oficina del Contralor de Puerto Rico (OCPR).

El informe contiene 26 hallazgos, entre ellos ocho desviaciones de ley y reglamentación relacionadas a las operaciones del Municipio y la administración de los presupuestos del periodo comprendido entre 2008 y 2011.

Las irregularidades que el Contralor corrobora incluyen el pago de aumentos de sueldos para los empleados sin que el Municipio contara con fondos para poder pagarlos. Justificaba el alza sobre estimando ingresos y usando fondos no recurrentes.

El informe también da cuenta de la transferencia de partidas presupuestarias sin que el Ejecutivo le consultara a la Legislatura Municipal y del uso de fondos del “barrilito” legislativo destinado para obras permanentes, que terminaron pagando gastos operacionales y de nómina.

El Gobierno municipal también incurrió en sobregiros en sus cuentas bancarias.

La auditoría revela además falta de controles en el manejo de los fondos de los dos asilos del Municipio y en el manejo de los cobros del estacionamiento del Coliseo “Petaca” Iguina.

En el caso de uno de los asilos, Villa Campestre, se destaca que era una mecanógrafa la que hacía los recaudos –los ancianos aportaban parte de su seguro social- y también la encargada de depositar el dinero, actividades conflictivas.

La OCPR anota que se le adjudicó la subasta de una máquina pavimentadora a un licitador que no fue el menor postor y que el hoy ex alcalde usó ingresos del vertedero para fines distintos a lo dispuesto en el contrato de esa facilidad.

Bajo el gobierno de Soto tampoco se llevaban a cabo con rigurosidad las conciliaciones bancarias, y hasta se “dieron de baja” o decomisaron obras de arte, fotografías, colecciones de sellos y postales de la Casa Ulanga y del Museo de Historia, porque dos directores de finanzas las creyeron inservibles.

Otro de los hallazgos revela que los accidentes con vehículos municipales -62 en total- no se investigaban y que cuando el Contralor fue al Municipio no encontró 244 unidades valoradas en $73,408.

Arecibo llegó a tener en el año fiscal 2008-2009 un déficit de $9.6 millones, o del 22% del presupuesto; y en 2009-2010, de $11.7 millones o del 26% de la partida presupuestaria total. Los sobregiros eran la orden del día y en 2010 alcanzaron los $22.6 millones en ocho fondos municipales.

“El Alcalde y los directores de Finanzas no administraron eficientemente las finanzas del Municipio”, se concluye en el informe, uno que no fue referido a Justicia, ya que aparenta no estar relacionado a actos de corrupción, según se explicó ayer en la OCPR.

La Legislatura Municipal fue condescendiente con Soto.

En contravención con la ley lo autorizó a reasignar unas partidas presupuestarias para tres proyectos de construcción, aún cuando los fondos no estarían disponibles.

El informe menciona asimismo que se realizaron pagos por la construcción de dos obras y el diseño de unos planos para una torre municipal, proyectos “sin utilidad” porque los dos primeros fueron cancelados y para la torre no había dinero para construirla.

Sobre las conciliaciones bancarias, se arrastraban los pies a la hora de llevarlas a cabo, tanto que los atrasos fluctuaban entre 10 y 24 meses.

Tampoco se cuidaban las inversiones. No se solicitaban cotizaciones para los certificados de depósito y el dinero lo retiraban antes de la fecha de vencimiento del producto, lo que conllevaba penalidades.

En medio de tanta crisis, el Municipio pagó $1.6 millones por discrimen político y despidos injustificados. Para uno de los casos hizo hasta una emisión de bonos de $805 mil.

Esa emisión tiene el efecto de multiplicar el costo para el pueblo.

A esta fecha le quedan otras 66 demandas por resolver, que podrían sumar $13.3 millones en el pago de daños.

Jura que fue responsable... ¿en serio?

Soto dijo a Primera Hora que se fue con la frente en alto y con la “satisfacción de un trabajo bien hecho”. Es más, aseguró que se siente tranquilo y confiado, ya que “actuó de manera responsable”.

El ex alcalde calificó los devastadores hallazgos del Contralor como meras “querellas administrativas”, nada que fuera algo “crítico”.

“Nosotros trabajamos responsablemente... contestamos todos esos señalamientos a la Oficina del Contralor y en aquel entonces le dejamos saber que nos encontrábamos en el proceso de corregir esas situaciones”, dijo.

Soto, que este año se reincorporó a su antiguo puesto como secretario médico-legal en la oficina regional de la Corporación del Fondo del Seguro del Estado, dijo que muchos de los señalamientos que se hicieron sobre el manejo de los fondos municipales surgieron por un alegado “movimiento político” en su contra por parte de la pasada administración del gobierno central. “Todo el mundo sabe que existieron unas discrepancias entre la administración municipal y la estatal y por eso me aguantaban los chavos”, dijo.

¿Lemuel Soto está tranquilo?

Estoy tranquilo. Busquen los señalamientos pero también busquen cuáles fueron las correcciones que, responsablemente, hicimos. Busquen en los otros municipios y verán que hay otros pueblos que hacen que Arecibo se vea chiquito al lado de los desastres que tienen.